Santa Nevada por @Arassha

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Érase una vez

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Érase una vez...

No. Es muy cursi. Pensó Ander. Tecleaba las primeras líneas de un relato en la pantalla de su celular. Estaba ensimismado en la tarea que no se percató en la sección de la biblioteca en la que ingresó. Tomó asiento en la primera silla que halló libre y prosiguió con su labor narrativa, mas no pudo culminar lo que sería el comienzo de su nuevo trabajo cuando fue interrumpido por una voz femenina.

—¿Qué opina usted, señor Llanos? —preguntó la presentadora—. Signore, Llanos...

—Mi scusi. Estaba respondiendo un mensaje de mi editor —se excusó con una mentira—. ¿Puede repetir la pregunta?

La mujer lo miró con severidad por encima de sus lentes.

—Escritores de otros géneros aseguran que escribir romance es sencillo, ¿usted piensa lo mismo?

Ander compuso una mueca confusa, ¿por qué le preguntaban sobre romance cuando el evento giraba en torno al terror? Su cuerpo se tensó ante un pensamiento, dio un vistazo alrededor: todos los asistentes eran mujeres. Alzó la mirada, un gran cartel en tonos pastel rezaba: Romance en Navidad. Maldijo su despiste, cómo pudo cometer aquel error y caer en el salón de Cupido.

No conocía a la presentadora, pero sin duda la pregunta formulada era para dejarlo en evidencia frente a esas mujeres, que no dudarían en atravesarle el corazón con una flecha de plomo si decía algo que ofendiera a su género amado.

—Bueno, desde mi punto de vista, escribir una historia de romance no parece tan difícil como escribir un libro de misterio, fantasía o ciencia ficción, por ejemplo. —Voces molestas se elevaron en el salón—. No me malinterpreten, no estoy menoscabando el género romance, solo que existen otros géneros que son más complicados de escribir. —Los abucheos se intensificaron. Tragó saliva, debía escapar antes de que sacaran las antorchas—. Lo que quiero decir...

—Lo has dejado muy claro, escribir romance no se compara en nada a escribir terror —lo interrumpió una mujer de cabello castaño claro y de contextura menuda, se irguió de su asiento y se paró frente a él. Las asistentes la aplaudieron—. Ma ti sbagli.

Ander la reconoció de inmediato. Si había algo peor que lectoras de romance enojadas, era una escritora de romance enojada; y tenía que ser precisamente ella: Luciana Mancini, la mujer que lo desequilibraba con solo oír su voz. Apretó la mandíbula y caviló en cómo salir airoso de la discusión que se avecinaba con su amor secreto.

—Tomando en cuenta que las historias de amor terminan con un final feliz, para llegar a ese punto, el camino que recorren los protagonistas no debe ser tan complicado —manifestó con indiferencia.

—¿Has leído libros de romance? —preguntó Luciana con expresión molesta—. Claramente no —prosiguió ella, dejando al escritor con la palabra en la boca—. Para ti escribir romance no tiene ningún mérito, ¿verdad?

Like it's Christmas Where stories live. Discover now