Bi panic.

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No estaba en mis planes salir de casa.

Selene, mi mejor amiga, estaba castigada por haber saltado por la ventana de la habitación de sus padres para ver al imbecil de su novio. Yo no podía estar en su casa porque sus padres le prohibieron ver a cualquier persona.

Vaya mierda, ¿verdad?

Aburrida, dentro de mi habitación, decidí levantarme y dejar a un lado Instagram. Me vestí con unos pantalones rojos de piel sintética y un top negro con encaje, me coloque las botas, algunos accesorios y me hice un delineado negro.

Salí de casa, mi mamá no estaría en toda la noche y mi padre estaba de viaje. Tome el auto de papá, quizá no era prudente llevarlo, pero las calles eran inseguras a estas horas de la noche.

Conduje con precaución –acababa de aprender a manejar– hasta llegar a la casa que marcaba la dirección del grupo de WhatsApp, estacione el auto y baje de el, asegurándome de cerrarlo bien y no dejar cosas de valor a la vista.

Luego de unos pasos, me encontraba frente a la puerta de la casa, me adentre y camine sobre el pegajoso piso, lleno de líquido y una que otra golosina que tal vez crujía con el pisar de las personas, quienes estaban encerradas en su mundo, riendo y bailando.

Suspiré.

Salude a varias personas mientras iba a la cocina o a donde estaba el alcohol, lo necesitaba.

Ame: Seeel.
Ame: ¿fue buena idea venir a esta fiesta?🧍🏻‍♀️

Sabía que no iba a contestar, quizá estaba dormida. Eran la 1 am.

Tome un vaso rojo y serví vodka con refresco de limón, di un sorbo y me recargue en una pared. Ni siquiera se cuantos vasos había bebido, pero comenzaba a marearme.

—Heeeyyy —saludo Ximena al verme.

—Xime —sonreí y choque su vaso con el mío.

—¿qué haces aquí? —tomo mi mano libre y me arrastró con ella— Vamos bailaaaar.

No me resistí, me aferre a ella y le sonreí. Quería divertirme…

No siempre consigues lo que quieres.

Daniel estaba bailando con una tipa (guapa), la sostenía de la cintura, ambos sonreían. No parecían estar sobrios.

Mis ojos ardieron. Mi garganta tenía un nudo. Mi mente dejó de actuar con coherencia.

—Ahora vengo —avise.

Camine con coraje hasta las escaleras que guiaban a no se que parte de la casa…

Fue entonces cuando la vi. Cabello corto, ojos redondos y cafés, labios gruesos, mejillas sonrojadas (tal vez por el calor), nariz casi recta. Complexión media, unos pantalones cargo y un top sin mangas bajo ese cuerpo que parecía esculpido por dioses.

Me acerque sin dudar.

—Holaa —sonreí y alborote mi cabello.

Enarco una ceja con expresión seria.

—¿Cómo estas?... ¿Vienes con alguien? —inquirí curiosa.

Mi celular vibró, le di un vistazo de reojo.

Selly: Maybe si. ¿Y si me escapo para ir contigo?

—¿Importa? —respondió y metí mi celular en el bolsillo.

—Quizá… oye. Necesito ayuda, y quien mejor que tu —asentí con una sonrisa de boca cerrada—, hace ¿diez? ¿Once horas?, bah, hoy termine con el estúpido de mi novio…

Amor de cine.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora