Kaveh

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Era increíble ver cómo alguien que parecía tan ajeno a aquello, en ese momento me transmitiera a base de caricias y besos aquellos sentimientos tan intensos. Pensaba en como me molestaba a diario con pequeñas cosas y en cómo peleábamos a menudo, pero, sin embargo, nunca alargábamos aquellas discusiones. Pensaba que se trataba del hecho de que nos acostumbramos a estar el uno cerca del otro, pero no era así, al parecer esto provenía de mucho tiempo atrás. Que tonto fui al no darme cuenta antes...Era una fría tarde de invierno. Habíamos almorzado junto con Aerher, Collei, Cyno, Tignari y Candace con motivo de la celebración del futuro matrimonio de la parejita. Si, en efecto, después de unos años, Tignari y Cyno por fin darían el gran paso en primavera. Estábamos dichosos, por fin las cosas parecían avanzar, al menos para algunos. En mi caso, seguía atascado en una situación de la cual si soy sincero, tenía miedo de salir, pero, quizás era el momento para hacerlo. Tras la comida y haber bebido un par de copas, algunos querían marcharse, pero digamos que debido a cierto personaje, no pudieron hacerlo. Diluc, quién era un conocido nos invitaba a su casa para una cata especial, ya que su pareja no podría asistir a la comida y algún trato raro hicieron para que esto pasara, pero bueno, esto no viene al caso. La cuestión es, que probamos algunas delicias acompañadas de un magnífico vino, el cual sería el mismo que servirían en la boda, o al menos eso prometía Diluc. Al parecer sería su regalo para la feliz pareja.- Sabía que os gustaría la idea. - Decía un joven de piel morena que apenas entraba por la puerta. Se acercaba hasta Diluc y lo besaba en la mejilla. - Siento llegar tarde, pero algunos clientes son demasiado pesados y ridículos. - el ambiente había cambiado un poco, o al menos se notaba cuanto se relajaba cuando la pareja estaba junta. - Si tan pesados eran, simplemente debiste cerrarles el pico y acabar la relación. - respondía Diluc aún sin que el otro preguntara. - Si, claro. Entonces según el maestro Diluc deberíamos perder a cada cliente que intente conseguir algún beneficio extra. Entonces no conseguirías ningún beneficio y la bodega se iría a pique. - al terminar la frase Kaeya suspiraba y negaba como si quisiera decir que el anterior no tenía remedio. - En fin, aunque no pueda presumir de tus dotes sociales, al menos nadie puede negar que tienes la mejor intuición para elegir el vino correcto.- Era cierto, pese a lo serio que era, y poco sensible que pareciera, al menos demostraba tener su lado amable con su círculo cercano. Es por ello que todos catamos algo indiscutiblemente atrayente en nuestro paladar. Estoy seguro que si tuviera que engatusar a alguna persona que no fuera precisamente fan del vino, lo conseguiría.Rato después, se comenzaba a notar el paso del tiempo, y al parecer alguno que otro, aquella tarde se quedó de más. Tignari pese a haber bebido poco, se quedaba dormido en el hombro de Cyno, yo por mi parte no estaba tan mal, pero tampoco podría apostar por ello ya que creo que divagaba bastante, Aerher estaba para el arrastre, pero al menos Collei estaba totalmente sobria ya que no bebió vino al parecer debido a medicamentos que estaba tomando, prefería resguardarse para otra ocasión según decía, además que en ese momento se agradecía para que nos llevara de vuelta. Sin embargo Al... Odiaba ver qué tan bien se encontraba en ese momento, que demonios, no se suponía que había bebido igual o más que yo, entonces por qué, por qué estaba en tan buen estado y no necesitaba ayuda como yo lo hacía. - Es porque no he bebido tanto. Y antes de que te lo preguntes, solo tomé dos copas, tú te bebiste un par de botellas enteras. - -No... n..o esh verdah. Hic. - Si, estaba muy borracho, pero que más daba, era un momento para celebrar y no para entristecerse, es por ello que cuando noté que la persona a mi lado empezaba a quejarse aún más, decidí molestarlo apoyando mi cabeza en su hombro, tras lo cual creo haber escuchado un suspiro y una pequeña risita femenina. Cerraba mis ojos y despertaba en la cama, con la cara de Al frente a mi. Al parecer me tuvo que cargar hasta el lugar, probablemente me llevaría un buen rapapolvo más tarde, pero hasta entonces...- Duerme. Mañana ya ajustaremos cuentas tú y yo. - No parecía enfadado, era extraño. - Eshpea... - decía para agarrar su muñeca y no dejarlo ir. Me levantaba a duras penas para quedarme sentado y lo encaraba. - Dento de poco... voy a marsharme. Meshas de menos... - en ese momento por alguna razón estaba más tranquilo de lo que pensé en un principio, quizás fuera tan solo un sueño y tan solo se lo estuviera diciendo a mi propio subconsciente. Eso era, tan solo un sueño así que simplemente había que aprovechar, de todas formas esa persona nunca era tan amable, si realmente fuera él, ya me habría pateado el culo, y más después de beber tanto. Probablemente me despierte en el sofá con una manta a lo mucho. Lo miré a los ojos algo desesperado, pero dispuesto a tumbarlo y pasar un rato increíble con él, y así lo hice. Tras unos segundos termine con la imagen que en mi cabeza había idealizado del propio Al-Haitam debajo mía.- Dime Al, ¿me echarás de menos? -- ¿Por qué tendría que hacerlo? Eres tú quien quiere marcharse hace mucho. -- No has respondido a mi pregunta, pero imagino que por fin podrás tener vida propia y buscarte a alguien, aunque conociéndote no pareces muy interesado en tener pareja o siquiera sexo. Puff, no entiendo cómo te diviertes. No quedas con nadie, apenas ves la tele, y solo te dedicas a tu trabajo, cuando tienes tiempo libre tan solo lees. Deberías socializar más, y hablo de gente real no solo los personajes de tus libros. - El otro reía en respuesta, como lo maldecía en ese momento, él estaba demasiado tranquilo y su risa, su risa la detestaba quería deborarla y dejar de observarla. Simplemente lo hice, era un sueño después de todo, sino, por qué él me dejaría tumbarlo debajo de mi sin hacer nada.Besé sus labios de forma intensa, deboré aquella sonrisa que tanto corage me daba, ¿por qué el real nunca me daba una así?, ¿acaso me odiaba?, ¿o solo no tenía nada por lo que sonreír?.

AñoranzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora