Al-Haitam

8 0 0
                                    

" Me marcho, ya no te seré una carga nunca más. Kaveh. "

De nuevo se vino a mi mente aquella nota, incluso aunque me estuvieras besando, no podía sacármela de la cabeza, y esto parecía una despedida.

- No...- un trueno interrumpía mis palabras, y la lluvia nos obligaba a volver al coche a toda prisa. Al final volvíamos a casa sin decir una palabra.
Tu parecías algo nervioso y yo estaba impaciente por llegar y... No estaba seguro, por un lado, podría simplemente tomarte de la muñeca y llevarte a mi habitación para continuar con algo que deseaba hacer, que ya habríamos hecho de no ser por mi, pero que no recordarías, o por otro lado, simplemente dejarlo estar. Llegados a este punto, jamás me decantaría por la segunda opción.
Llegamos a casa y en cuanto el coche entro en el aparcamiento y la puerta comenzaba a bajar, quité tanto mi cinturón como el tuyo, y tumbé tu asiento sin dejarte escapatoria. No iba a malgastar el tiempo aún más, era hora de ser sincero y dejarse llevar, no por el alcohol, sino por los sentimientos que en ese momento gritaban por salir.

Estaba sobre ti, mirándote. No podía parar de pensar en los hermosos ojos que tenías, en ese suave y brillante cabello que tanto cuidabas, pero que en ese momento estaba mojado, y por último, en aquellos labios que no dudaría en besar en ese mismo instante. Sin pensarlo más, pasé a devorar aquella fruta que delante de mis narices se hallaba.
Mientras te besaba, mi mente se perdía y dejaba llevar a la par que se intensificaba tanto el beso como mis sentimientos, sin embargo, tú parecías tener otros planes. Me forzaste a apartarme mientras me mirabas como si te faltara el aliento, era entendible, aunque, si que querías decir algo.
- Deberíamos... - comenzabas a gesticular con dificultad, y por alguna razón eso me estaba poniendo nervioso. No sabía lo que ibas a pedir, esperaba tan solo que no fuera parar. - tomar una ducha. - tu tono parecía de pregunta, y debido a la forma en que me mirabas sabía que mis temores no se cumplirían. Tú también deseabas continuar, pero tus palabras me hicieron conscientes de que aún seguíamos mojados, por lo que la idea de entrar en casa y tomar un baño juntos, no parecía tan descabellada.
Sonreí, te besé y abrí la puerta para que pudiéramos salir los dos. Tomaste mi muñeca para tirar de ella y que te siguiera. Cuando quise ser consciente, ya nos estábamos devorando bajo el agua, bajo esa cálida lluvia que salía del grifo. Acariaciaba y besaba tu cuerpo sin necesidad de contenerme, y tú hacías lo mismo. Tiempo después pasábamos a la cama y tras saciar casi por completo nuestra hambre, yo terminaba sobre ti, aferrándome a tu cuerpo y cayendo dormido.

Horas después, despertaba. Seguíamos en la misma posición. Yo sonreí pensando en cuan hermoso eras en aquel momento, y sin darme cuenta, mis labios ya se habían posado sobre tu frente y bajado hasta los tuyos. De un momento a otro, mi estómago molestaba, lo cual me recordaba que no habíamos siquiera cenado la noche anterior. En ese momento decidí hacer el desayuno.
Salí de la cama y me dirigí directamente a la ducha, necesitaba una a fin de cuentas, además, de esa forma podría calmarme y pensar en mí siguiente movimiento, en como quería que se desarrollara la situación, y en como te impediría marcharte de mi lado, porque si, aún daba vueltas en mi cabeza a aquella maldita nota que encontré el día anterior.
Mediante los anteriores pensamientos rondaban mi mente, unos brazos ajenos tenían sus propios planes. Eran los tuyos, los cuales me abrazaban desde atrás. En ese momento te aferrabas a mi apoyando tu frente en mi hombro cosa que no iba a ignorar. Giraba mi cabeza para tener una mejor visión de ti, mientras tú alzabas la tuya y me besabas. Tras unos instantes observaba tus ojos, esos hermos ojos cuyo brillo asemejaban a joyas preciosas.
"Tan hermoso."
En ese momento te sonrojaste. Al parecer mi pensamiento no se quedó solo en eso, sino que lo compartí contigo sin darme cuenta. Ya no había vuelta de hoja, era si o si. Tú ibas a quedarte a mi lado.
Giré mi cuerpo para poder tenerte de frente, tomé tu barbilla con mi mano derecha y te miré directamente a los ojos. No necesitaba hacerlo de forma espectacular o algo por el estilo, sino tan solo decirlo.
- Te amo. - De esta forma... terminaba por besarte como tantas veces lo había hecho antes de esto, y me abrazaba para finalmente cerrar mis ojos y disfrutar del contacto entre nuestros cuerpos. 

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Apr 30 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

AñoranzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora