Capitulo 2

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-Jaque mate, Kenshi-san.-Zoro estaba perplejo, no sabia en que momento del juego había perdido la mayoría de su ropa y ahora solo quedaba su ropa interior, mientras que Robin solo había perdido sus zapatos. Era indignó, todo este alboroto era para que Robin hablará no para que el le diera un espectáculo de su desnudez. El estaba convencido de que ella hablaría antes de perder alguna prenda, pero se había equivocado. Tan pronto cómo empezaron, Robin perdió su primera pieza y Zoro estaba ansioso por saber respuestas pero al preguntar que preferiría ella lo sorprendió.
-¿Verdad o prenda?
-Prenda.-dijo sin ninguna duda. Y entonces procedió a quitarse sus zapatos.
Esa fue la única vez que el pregunto. No se imaginaba que fuera tan buena en el ajedrez.
-¡Imposible! No puede ser que nada mas haya ganado una pieza.-Ella lo miraba con curiosidad y estaría mintiendo si dijera que su atenta mirada no lo ponía nervioso. No es que estuviera poniendo excusas, solo no quería mostrase desnudó.
-Pues el que estés medio desnudo habla por sí solo, ¿no?
-Maldita mujer.-Zoro se levanto dándole la espalda a Robin y comenzó a bajarse lo que aún le quedaba de ropa.
-Lindo trasero, Kenshin-san.-Escuchó como Robin se levantaba para después escuchar el sonido de la puerta abriéndose y después cerrarse. Zoro estaba sonrojado, fue un alivio para el que Robin saliera antes de que se girase, dudaba que pudiera esconder su sonrojo. Su alivio duró poco. Cuando se agacho para recoger su ropa vio una mano que en la palma tenía un ojo tan conocido para el. Tan rápido como la vio, la mano desapareció dejando caer algunos pétalos.
-¡Maldita mujer!

El Sunny seguía en demasiado silencio cuando despertó, eso significaba que sus demás compañeros aun no llegaban. Había dormido una siesta en el lugar donde siempre entrenaba, por alguna razón ese lugar era el único que le daba una paz duradera y una concentración absoluta. Bajo de ahí y vio a Robin leyendo. La tranquilidad duro poco a unos cuantos metros del Sunny se escucharon gritos y risas. Estaba seguro que eran sus compañeros. Robin dejo su libro y se acercó a la baranda para poder ver, Zoro la siguió haciendo su misma acción.
-¡Zoro! ¡Robin! ¡Sanji compro mucha carne!-Zoro sonrió. Todos subieron y la tranquilidad que había en el barco desapareció completamente para darle lugar a una ruidosa tripulación.
-¡Robin-swan! Apuesto a que te aburriste demasiado con este marimo.-Sanji señaló a Zoro. Robin solo río. Y camino hacia el camarote de mujeres donde Nami había entrado con anterioridad.
-Perderías esa apuesta, cocinero pervertido.-Y ambos se entablaron en una mas de sus ya típicas peleas.

-Y así fue como Luffy dejo en banca rota a uno de los restaurantes del pueblo.-Zoro escuchaba distraídamente la anécdota de Usopp. Aún tenía en su cabeza que Robin lo había visto desnudo, no es que se avergonzara de su cuerpo de hecho estaba orgulloso de el, tenía una buena resistencia. Era el hecho de que lo había visto esa maldita mujer.
-¿Y ustedes que hicieron mientras no estábamos?-preguntó distraídamente el capitán. Aun le sorprendía la forma de comer de ese hombre, por lo que había escuchado de la historia de Usopp acababa de comer y ahora en su mano sostenía un gran pedazo de carne.
-Rete a Robin a una partida de ajedrez.-dijo Zoro con indiferencia. Todos lo miraron sorprendidos, hasta su capitán.
-¿Retaste a Robin a una partida de Ajedrez?-preguntó el cyborg.
-Si, eso dije. ¿Que tiene de sorprendente?-.Todos rieron. Zoro miro a Robin. Ella sonrió con autosuficiencia. Estaba confundido, no entendía lo gracioso.
-Supongo que tratándose de ti apostaste, ¿no? ¿Que fue lo que perdiste, marimo?-Escucho que preguntaba el cocinero desde algún lugar de la cocina. Posiblemente preparándole otra ronda de carne para su capitán.
-¿Que les hace pensar que fui yo quien perdió?
-Fácil, Robin es la mejor jugadora de la tripulación.-comentó Luffy
Zoro se dio cuenta muy tarde. Miro mal a la arqueóloga. Había sido una competencia injusta. Ella ya era una experta mientras que el solo era un amateur.
-Torao dijo que nos reuniríamos en esta isla,¿cierto?-El pequeño doctor que hasta ahora no había hablado, preguntó. Zoro agradeció silenciosamente el cambio de conversación al reno, lo había salvado de decir lo que había apostado.
-Si, según aquí sería el punto de encuentro, pero nosotros llegamos antes así que tal vez el llegué mañana.-Explicó la navegante. Todos empezaron hablar de lo que habían hecho en el pueblo. Escucho que Nami había comprado un vestido para Robin, cosa que era extraño. El dinero era lo mas importante para ella y no iba dando regalos a cualquiera.
-¡Genial!
Zoro vio un movimiento extraño por parte del capitán, se había acercado mas a Robin para tomar la mano de ella por debajo de la mesa esperando que nadie los viera, pero Zoro lo había visto. De pronto se sintió molesto y decidió dejar la cocina. Desde el accidente de Ennies Loby había notado que el capitán y la arqueóloga se habían vuelto más cercanos, pero no imaginaba que fuera tanto. Siempre que Robin estaba con Luffy tenía una sonrisa auténtica algo que no mostraba a menudo, si Robin tuviera un segundo nombre ese seria Misterio, todo en ella era un misterio para el y aunque no quisiera admitirlo el quería ser quien resolviera ese misterio que rodea a a la mujer. Iba tan perdido (para variar) en sus pensamientos que no se había percatado que Robin había dejado la cocina. La siguió sin que ella se diera cuenta, iba en dirección a la biblioteca que había en él Sunny y aunque se le movieron los pasillos llego. Visualizó a la mujer, sosteniendo un Den Den Mushi y se veía que trataba de comunicarse con alguien.
-Mi querida Nico Robin, ya habías tardado.-La voz del hombre se le hacia familar a Zoro pero no recordaba donde la había escuchado.
-Lo siento, no había tenido oportunidad de estar en completa privacidad.
-¡Regresa ya!-La voz había cambiado drásticamente de una voz melosa a una exigente sin opción a ignorarla
-Dejaré el barco en la siguiente isla.

~Hana To Ken~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora