Masoquismo - YoonMin

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Los besos húmedos se escuchaban por toda la sala, así como unas manos pálidas con subtonos rosados paseaban y recorrían la cintura del menor entre los dos.

YoonGi comenzaba a gustarle tocar aquella carne que le hacía pecar, que aún no había visto desnuda pero daría lo que fuera por romper las prendas que impedían su deseo.

Pero no, aún no podía hacerlo, era muy rápido, para YoonGi.

Porque JiMin, por su lado, ansiaba ser tocado. Ansiaba ser devorado por ese hombre que tenía encima dejando besos en su cuello.

Nunca se había imaginado deseando tanto a un hombre como lo hacía con él.

— Park, yo.. — se separó del cuello con sus labios un poco hinchados por los anteriores besos, o cómoda de boca, como le quieran llamar.

— ¿Tú? — no había pasado nada de tiempo, pero su cuerpo realmente estaba caliente y el tacto ajeno le hacía falta.

— No puedo, debo irme. — se reincorporó para ajustar y ordenar su traje mientras tragaba saliva.

JiMin se sentó en el sofá, con sus piernas temblando suavemente.

— Señor, ¿me va a dejar así? — le miró con ojos suplicantes.

— Sí.

Y dicho ésto, salió del apartamento.

No lo tomen a mal, estaba muy claro que YoonGi quería poseer a JiMin.

Pero, ustedes no lo conocen bien.

YoonGi tenía una clase de fetiches extraños. Él es sádico, le gusta ver sufrir, le gustan los sumisos, le encanta manejarlos a su antojo.

Y tal vez, tenía miedo de que JiMin se sintiera incómodo por ello, no quería arruinarlo. Pero tampoco dejaría pasar por alto ese delicioso cuerpo que parecía estar a su disposición esta noche.