2.

1.3K 94 42
                                    

Estresado tiró los cientos de papeles sobre su escritorio para luego encender un cigarrillo, suspiró y marcó el número de su secretaria esperando paciente ante el tono de llamada, sin embargo esa tranquilidad se desvaneció cuando no hubo respuesta. Harto se puso de pié dirigiéndose a paso apresurado hacia alguien que pueda resolver la incompetencia de su secretaria

En el camino chocó con el más pequeño del gabinete, el cual tenía una impecable sonrisa en su rostros, por la charla con el nuevo presidente, al que la situación de la hermana de Iñaki le ablando el corazón prometiendole buscar un puesto para ella.

─Uh, pendejo, tené cuidado por donde caminas, algunos laburamos acá─ su voz salió tosca clavando despectivamente su mirada celeste sobre la ropa del contrario. ─Y acomodate esa camisa.

El menor aún se estaba acostumbrado a la personalidad prepotente del adulto, no respondía nada ya que era una pieza fundamental en el gobierno y le tenía respeto. Pero su forma de tratar a los demás e inundar los pasillos de la prestigiosa casa rosada con olor a tabaco le desagradaba.

Santiago entró a la oficina si tocar la puerta, Milei estaba acostumbrado a la personalidad del chico. Y sin pedir permiso tomó asiento comenzando su cotidiana queja matutina.

─¿Dónde se metió Sandra?, debería saber que su trabajo es estár a disposición mía. Yo no laburo solamente de lunes a viernes, de ocho a diez de la noche, esto es veinticuatro siete y si no lo entiende tendrá que ser despedida.

Una vez terminado el discurso, Javier sonrió agarrando la hoja que minutos atrás Iñaki dejó sobre su escritorio.

─Perdón, fue mi culpa, justo antes de que Iñaki entre iba a avisarte de que Sandra sufrió un accidente en el cual se quebró la cadera y no podrá trabajar por un buen tiempo─ al oír el porque esa información no llegó a sus oídos antes no pudo evitar murmurar el típico apodo que el menor, según él, se había ganado, pendejo de mierda. ─Ese pendejo de mierda, como vos le decis, acaba de solucionar el problema entregandome una candidata al puesto que no tiene problema en comenzar mañana mismo.

Caputo se puso de pié agarrando el currículum de la nueva secretaria para doblarlo y guardarselo en el bolsillo sin siquiera mirarlo.

─Que le avise que mañana ocho y media sin falta en mi oficina, y que no me gusta cuando tienen el celular con sonido─ agarró la manija de la puerta y antes de cerra se despidió. ─Muchas gracias, Javi.

Estoy saliedo paraallá 7:12

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Estoy saliedo para
allá 7:12

Acordate todo lo
que te dije 7:12

Y quiero ver tu
vestimenta 7:13

Y quiero ver tuvestimenta 7:13

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Secretaria | Santiago Caputo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora