6. 🎉

1.6K 118 67
                                    

Tomé aire dudando si tocar la puerta frente a mí, si me voy ahora me ahorro la cagada a pedos, de igual manera me va a echar. No, no puedo decepcionar a Iñaki, sin importar nada entré de golpe.

Santiago pegó un saltito sobre su asiento ya que estaba con la mirada perdida en algún punto de la habitación.

─Tarde, y no tocaste la puerta─ dijo con toda la paz del mundo.

Todas mis excusas se esfumaron al verlo recostado en su silla con la camisa medio abierta, el pelo descontrolado y un cigarrillo entre los labios. Inclinó su cabeza hacia atrás abriendo su boca exhalando el humo, dejando una imágen más que excitante frente a mí.

─¿No vas a hablar?─ me miró soberbio al notar mi cara de pajera. ─Veni, acercarte, pendejita─ apagó el cigarrillo contra el cenicero girando su silla hacia mí.

No sé en que momento terminé frente a él, aún estaba procesando la primera imágen. Gimotee cuando sentí el roce de sus dedos contra la piel caliente de mis piernas, de un tirón bajó un poco mi pollera.

Se volvió a girar formando una sexy cara de culo. ─Se te veía todo el culo...Iñaki se va a poner celoso.

Quedé totalmente desconcertada, su actitud calmada y poco profesional. Lo único que salió de mi boca fue una tosesita falsa por el momento incómodo.

─Bueno, muchas gracias, no volvera a pasar. Hasta mañana, Caputo.

Como diría mi mamá; salí como si tuviera un cohete en el culo.

•••

Solo el segundo día de trabajo fue suficiente para cambiar cosas características en cada uno. La altaneria de Maia frente a Santiago se convertía en timidez, y la actitud profesional de Caputo se esfumaba.

Por un lado Santiago se autoconvencía que lo hacía para poder apaciguar la fuerte personalidad de Maia. Maia creía que eso era normal en su jefe, por el poco conocimiento sobre él no le extrañaría que con las mujeres fuera coquette.

─Mañana tenés que estár todo el día acá, podrías ponerte un lindo vestido─ se paró frente a la menor mirándola desde arriba.

Si hubiera sido otro le pegaría una patada en los huevos y lo denunciaria por acoso sexual, en cambió tartamudeo un agudo sí, Caputo. Y más tarde se encontraba gastando ahorros en un vestido nuevo.

Los halagos o miraditas de Santiago llenaban su pequeño ego, disfrutaba parecerle atractiva a un apuesto hombre mayor. A él lo alterava de sobremanera cuando pasaba al frente suyo a paso apresurado provocando que sus pechos salten al compás. Descubrió lo mucho que le gustaba cuando se ponía nerviosa empezando a hablar educada llamándolo Caputo.

Días llegando tarde, un derramo de café sobre el escritorio, y más errores cometidos esa semana, sin embargo lo único que provocó una cagada a pedos fue el hecho de hablar muy "pegaditos" con Iñaki.

•••

¿No te molesta que hablen tan...─  fingió buscar algun adjetivo. ─...cariñosos?

Eugenia quitó la vista de la pantalla para verlo a él, luego a su derecha; donde Mai e Iñaki charlaban tranquilos, y por último de nuevo a él.

Desinteresada se encogió de hombros ante la pregunta. ─No, son amigos.

Otra vez dirigió su atención al celular molestando a Santiago, el cual estaba usando un tonito de nene chismoso que busca armar quilombo.

─Muchas veces llegan y se van juntos, no sé a dónde iran─ le dió un sorbo al café después de lanzar lo que él creía era una bomba. 

Sonrió con obviedad. ─Viven juntos─ y tiró aquél dato sin importancia para ella, pero para Santiago fue una cachetada.

Secretaria | Santiago Caputo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora