Capítulo 1

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Opening.

Hombre tiene relaciones con una mujer semidesnuda, vestida cómicamente de colores, como en esos cortometrajes de ejercicio en grupo durante los años ochenta. Le levanta la chamarra morada para alcanzar los senos, que no cuadran perfectamente con su mano, pues eran muy pequeños y sus dedos arañaban la axila, no muy recientemente afeitada.

Gruñe Carlos: "me voy."

Le abraza ella fuertemente el torso mientras gime. "No, no te vayas."

Él remueve los brazos encapsulando su espalda y se pone de pie. "Tengo que irme al... trabajo."

"Pero si son las tres de la tarde, ¿dónde trabajas?"

"En un puesto de helados," se levanta del arbusto y sale de los árboles lo más pronto posible. Corre hacia la derecha para salir de vista y se golpea el pie con la banqueta, base de una de las rejas adornando la entrada al bosque. "Puta madre."

Un niño y su madre caminando lo miran disgustados.

"Perdón," dice, acomodando la playera y viendo de reojo un puesto de helados, le causa gracia, pero no hace nada al respecto, continúa corriendo a la derecha. Saca su celular y marca a su amigo Felipe, el contesta la llamada inmediatamente. Carlos coloca el celular entre su hombro y oreja mientras continúa hacia la derecha. "Felipe... güey, necesito que me apoyes con algo," voltea a checar si está siendo seguido, al ver lo contrario reduce el paso y tranquilamente camina. "Échame una mano con el pago de la renta."

Felipe responde: "me debes el mes pasado, ¿ya cambiaste el foco de la cocina?"

"No, todavía no, en eso estoy." se aleja el teléfono y le habla al hombre vendiendo lotería junto a la agencia de viajes. "Dos por favor."
"¿En que te aventaste la lana que te presté?" Felipe continúa.

"Tuve una cita importante, es pariente del dueño de los pumas, ¿como ves? Así financiaré mi matrimonio con tu cuñis."

"Cabrón, primero usa ropa sin agujeros y luego te preocupas por tus cuantas otras vanidades, aparte ¿tu? ¿Matrimonio? No me hagas reír."

"¿Pero quién me crees?"

"Te veo en la cena, me tengo que ir."

"¿Cuál cena?" Se voltea al vendedor y hace el intercambio de billete a boleto. "Gracias."

"¿Cómo que qué cena, güey?"

"Ah... ya, ya, ahí te veo—bye," cuelga.

Carlos se aproxima a su departamento, una chica pasando de lindo vestido de sol, lo analiza de los pies a los ojos en un instante y sonríe sin revelar los dientes, el voltea la cara como si fuese Maradona quien justo lo pasó. "Santa madre," se susurra él solo.

"Naco," le dice una muchachita de unos quince años pasándolo igual.

Carlos aprieta la cara. "Naca tu abuela." Abre la puerta verde de su edificio y sube las escaleras hacia el segundo piso, donde se encuentra su departamento.

La sala lo recibe con una torre desnivelada de libros encima de un escritorio con aproximadamente diez centímetros cuadrados de espacio libre.

Él pasa y empuja la silla desde el respaldo, dejándola caer mientras él se avienta al sillón. "Cena de cumpleaños, Felipe. La cuñada de Felipe, Beatriz, ¡Ay Beatriz! Qué bella eres," se dice a sí mismo regulando su tono. Igual el departamento está desierto. Remeda la voz de la esposa de Felipe en tono femenino y muy exagerado: "Sí te metes con mi hermana, te mató," se ríe. "Morra ridícula," se levanta y empieza a dar vueltas por su comedor. "Beatriz, qué bella te ves, ¿de qué color son tus ojos? ¿Amarillos o verdes? La verdad nunca me decido porque me pierdo en tus labios," piensa: "Ay, no, muy básico," en voz alta continua: "Beatriz, eres como el arcoíris al final de la tormenta que vivo a diario al no despertar en tus brazos." Suena de nuevo su teléfono. "¿Qué pasa Felipe? Me interrumpes."

El TapónWhere stories live. Discover now