El Lobo Dormido

~~Capitulo III~~

Solicitud

Fluke

Tres días para ir.
Repito estas palabras para mí mismo mientras camino por la calle, aún preocupado por mi posible embarazo, incluso mientras me preparo para luchar por mi hermana. De alguna
manera, es un mecanismo de afrontamiento: estoy a punto de suplicarle a Judo Tantachj que salve el trabajo de Sammy, y necesito un pensamiento reconfortante para
ayudarme a superar esto.
Sus guardaespaldas me ven primero, y puedo ver cómo mueven la boca mientras me acerco, sin duda notificándole de mi presencia. Acercándome nerviosamente detrás de Judo, me pregunto por centésima vez si esto es un error. ¿Quién soy yo para pedir un favor a uno de los hombres más poderosos del planeta? Sacudiéndome, le digo a la pequeña voz en el fondo de mi mente que se calle, esto es por Samny. Puede que no sea valiente por mí mismo, pero puedo ser valiente por ella.
—¿Señor Tantachj?— pregunto con timidez, sintiendo cómo mi corazón late violentamente contra mi caja torácica.
Se da la vuelta y me mira imperiosamente desde arriba.
—¿Sí?—
—Soy Fluke Natouch, niñera de Jake y Millie—, comienzo, mordiéndome el labio inferior.
Sus ojos oscuros se fijan en mi boca, y de repente me siento como un conejo asustado frente a un lobo hambriento. —Sé quién eres, Fluke—. El sonido de mi nombre en sus labios me estremece. Pronuncia las sílabas familiares con tanta intención, como si realmente significaran algo para él.
—Oh… bueno, no quiero ser impertinente, pero soy amigo de la Dra. Sammy Coates…—Tan pronto como digo su nombre, su expresión se cierra y alguna emoción no identificada pasa por sus ojos.
—Ella me dijo que está en problemas en el trabajo, y sé que eres uno de los donantes del banco—, improviso. —No sé de qué acusan a Sammy, pero estoy segura de que es inocente.
Se toma su trabajo increíblemente en serio y nunca haría nada que ponga en riesgo su carrera—.
—¿Y qué esperas que haga al respecto?— pregunta Judo ominosamente. Puedo decir
que no cree mi débil historia, su lenguaje corporal ha cambiado por completo, y puedo sentir su creciente ira vibrando en el aire a nuestro alrededor.
—Solo pensé… esperaba que si tienes influencia allí, puedas decir algo a su favor—, termino, sintiendo cómo el color inunda mis mejillas. Me avergüenzo de mí mismo por
este intento tan débil, pero no sé cómo manejar un tema tan delicado de otra manera. Lo último que quiero es meter a Sammy en más problemas.
La mandíbula de Judo se tensa mientras me observa, y la voz en el fondo de mi cabeza me insta a huir.
—Según he oído, tu amiga cometió un error muy grave, y las consecuencias han sido más que apropiadas. Lo mejor que puede hacer ahora es asumir la responsabilidad de sus errores, no enviarte a hacer su trabajo sucio por ella—.
—Yo… ella no, ¡ni siquiera sabe que estoy aquí! Lo juro. —imploro.
—He dicho todo lo que tengo que decir sobre este asunto. —declara Judo, dándome la espalda y entrando en su casa. La puerta se cierra de golpe, y me quedo con sus diversos
guardaespaldas.
—Tienes que irte ahora, joven. —anuncia bruscamente uno de los hombres.
—No puedo. —gimo—, él tiene que entender, ¡va a perderlo todo!
—No te lo vamos a pedir de nuevo. —gruñe un segundo guardia, una clara amenaza en sus palabras.
—Por favor, ella es inocente. —ruego—, tienes que… —antes de que pueda decir algo más, los hombres me agarran de los brazos y comienzan a intentar llevarme fuera de la propiedad.
Sintiéndome realmente desesperado, clavo los talones en el suelo, decidiendo que mi dignidad vale toda el futuro de Sammy. —Te lo suplico, si pudiera hablar con el señor Tantachj.
—Ya has hablado con él. —murmura el primer guardia—, y francamente tienes suerte de que haya sido tan generoso contigo. Tu amiga claramente te dijo cosas que no debería.
Lo siguiente que sé es que me han arrojado fuera de la propiedad y sobre la acera con tanta fuerza que pierdo el equilibrio, cayendo al suelo mientras las lágrimas brotan en mis
ojos. Las puertas de hierro se cierran de golpe detrás de mí, y no tengo más opción que alejarme antes de avergonzarme aún más.
Por supuesto, esto fue solo el comienzo de mi desgracia. Cuando llegué al trabajo al día siguiente, descubrí que mis llaves ya no encajaban en las cerraduras de la puerta principal. Toqué, abrumado por la confusión, y unos minutos después la puerta se abrió para revelar a la furiosa madre de Jake y Millie.
—Mis llaves no funcionan. —le digo, preguntándome por qué me está mirando con tanta furia.
—No están destinadas a funcionar. —responde fríamente—, a partir de ayer por la tarde, tus servicios ya no son necesarios.
—¿Me… me estás despidiendo? —chirrio, sin creer lo que escucho—. ¿Por qué?
—Recibimos una llamada de los vecinos. —explica con altanería—, ¡aparentemente dejaste que Jake corriera hacia la carretera el otro día y estuvo a punto de ser atropellado por un coche! Y luego ayer te vieron haciendo el ridículo en la casa de Judo Tantachj, dijeron que sus guardaespaldas tuvieron que sacarte de los terrenos como a un delincuente
común.
—Eso no es justo, eso no es lo que pasó. —ruego—. Jake lanzó su juguete a la carretera y corrió tras él, no lo permití, y lo que pasó con el Sr. Tantachj fue un malentendido.
—No quiero escucharlo. —sisea—. Ahora lárgate antes de que llame a la policía.
—Por favor, ¿no puedo al menos despedirme de los niños? —suplico, rezando para que me conceda esta pequeña amabilidad.
—Estoy marcando. —me dice simplemente, sacando su teléfono móvil de su bolsillo.
—No—, levanto las palmas en súplica, —Está bien, me iré—.
Por segunda vez esta semana, me encuentro retirándome vergonzosamente por este
opulento vecindario con lágrimas corriendo por mi rostro. Lo que duele aún más que perder mi trabajo es el hecho de que no pude explicarle la situación a Jake y Millie, ni verlos una última vez. Estoy seguro de que su madre les dirá cosas horribles sobre mí, a pesar de que los he estado criando con amor durante los últimos dos años.
Sé que Judo Tantachj es responsable de esto. No creo ni por un momento la historia de mi ex jefe sobre los vecinos. Claramente quería castigarme, al igual que está castigando a Sammy. Una oleada de furia se apodera de mí y de repente deseo poder castigarlo de alguna manera. No es propio de mí ser tan vengativo, pero en este momento realmente siento que mi vida entera se está desmoronando y en parte es culpa suya.
Gasté todo mi dinero en la inseminación y sin trabajo casi no tengo nada. ¿Cómo voy a poder permitirme tener un bebé ahora? Garantizo que no voy a obtener una buena referencia de la madre de Jake y Millie.
Como si las cosas no fueran lo suficientemente malas, cuando regreso a casa encuentro una pila de facturas en el buzón y ni siquiera reconozco a la mitad de los remitentes. Las abro una por una, sintiendo cómo mi confusión e incredulidad crecen cada minuto.
Al mirar las tiendas en el desglose de los cargos, mi sospecha crece: todas son los lugares favoritos de Mike. ¿Es posible que haya hecho esto a mis espaldas? ¿Que haya estado ocultándome las facturas durante meses… o años? Sé que lo negará si lo
enfrento, lo que me deja solo una opción.
Tengo que llamar a Ploy. Mi antigua mejor amiga puede haberme traicionado por completo con su aventura, pero si alguien sabe lo que Mike ha estado haciendo, es ella.