Out of me

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El camino a casa resultaba callado, con las personas de su alrededor con millones de problemas y él en medio de todos, oyendo lo mucho que me gustaría salvarse de ese vacío.

Las puertas del metro se abrían en cada estación, recogiendo más y más personas en cada una, se tallaba la cara con más fuerza para evitar quedarse dormido en el asiento del tren, ya era tarde, tanto para ir a pelear un minuto más, pero no quería, su familia, no sabía aún su más oscuro secreto.

Sería algo malo, que ellos se enteraran de que las cosas no son como ellos creen, sus comentarios sobre todas las cosas siempre arruinan lo mucho que pueden llegar a gustarle algunas de sus favoritas.

Justo en su estación, las puertas se abrieron dejando salir a varias personas junto él, con mucho esfuerzo, no quería que sus ojos se cerrasen porque ya estaba cansado de caminar, la calle por dónde iba estaba oscura, con algunos charcos sobre las orillas, y su casa.

Tan apagada como si fuera una abandonada, con muy pocas ganas, se acercó lo suficiente a ella, con las manos temblando, sacó las llaves del bolsillo, intentando que el ruido fuera el mínimo, insertó la llave y giró para abrir.

En su mente agradecía que no había nadie despierto, era muy tarde, ¿nadie se preocupaba por él?, simple y sencillo, no, nadie lo hacía, aún con eso, Beomgyu no se rendiría hasta salir de ahí y ser reconocido por ellos como el error que debieron haber hecho bien.

Con un fuerte dolor de cabeza, Beom subió las escaleras hasta llegar a su cuarto, el cuál tenía un espacio pequeño, algo suficiente para vivir, con una sola cama y un tubo que simulaba ser un clóset, debajo había varias cajas, su cuarto estaba lleno de cosas de los demás, en realidad no parecía tan habitable todo el tiempo.

Suspiró, palpó la cama y se sentó sobre ella, mirando a la pequeña ventana en forma circular sobre la pared, en donde un rato de luz, de la luna se reflejaba, él, perdido en observarlo, acomodó su cuerpo sobre la cama, mirando directamente a el rayo de la luna, tenue, traslúcido, que podría irse en cualquier momento.

Lo miró con determinación hasta sentir que de nuevo sus ojos pesaban y necesitaba más de una hora de descanso. Cerró los ojos y se quedó dormido sobre la cama, sin cambiar nada de nada.

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A la mañana siguiente, oyó un ruido en la cocina, algo fuerte, no quería levantarse, pero debía llegar al escuela, debía dejar de hacerse preguntas idiotas y contestarlas sin perderse de lo que su amigo Yeonjun pudiera decir.

Se levantó hasta que lo recordó, sintiendo que en realidad, él merecía que llegara más temprano y que fuera más atento a él, Beomgyu de pronto sintió que era un horrible amigo.

Sacudió esos pensamientos de su mente y se fue para ver lo que había sucedido en la cocina, cuando ayer ni siquiera sus padres notaron su falta, su conciencia cayó un poco más, el que ni sus padres se preocuparan por él, fue algo que le dolió más de lo que esperaba.

"Buenos días, Beomgyu." Saludó su padre, el hombre era alto, con un semblante serio, su traje de color negro, con una corbata negra, con el cabello puesto atrás, la mirada fija en lo que estuviera mirando, la forma de hacer todo era un ambiente tenso para Beom.

"Buen día, padre."

"No quiero interrupciones, ve a hacer tus cosas, no tengo porqué oírte a las 11 de la noche llegando aquí a casa, estás avisado. Vas a escuela, se supone debes llegar temprano, niño."

Beomgyu no pudo ocultar su cara de disgusto con lo que dijo, a él no le importaba en absoluto que llegara tarde, que extraviara el dinero que le dieron y se perdiera en las calles de la ciudad, él siempre le decía que no era digno para ser esperado por nadie.

"Está bien, ten un buen día." Rechinando los dientes con enojó, le respondió.

Su madre por otro lado, era una mujer seria, con el cabello negro siempre atado, que se veía demasiado flaca para tener 40 años, siendo una ama de casa desde que se lastimó las muñecas en su oficina, se negaba a seguir en los trabajos donde estuviera haciendo solo una cosa, nunca fue cariñosa y menos si se trataba de él.

Pareciese que todos lo repudiaron por ser simplemente más animado y tener una comportamiento diferente al suyo.

Beomgyu se sentó en la silla esperando por el desayuno, su madre lo sirvió sobre la mesa, dejando la cantidad exacta de todo, esperando por los comentarios de su padre, si él dijera alguno, sería de inmediato reprendido.

"Beomgyu, hoy no llegaremos a casa, estaremos en casa de tu tía, no hagas nada que sea incorrecto, mantén el orden y la paz en esta casa, recuerda las reglas que te hemos dado todo el tiempo. Y llega temprano."

Beomgyu asintió, terminó de comer y se fue a la escuela.

Recorriendo las calles, se dió cuenta que todas eran como sus padres, aburridas, sin vida, con cada negocio quitando lo único bueno que venden dentro, quisiese vivir en un lugar más colorido, con las personas de las que están dentro de ella que quisieran vivir ahí, pero así como él, nadie quisiera ser reprimido por alguna fuerza mayor.

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TOMBER | YeongyuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora