CAPITULUM SECUNDUM

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No sabíamos lo que estábamos haciendo pero hablar con nuestro creador después de la atracción que pude sentir de Adán sobre mi, pudimos entablar una buena conversación con el gran Perfecto.

Nos contaba de los demás mundos que hay, que había más vida en el más allá, diciendo que es un mar azul infinito de luces muy brillantes y parpadeantes que debíamos esperar hasta que anochezca.

Al parecer tanto yo como Adán estábamos tan emocionados por poder vivir ese momento.

También algo que no pude dejar de hacerlo es que no solté la mano con el hombre que desperté en medio de la nada.

Era hermoso, poder sentir su piel suave, verlo sonreír y que el me llene el corazón con el pequeño amor que estaba creciendo dentro mi.

También pude notar que nuestro comportamiento era más cercano, haciendo que el Perfecto lo podía notar, me avergonzaba cada vez que volteaba a verlo cuando tentaba a Adán estar muy cerca que lo ponía nervioso y me gustaba ponerlo asi, haciendo que algo se crea en mí, como debilitandolo con el amor que puedo compartir.

—Es momento de despedirme y dar un gran descanso, hijos.

Los dos volteamos a verlo triste con lo que dijo, la estábamos pasando bien y a tomarnos un buen cariño a nuestro padre, pensé que él podría quedarse aquí como nosotros permaneceremos en este lugar para siempre, pero su rostro también podía reflejarse tristeza.

—¿Eso significa que esta es la única vez que lo veremos?—dijo Adán desanimado.

Nuestro creador asintió tristemente, así que sin pensarlo, solté la mano de mi hombre y envolví mis brazos a mi considerado Padre, también pude sentir sus brazos envolviendo mi pequeño y delicado cuerpo.

Mi corazón poco a poco se sentía desvaneciendo de toda la alegría que estaba presenciando, quería que se quedara un tiempo más y que nos siga contando muchas cosas que creo.

Porque no éramos los únicos en este mundo, dijo que había más como él, solo con la diferencia que ellos podían bajar de los cielos e impresionar a cada uno de nosotros.

Seres muy divinos, de alas muy grandes y blancas, haciendo que con solo verlo podemos adorarlos como lo estábamos haciendo con nuestro creador.

Yo solo podía mantener una sonrisa, porque no capaz de creer que hubiera un ser tan impresionante como él lo podía describir, ya que para mi lo más impresionante era mi Padre que nos creó.

Me alejo para recorrer su rostro y pude ver como sus ojos se ponían vidriosos ante la tristeza que sentía.

Él posa su mano en mi mejilla con delicadeza y sin quitar nuestras miradas.

—Eres de un buen corazón, Lilith.—pude sonreír muy dulcemente con su comentario.

—Siempre lo seré, padre.

El depósito un pequeño beso en mi frente que podía tranquilizar un poco la tristeza que se formaba dentro de mi.

Adán posó una mano en su hombro y el Perfecto lo abrazó.

—Gracias por darnos el placer de estar aquí, padre.

Ellos se separan, y la atención recae en el hombre con barba blanca, se veía muy decaído pero trataba de ser el Perfecto que es manteniendo una pequeña tristeza en su sonrisa.

—Gracias, de corazón por darnos una vida que de ahora en adelante será maravillosa y con el mejor compañero de vida.

Mientras decía las últimas palabras me acerco al hombre con quien estoy hablando, para poder abrazarlo y que nuestras miradas choquen haciendo que mi corazón se acelere demasiado y sonriendo de lo nerviosa que me pone.

El Oscuro Secreto: LilithDonde viven las historias. Descúbrelo ahora