El vestido.

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Despertar en los brazos de Sasha, desnuda y siendo abrazada era algo que Marcy empezaba a amar.

Amaba hacer el amor con Sasha cada noche, amaba que Sasha le mire con tanto amor y deseo, cada palabra, cada gesto.

Realmente amaba a Sasha y sabía que Sasha la amaba de la misma forma que lo hacía ella.

—Mmm, buenos días.— Murmuró la rubia con un todo ruiseño, besando su frente y acercándola más a su cuerpo.

—Buenos días..—Murmuró de vuelta ahora recibiendo un cálido beso en los labios.

Se quedaron abrazadas un rato más, sintiendo el cálido calor que transmitían juntas. Si, amaban despertar así.

Pero la hora de levantarse llegó, aún si estaban tan cómodas en su cama el deber y las clases las llamaban. El día comenzaba como cualquier otro. Su rutina era compartida, en especial la hora del baño.

El desayuno pasaba con normalidad y la hora de clases se volvian cada vez más rápidas. El tiempo parecía volar y cuando menos lo notaron, faltaban 2 semanas para su boda.

El lugar, las invitaciones, la comida y el pastel estaban listos. El grupo musical iba a ser un regalo de parte de Anne y Darcy, la lista de regalos ya había sido enviada y lo único que faltaba...

Era el vestido de Marcy.

Si, tanto había evitado ese momento que ahora el pánico le empezaba a invadir. Dos semanas era poco tiempo para elegir un hermoso vestido.

Ahora se encontraba en el boutique de novias, donde cada uno de los vestidos eran rechazados por su hermana y sus amigas.

—Ummm, no lo sé.— Murmuró Darcy.— Mamá no querrá que uses un vestido escotado.

—Pero tampoco quiero sofocarme con un vestido cerrado.— Respondió Marcy, viéndose en el espejo. Estaba desesperada, tuvo que buscar un vestido desde que se comprometió... Maldita sea el momento que tuvo alguna inseguridad.

—Puedo enseñarle otros vestidos.— Hablo la vendedora, sonriendo mientras enseñaba los vestidos que sobraban.

Marcy suspiro con frustración, entrando de nuevo al vestidor. Le empezaba a doler su cabeza y las ganas de vomitar se hacían presentes.

—Oye, Marcy.— Escucho la voz de Anne.— Solo venía a decirte que, como tu madrina y de Sasha, tienes que guardar la calma. El vestido que escojas te tiene que gustar a ti y solo a ti, no a tu madre, no a tu hermana. A ti. Nuestra opinión no importará siempre y cuando tú te sientas cómoda y sepas que te gustará lucirlo el día de tú boda.

Marcy sonrió con tales palabras.

—Gracias Anne, tu siempre sabes que decir.— Escucho como su amiga se iba, dejándola de nuevo en sus pensamientos.

Si, sabía que su madre le daría un infarto si veía el vestido que tenía en mente. Pero Anne tenía razón, era su boda, su día y su momento. A ella le tenía que gustar su vestido, se tenía que sentir cómoda y hermosa y sabía muy bien que a Sasha le gustaría.

Busco en los vestidos que tenía enfrente suyo, cada uno de ellos era hermoso pero no perfectos...

Hasta que lo vio...

—Oh por... Es tan hermoso...— Murmuró y rápidamente empezó a cambiarse.

El vestido era perfecto, se ajustaba a su figura. Tal parecía que era hecho a su medida, como un deseo cumplido.

—Este... Este es el bueno.— Murmuró, secando un par de lágrimas traicioneras.— ¡Encontré el vestido!— Gritó a sus amigas.

—¡Déjanos verte!— Gritaron de regreso.

¿Qué?...... so.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora