2- 1997

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Canadá, 1997

En una calurosa tarde de junio un camión de mudanza llegó al vecindario seguido por un pequeño carro color azul de donde se bajó una pequeña familia compuesta por una señora y un niño 

Más tarde ese mismo día, el timbre de su casa sonó

— Mark, baja por favor — escuchó el suave tono de voz de su madre quién le hablaba con la fuerza necesaria para que se escuchara hasta el segundo piso 

Salió de su habitación y se dirigió a la sala de estar en donde vio sentados a la familia que había visto llegar hace unas horas

Los saludó cortésmente y se sentaron ambas familias a cenar, habría un silencio muy incómodo si no fuera por ambas madres que parloteaban sin parar. Por escuchar las conversaciones descubrió que el chico enfrente suyo se llamaba Donghyuck 

— Mark ¿Cuántos años tienes? — preguntó la mujer a un lado de Donghyuck con una gran sonrisa

— Tengo 14 años — respondió a lo que hicieron una cara de sorpresa y comenzaron a reír

Donghyuck habló por primera vez en toda la noche — Yo también — con una sonrisa mientras daba otro bocado a su hamburguesa 

— Entonces seamos amigos — dijo Mark con una sonrisa amable que Donghyuck correspondió mientras asentía


Así fue como Donghyuck y Mark empezaron a ir a la misma escuela y justo fueron compañeros de clase

La amistad entre ambos se desarrolló más rápido de lo que esperaban ya que por ser los más jóvenes del vecindario solían hacer todo juntos, cada mañana iban juntos a la escuela, eran compañeros de asiento y al regreso solían comer a veces en casa de Mark y otras veces en casa de Donghyuck, así que naturalmente se acostumbraron a la presencia del otro 

Había veces en las cuales mientras Donghyuck esperaba jugar videojuegos Mark en su lugar sacaba su biblia y se ponía a leerla o había veces en que su madre le llamaba para rezar en familia, esas acciones eran los indicadores para que Donghyuck decidiera irse a casa 



Se hizo costumbre para ellos estar juntos todos los días y aunque las conversaciones en un inicio podían ser un poco incómodas a ambos les gustaba conocer más del otro, desde cosas interesantes como que Donghyuck es alérgico al camarón a cosas estúpidas como que Mark escribía en cursiva

Un día Mark  llegó al salón antes que su amigo, aprendió con el corto tiempo de que el castaño a veces solía quedarse conversando con chicos de otros salones por ahí y cuando lo hacía era inútil esperar para entrar juntos al salón así que solo tomó asiento como de costumbre y sacó su biblia y se puso a leerla, hasta que su paz un rato después fue interrumpida por una voz familiar — ¿Qué lees? —

— La biblia — contestó sin separar los ojos de la página

— ¿Huh? ¿De nuevo?— se empezó a reír

El castaño frunció el ceño y le miro a los ojos —¿De que te ríes? —

— ¿Por qué leerías la biblia en la escuela? ¿Eres una abuela? —

Se levantó de su asiento y lo tomó por el cuello de la camisa — Repite lo que acabas de decir idiota —

Donghyuck dejó de reír de inmediato a lo que Mark continuó — Deberías leerla también tú así tu estúpido cerebro que no sabe hacer ni una ecuación se cultiva al menos de algo bueno, atrévete a decir algo más y te rompo la cara idiota —

El pelinegro estaba sin palabras, no entendía porque había reaccionado así si solo hizo un chiste indefenso pero consideró que lo mejor sería disculparse y no volver al tema, después de todo no sería buena idea pelearse con alguien cercano

— Tienes razón soy un idiota me ganó la curiosidad, te ofrezco disculpas Mark — dijo cabizbajo pero en un tono serio

El chico solo suspiro y volvió a tomar asiento mientras murmuraba — Esta bien — 


Después de ese día Mark se negó a hablarle y lo evitaba en todo momento por apróximadamente dos semanas hasta que un día de repente llegó con una pequeña caja al salón de clases

— Hyuck... te traje un regalo de disculpas, me excedí esa vez, lo siento — dijo dejando pequeños silencios entre las palabras mientras extendía en sus manos una caja pequeña

Con una sonrisa aceptó el regalo — Está bien, no te preocupes yo también hablé de más, yo no tengo una religión así que no se mucho sobre ello — y dejó de hablar cuando vio que en el interior de la caja había un libro grueso de color negro que decía con letras doradas "La Biblia explicada" tan rápido como sintió su sonrisa desaparecer volvió a sonreír 

— ¡Gracias por el regalo Mark! No te hubieras molestado — lo decía por mera cortesía porque en realidad le caía bien el chico

— No tienes que leerla si no quieres pero si lo haces cuando quieras podemos juntarnos a discutir pasajes — dijo un poco sonrojado

Hyuck había descubierto algo importante de Mark, algo que lo hacía diferente a todas las personas que había conocido antes, al parecer él y su familia son religiosos, aprendió a evitar el tema de la religión a toda costa ya que como no tiene una definida no quiere volver a cometer el mismo error que antes 

Y así fue como con el paso del tiempo se hicieron mejores amigos.






Espejismo | MAHAEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora