Una alma sin descanso ══ Rivers gg

Capítulo 9

Las horas pasaban como si fueran años para aquel trío de personas.

No habían vuelto a tener noticias sobre el estado de la chica, ningún médico se había presentado en la escena como para resolver sus dudas.

Ambas hermanas estaban sentadas en una de las bancas de aquel pasillo desolado, Abril tenía su cabeza apoyada en el hombro de la castaña que tenía a su lado. Amairani mantenía su mirada en el celular, estaba buscando algo con que distraer su mente para evitar que esta le hiciera pensar lo peor ante la situación.

Félix estaba de pie, con su espalda reposada sobre la pared, de brazos cruzados, con la mirada apagada y la cabeza con dirección al suelo. No decía nada, desde que el médico había dado las últimas noticias ninguna de las tres personas ahí presentes habían pronunciado una sola palabra más.

El pelinegro quería gritar, golpear algo, llorar, pero ya no tenía lágrimas para hacerlo, sentía sus ojos hinchados y su pecho dolía levemente.

Pronto, el reloj marcó la 1AM.

Y un doctor salió de la habitación donde estaba siendo atendida Samantha, este con un rostro sin expresión alguna, completamente serio.

Aquellas tres personas ahí alzaron su vista, el médico soltó un suspiro, listo para hablar.

—¿Cómo está ella? —cuestionó Félix, con voz débil y apagada

—Lamento decirles esto —alzó su vista para mirar directamente a aquellas tres personas —. Como les había mencionado, la paciente recibió un fuerte golpe en su cabeza, esto provocó una lesión cerebral traumática, precisamente por el impacto severo. Debido a la gravedad de la lesión, tuvo como resultado una hemorragia cerebral. No la pudimos controlar a tiempo —agachó su cabeza, antes de dar la noticia —. Hicimos todo lo humanamente posible pero no resultó. Ella acaba de fallecer.

En ese momento, el grito de dolor por parte de dichas tres personas llenó el pasillo en el que se encontraban.

Ari abrazó a su hermana con fuerza, posando su cabeza en su hombro, tratando de reprimir sus alaridos.

Ama lloraba sin piedad alguna, sentía como pronto su respiración fallaba.

Félix sentía que le estaban arrebatando la vida en ese momento, cayó al suelo de rodillas, llorando sin control, su pecho dolía y sus gritos eran desgarradores.

—¡No, no, no! ¡Ella no puede estar muerta! —gritaba sin importar el dolor de garganta que eso pudiera causarle, aquel médico les dedicó una última mirada, antes de volver a entrar en la habitación —. No... Ella no.

Las dos hermanas se acercaron a el, para tratar de ayudarlo a que se levantara, el lo hizo, pero sus alaridos de dolor no cesaron.

—Ama por favor dime que es una broma... Por favor dime que es una maldita pesadilla... —rogó tomando a la mencionada por los hombros —. Ella no puede morir... Mi Samy no puede estar muerta...

—Lo siento... De verdad siento mucho no poderte decir que es una horrible pesadilla... —dijo la castaña con voz rota

El pelinegro estaba destrozado, al igual que las dos chicas, un sentimiento de tristeza inexplicable ahora era lo que llenaba sus seres.

Ama y Ari habían perdido a su gran amiga.

Félix había perdido a la chica que amaba... A su Samy.

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Las semanas habían pasado, pronto se cumpliría un mes desde el fallecimiento de aquella chica.

Sus padres se habían enterado poco después de lo sucedido. En su sepelio solo la vestimenta color negro y los rostros de tristeza resaltaban.