Severus Snape

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En su primer año la vio, fue un vistazo rápido.

En segundo año, veía a la pequeña mocosa crecer.

En tercer año había llegado a la adolescencia, una pequeña rebelde con cara de muñequita.

En cuarto año se volvió mas bella, y el la miraba mas.

En quinto año intento alejarse, sabia que estaba mal.

En el sexto año ya no tenia remedio, ya no solo la miraba cuando se la topaba, ahora la buscaba y seguía, discretamente, obvio.

Se sentía en la gloria, era el último año de ella siendo su alumna, la graduacion seria pronto y ya tenia un plan.

Severus es un mago oscuro que había jurado lealtad al Señor Tenebroso, el más temido de todos los magos. Pero tenía un secreto que nadie podía saber: estaba perdidamente enamorado de la hija de Albus Dumbledore, el líder de la Orden del Fénix, el grupo que luchaba contra el Señor Tenebroso.

Severus sabía que su amor era imposible, pero no podía dejar de pensar en ella. Una bruja hermosa y bondadosa. Severus la había visto por primera vez en el colegio de magia, donde él era profesor de pociones y ella una alumna destacada. Desde entonces, la había seguido con la mirada, la había espiado con su mas discreta técnica de espionaje y la había soñado de formas ta deliciosamente pecaminosas.

Un día, Severus se armó de valor y fue a ver a Albus. Le dijo que quería pedirle  la mano de su hija en matrimonio, que la amaba con toda su alma y que haría cualquier cosa por ella. Albus se sorprendió al escuchar la propuesta, pero vio una oportunidad de acercarse al Señor Tenebroso y de proteger a su hija de los peligros de la guerra. Así que aceptó, con la condición de que Severus se uniera a la Orden del Fénix y le revelara los planes del Señor Tenebroso. Severus aceptó sin dudar, dispuesto a traicionar a su amo por amor.

Ella no podía creer lo que su padre le había dicho. No quería casarse con Severus, un hombre frío y cruel que le daba miedo y la atormento en sus años colegiales. Pero su padre le dijo que era por el bien mayor, que confiaba en Severus para cuidar de ella y que era su  oportunidad de derrotar al Señor Tenebroso. No tuvo más remedio que obedecer, aunque se sentía triste y asustada.

Se casaron en una ceremonia sencilla y discreta, sin muchos invitados ni una celebración tan ostentosa. Severus estaba feliz de tenerla como su esposa, pero ella no podía ni mirarlo a los ojos, más por la vergüenza al casarse sin conocerse. Severus la llevó a su casa, una mansión antigua y clásica, llena de objetos antiguos y criaturas fantásticas. Allí intentó acercarse a ella, pero ella se negó a intimar con él. Severus se decepcionó, pero no quiso forzarla. Pensó que con el tiempo ella lo amaría, que sólo necesitaba paciencia y comprensión.

Pasaron los meses y su matrimonio mejoró, poco. Severus seguía obsesionado con ella, para ella era un poco intenso, pero tenia su lado bueno, le confirmaba que solo estaba interesado en ella. Severino le compraba regalos, le hacía cumplidos, le preparaba cenas románticas, pero ella no le correspondía como el queria. Severus se sentía frustrado y celoso, pero no se atrevía a mostrarlo. Temía que lo dejara, que se fuera con otro, que lo odiara.

Un día, Albus su ahora suegro, los invitó a una cena especial para un viejo amigo de él. Severus y ella fueron a la casa de Albus, una cabaña acogedora y luminosa, llena de libros y plantas. Allí conocieron al amigo de Albus y al hijo de éste, un hombre mayor, guapo y que llamó la atención de la joven esposa de Severus. Se llamaba Adolf y era un auror, un mago que se dedicaba a capturar a los criminales. Adolf se fijó en ella y le sonrió con simpatía. Ella se sintió atraída por él y le devolvió la sonrisa. Severus notó el leve coqueteo entre ambos y al principio trató de controlarse, pero ver a Adolf seguir coqueteando con su esposa lo alteró tanto que se lanzó contra él y lo golpeó amenazándolo de no acercarse a ella.

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