❝𝐁𝐮𝐞𝐧𝐨𝐬 𝐝𝐢𝐚𝐬..❞

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Cyno, un chico de 19 años que vive en una gran mansión debido a la cantidad de dinero que tienen sus padres, ha sido reconocido en todos lados y miles de personas se interesan en aquel hermoso peliblanco, mas el no ha sentido ningún interés en nadie.

― Buenos dias, mi nombre es Tignari y es un honor trabajar aquí. ― habló una desconocida voz, con cautela Cyno observo detrás de la puerta, acercándose a la voz se encontró con un chico pelinegro de algunas mechas verdes, largas orejas de zorro y una esponjosa cola que se movía de un lado a otro.

― Oh, el es Cyno, saluda hijo. ― habló la mujer, siendo esta la madre de Cyno.

― un gusto Tignari, que serás de está casa? ― evitando hacer un chiste, miro seriamente al pelinegro, quien mantenía una mirada relajada. ― seré jardinero de tu casa, tengo una gran experiencia en plantas e incluso en animales. ― Cyno sonrió levemente y paso por el lado de Tignari. ― podrías encargarte de que la bugambilia que nunca le creció a mi mamá florezca, haha. ― La mujer lo miro con enojo y suspiró. 

― bien tignari, puedes comenzar a hacer tu trabajo. ― aquel chico asintió y salió al gran patio lleno de hermosas plantas. ― wow, cuanta naturaleza. ― sonrió orgulloso y comenzó en cualquier lado, total, era un enorme lugar, pero para mantener los ordenes comenzó por la izquierda, cerca de la habitación del peliblanco.

Por la ventana, que Cyno abrió, procedió a mirar al pelinegro hacer su trabajo, sintió querer llevarse bien con aquel jardinero de la casa así que buscó maneras de conversar con él. 

― oye pss.. ― llamó a Tignari, aún con una voz silenciosa, el chiquillo volteó. ― Mh? ― Cyno sonrió suavemente y saltó por la ventana. ― ¿qué tal? ¿cómo decidiste venir aquí? ― inició la conversación con una mirada seria y al parecer intimidante, como era de costumbre, Cyno solía ser así sin querer, pero al pelinegro no parecía intimidarle aquella mirada, pues lucía calmado ante la situación, aún así, sabía que Cyno venía con buenas intenciones. 

― yo, a pesar de mis pocos años de estudio llegué a ser muy inteligente en el tema de las plantas, amo la naturaleza y por eso estoy por ahora siendo jardinero, quiero pronto ser guardabosques pero dicen que no tengo edad aún. ― contestó Tignari, Cyno oía cada palabra con atención. ―ya veo, entonces no te quedarás aquí por siempre como todos. ― miró hacía dentro buscando alguna persona la cual hacer referencia sus palabras. ― tu.. te llamabas Cyno verdad? ― habló un poco tímido. ― si, y tú eres Tignari, podrías enseñarme algo acerca de las plantas? ― preguntó, intentando acercarse a un tema amistoso con Tignari, quien acepto con felicidad. 

― por supuesto! mira, este es.. ― así pasaron las horas, Cyno nunca había prestado tanta atención, no tanto en el tema, si no en la preciosa voz angelical de Tignari, sentía enamorarse de aquel pelinegro de puntiagudas orejas, causándole cierta intriga al verlas. ― tus orejas son interesantes. ― admitió Cyno, Tignari las bajo y subió mirando al peliblanco. 

― Mis.. orejas? Uh, si, no es normal ver a alguien como yo, mis orejas y cola son de un zorro, mis oídos.. son sensibles y cualquier ruido fuerte puede serme molesto e incomodo. ― advirtió Tignari, bajando y cubriendo las largas orejas.  ―Oh! ya veo, entonces tendré cuidado si llego a gritar mientras juego. ―

Ambos se tuvieron de frente unos segundos, antes de que por los cielos cayese un pétalo de flor rojizo, haciendo que ambos miren hacía arriba. ― es esa la bugambilia? ― preguntó Tignari, viendo la decaída planta. ― Si, es esa. ― Tignari la observó un momento y la examinó. ― se ve mal, talvez un poco de cariño la pueda arreglar, tienes una escalera? ― Cyno se dirigió cerca de una de las puertas donde al lado había una escalera, la tomó y la llevó donde Tignari pidió. ― Gracias, Cyno. ― sonrió el pelinegro y se subió en la escalera.

con una regadera se subió Tignari a regar aquella bugambilia, desde abajo, Cyno mantenía la escalera firme para el chico. Una vez la flor regada Tignari bajó y siguió con su trabajo.

Una vez terminado los dos se recostaron en el pasto

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Una vez terminado los dos se recostaron en el pasto. ― estás seguro de que esto lo puedo hacer? ― Cyno miraba a Tignari. ― claro, yo te lo permito y mamá no se enoja. ― así pasó la noche y Cyno logro convertir al lindo jardinero en uno de sus amigos. Observando el cielo oscurecerse se dio cuenta de que la noche se acercaba. ― deberíamos ir a dentro, seguro mi mamá tiene una rica cena y tu estás invitado. ― Se levantaron y entraron en dirección a la cocina, Tignari siguiendo a Cyno por la enorme casa.

― Oh, ya llegaron, como la pasaste en allá fuera Cyno? ― Preguntó el hombre, sonriendo. ― sabías que estaba afuera? ― contesto con duda. ― claro, no es primera vez que sales por la ventana de tu cuarto al patio, cuando eras pequeño... ― Cyno calló a sus padres antes de qué dijesen algo vergonzoso, luego dirigió su mirada al jardinero y le sonrió. ― Tignari, mamá, papá, Nilou la empleada de yoga y danza y Nahida mi hermanita menor. ― invitó al pelinegro a sentarse y se sentó junto a él.

así concurrió la cena, un delicioso pollo asado con papas y otros condimentos para degustar, aunque Tignari prefirió comer ensaladas a preferencia. ― muchas gracias. ― Cyno se levantó junto a Tignari para enseñarle su habitación. ― prefieres dormir en la cama de mi habitación o en una separado? ― propuso Cyno mostrandole ambas opciones. ― por qué tienes dos camas en tu cuarto? ― Cyno comenzó a recordar. ― Cuando Nahida era mas pequeña, dormía acá para que estuviese mas protegida.

― Oh.. ―

Finalmente, Tignari se decidió a dormir cerca de Cyno, se recostó en la cama y cayó dormido en menos de 10 minutos.

Finalmente, Tignari se decidió a dormir cerca de Cyno, se recostó en la cama y cayó dormido en menos de 10 minutos

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вυgαмвιℓια - cynonariDonde viven las historias. Descúbrelo ahora