❝𝐥𝐚𝐬 𝐧𝐮𝐞𝐯𝐚𝐬 𝐫𝐨𝐬𝐚𝐬❞

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Otro día transcurrió simple, una mañana como cada día iluminaba los ojos aquel jardinero, se levantó sin problemas y se estiró, aprovecho de acariciar sus orejas y peinar su cola para estar listo para el nuevo día, al ver a Cyno, lo observó despierto pero sumido en sus pensamientos, decidió no molestarlo e irse a hacer su trabajo.

Mientras trabajaba, veía cuidadosamente las flores y las olía con felicidad, iba directo a buscar la regadera hasta que una nueva planta llama su atención. ― rosas? ― se acercó a mirarlas mejor, efectivamente, se trababan de unas rosas que aún no crecían por completo, Tignari sonrió y rego la planta. ― le contaré a Cyno.. ― sonrió denuevo al oir su propia voz mencionar aquel nombre, agitó su cola y comenzó en marcha al cuarto del peliblanco.

Cyno permanecía acostado en su cama pensando en su nuevo compañero, sus lindas orejitas y su esponjosa cola de zorro, abundaban las ganas de acariciar aquel cuerpo, de repente una mano es despertado de sus pensamientos.

― Cyno? ― preguntó el pelinegro, agitando su cola. ― Ahí estás, mira, hay unas rosas nuevas, vamos a verlas. ― sonrió dulcemente. Cyno se levantó enseguida, ni siquiera decidió si dudar o no y siguió a Tignari hasta el patio, las rosas eran hermosamente rojas, no mostraban su maxima belleza debido a qué aún no florecían. ― aún no florecen, pero seguro pronto lo harán.. Y serán hermosas. ― comentó Tignari.

Así volvió a transcurrir el día, nada nuevo se presentó mas qué la bella flor.

Tignari se acostó en la cama, no sabía quien dejó aquellas rosas, pero para él eran preciosas. Solo lo olvidó al cerrar los ojos y dormir.

Abrió los ojos y sin ni siquiera enfocar bien la vista, se topó con un pequeño "regalo", una rosa extravagante, una rosa negra con toques verdes parecidos a su cabellos, la observó detenidamente y se enteró de que era de papel maché, aún así con la duda, miro a Cyno, quien dormía placenteramente en la cama de la otra esquina. ― quien habrá sido.. lo habría escuchado.. ― se preguntó, la dejó encima del velador, ordenada y bonita, sonrió pensando en una posible persona, pero su pensamiento acabó cuando por fin decidió levantarse por completo y comenzar el día.

Mientras trabajaba, seguía con su pensamiento de sospechas, debió ser alguien bastante listo para que sus largos oídos no lo oigan, aunque por otro lado, no esperaba un regalo tan.. lindo. ― vamos Nari.. piensa. ― se concentraba en trabajar y pensar correctamente y llegar a una buena conclusión, pero absolutamente nada llegaba a su mente. Cyno, lo pensó, no se lo creyó del todo, puesto que era solo una teoría y quien sabía, se dirigió al cuarto y toco el hombro del mayor.

― Mh? ― abrió un ojo, mirando al pelinegro, Tignari suspiró. ― Tu sabes quien me dejó esto..? sabes, siento que fue un regalo muy lindo y quisiera dar las gra.. ―

― Fui yo. ― habló Cyno, de su bolsillo sacó otra rosa idéntica al regalo y se la entregó a Tignari. ― Uh.. yo, gracias. ― sonrió amablemente y recibió aquella rosa, dejándola junto a la otra. ― espera, déjame hacer un ramo. ― del velador, sacó muchos papeles y comezó a darle forma, Tignari miraba con atención, con un leve rubor en sus mejillas desvió la mirada. ― ahí lo tienes, es mi demuestre de cariño. ― sonrió, entregandole el ramo de flores a Tignari.

― gracias, Cyno. ― dejó el ramo ordenado junto al velador. ― veamos la maravillosa.. jajaj, bugambilia. ― Cyno aceptó y se levantó de la cama, ambos llegaron y como siempre, aquella flor morada crecía y florecía lentamente, con paciencia, pronto daría fruto el esfuerzo que Tignari puso en esto. ― puede que dentro de 1 semana ya este perfecta.. tu que crees? ― Cyno observó la planta. ― supongo que sí. ― se miraron unos segundos, luego ambos sonrieron.

Llegó la grandiosa hora de cenar, muchas comidas se presentaban en la mesa para todos los gustos, finalmente, todo terminaba vacío ya que habían muchos trabajadores en la casa.

Una nueva mañana se presentó para Tignari, se levantó como siempre, pero está vez miro a Cyno, se acercó cauteloso a mirarlo unos segundos

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Una nueva mañana se presentó para Tignari, se levantó como siempre, pero está vez miro a Cyno, se acercó cauteloso a mirarlo unos segundos.. ― mm.. ― se fue sin más.

Salió al patio con el sentimiento de haber olvidado algo, regó las plantas y.. cayó al piso sin haberse dado cuenta, cerró los ojos y simplemente se desmayó, cayó en el pasto y ahí quedo hasta que Cyno llegó un tanto preocupado. ― Nari! dios mio. ― lo levantó y afirmó en sus brazos, llevándolo a su cama.

― cómo te olvidaste de desayunar? ― preguntó con una voz seria, molesta.

― Lo lamento, yo solo... he estado despistado estos días, es error mio. ― contestó un poco apenado, se rascó la cabeza y acarició sus orejas. ― Ahh.. qué estará pasando conmigo.. ― suspiró agotado. ― puedes tomarte el día, yo le diré a mi madre y ella no se hará ningún problema. ― le dijo, le dio una amable sonrisa y paso la mano por sus orejas, con cuidado, debido al roce, se movieron instintivamente. ― Eh? de verdad? muchas gracias.. supongo. ― bajó las orejas un poco triste, parecía querer trabajar y demostrar su esfuerzo.

― no te preocupes, hagamos algo, mira.. tengo un juego de cartas muy divertido. ― sacó unas cartas del velador, mostrándoselas a Tignari.

― bien, juguemos. ―

 ―

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вυgαмвιℓια - cynonariDonde viven las historias. Descúbrelo ahora