Capítulo 02

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     No durmió bien en toda la noche.

Cada quince minutos, Leonardo se despertaba exclusivamente para revisar los huevos; su temperatura, que ninguna manta estuviera fuera de lugar, que ambos estuvieran bien acomodados y más. También se arrepintió por haber puesto a los huevos a los pies de su cama, pues tuvo que buscar e intentar todas las formas de dormir posibles sin correr el riesgo de darle una patada o desacomodar a los huevos.

No quería que nada malo les pasará, ellos eran su responsabilidad ahora y el iba a cuidarlos como era debido.

Aunque claro, aún tenía sus dudas respecto a ellos y sobre si los Kraang hubieran utilizado algo fuera de su ADN. Y dado el caso y dependiendo si aún quedaba algo del experimento de los Kraang con su información genética -lo cuál dudaba-, estaba dispuesto a volver a infiltrarse en el T.C.R.I únicamente para buscar más información al respecto.

—Buenos días, pequeños —saludó, pasando su mano sobre los cascarones y sonriéndole. —¿Que tal su primera noche en su nuevo hogar? ¿Durmieron bien?.

Le gustaba hablar con los huevos, sabía que ellos no le contestarían y que probablemente ni siquiera lo pudieran escuchar, pero aún así, le gustaba hacerlo.

—Iré a hacer unas cosas, pero no sé preocupen, volveré —dijo, colocándose su bandana y su equipo. —Vendré a verlos en un rato, así que no se muevan de aquí, ¿Está bien?.

Le sonrió a los huevos, revisando una última vez que todo estuviera en orden y salió de su habitación. Antes de cerrar la puerta le dió una última mirada a los huevos, y un leve sentimiento de preocupación lo invadió.

Tranquilo Leonardo, no les pasará nada se dijo a si mismo, suspiró y finalmente cerró la puerta de su habitación y comenzó a caminar en dirección a la cocina.

[ . . . ]

—¿Acaso no piensas contarnos cómo te fue anoche?.

Todas las miradas estaban puestas sobre el, sus hermanos parecían impacientes y con una ilusión brillando en sus ojos, como si estuvieran imaginando todo lo que hizo anoche y esperando que contará los hechos de manera detallada. Splinter también lo miraba, esperando pacientemente su relato.

Parpadeó, y en su cabeza empezó a idear miles de excusas que sonarán lo suficientemente convincente para que su familia no dudara de la veracidad de sus palabras. No pensaba contarles que había sido descubierto casi al instante, que estuvo casi dos horas tratando de encontrar su información genética y mucho menos pensaba contarles de los huevos.

Inhaló y exhaló internamente, dejando su té de lado y mirando a su familia. —Habían clones —empezó, desviando levemente su mirada. —Muchos- muchos, muchos clones —su voz tembló y pareció dudar, Rafael y Donatello le dieron una mirada no muy convencidos, mientras que Mikey gritaba por más detalles y Splinter escuchaba atentamente.

—Yo- tardé en encontrar en dónde tenían mi... Información genética, habían muchos clones eh... ¿Persiguiendome? —se golpeó internamente. Nunca fue muy bueno mintiendo, y eso lo demostraba.

Por la expresión de Rafael y Donatello ya sabía que ellos no le creían, y, aunque Splinter pareciera algo indiferente, Leonardo también sabía que su padre tampoco le creía. El único era Mikey, quien seguía esperando por más información.

—Y- eh... Eso, ¡Eso fue todo! Yo- rebane unos cuantos Kraang y... Fue bastante- muy raro tener que... Matarme a mí mismo —finalizó y se encogió de hombros, volviendo a tomar la taza de té en sus manos y dándole un sorbo rápidamente.

Hubo un gran e incómodo silencio, silencio que duró hasta que Mikey terminó de rehacer toda su supuesta aventura en su cabeza y jadeó.

—Geniaaal —dijo el de bandana naranja, alargando la a y con sus ojos brillando de admiración. —¡Eso tuvo que haber sido asombroso! Y también raro, y- espera... Mataste a tus clones, que literalmente eran tú, eso... ¿Eso se puede contar como suicidio?.

Y mientras el pecoso se perdía en sus pensamientos, y Donatello cuestionaba y procesaba las palabras dichas y Rafael resistía sus ganas de golpear a Mikey, Leonardo aprovecho para huir y salir de la cocina.

Ya en la sala suspiró, aliviado. Sabía que nadie le había creído a excepción de Mikey, pero también sabía que no iban a volver a tocar el tema de su misión en un buen rato. Leonardo todavía no sabía cómo ni cuando decirle a su familia sobre los huevos, probablemente lo haría en cuanto estos rompieran el cascarón o hasta que la presión de mantener el secreto pudiera con el y se viera en la necesidad de contarlo.

Cerró los ojos y suspiró, dirigiendo su mirada hacia el dojo.

Un poco de meditación ayudará pensó, encaminandose hacia el dojo con la intención de meditar durante un rato con tal de calmar sus pensamientos.

Y mientras Leonardo se adentraba al dojo, la vieja rata seguía con la mirada cada uno de sus movimientos. Splinter entrecerró los ojos, sabía que su hijo mayor estaba ocultando algo, desde que llegó la noche anterior de la misión Splinter supo que algo andaba mal con el.

Pero, ¿Que?, ¿que tanto le estaba ocultando Leonardo?, ¿era realmente tan malo como para no querer decirlo?.

Suspiró, aunque la curiosidad lo estuviera matando debía ser paciente, sabía que su hijo le contaría la verdad tarde o temprano.

Tarde o temprano...

𝐓𝐰𝐨 𝐥𝐢𝐭𝐭𝐥𝐞 𝐓𝐮𝐫𝐭𝐥𝐞𝐬 | TMNT 2012Donde viven las historias. Descúbrelo ahora