Nueva York, Manhattan.
24 de diciembre de 2017.
Las congestionadas calles de Nueva York se engalanaban una vez más con una brillante decoración navideña. Las luces, de variados colores y formas, adornaban la ciudad, desde pequeños bastones de dulce en postes, hasta enormes regalos tejidos con luces en los parques. Las tiendas rebosaban de actividad y las temperaturas no paraban de bajar, la alta demanda y ritmo obligaban a todos a apresurarse, lo que resultaba en un caótico tráfico. Aviones surcaban el cielo, marcando la llegada de algunos y la despedida de otros de la ciudad. En cada estación de radio, resonaban con energía los clásicos villancicos y éxitos navideños. Y la televisión no se quedaba atrás, los noticieros del clima pronosticaban una fuerte nevada justo en la mañana de Navidad, y tanto los sets como la vestimenta de los periodistas, gritaban festividad.
La Navidad en Nueva York era única y mediática. Su grandiosa tradición y alcance inspiraban a muchos a soñar con experimentar esta velada al estilo neoyorkino. Pero MinSeok, en vez de sentirla como algo mágico, pensaba que era su mayor sufrimiento y tortura. Él reconocía lo impresionante y hermosa que era la Navidad neoyorkina, sin embargo, su corazón anhelaba era estar en otro lugar celebrando con sus seres queridos. Las atractivas costumbres americanas no lograban llenar ese vacío que sentía por no estar en su verdadero hogar; él podría estar en el lugar más hermoso del mundo, pero si no estaban con él los que amaba, todo carecía de significado.
Sentado en su escritorio, jugaba sin entusiasmo. Cada clic y estrategia eran una obra automática, simples distracciones para escapar de ese sentimiento de ausencia. En las paredes de su habitación colgaban una extensa colección de fotos que evocaban su amada Corea: las hermosas playas de Busan, la vista de la torre de Seúl, los encantadores árboles de cerezo, el río Han, los templos, la comida, sus antiguos amigos, las cenas y su familia.
MinSeok, justo antes de abandonar el país, se había esforzado por encapsular en fotografías lo que más amaba de Corea, para sentirlo más cerca. Sin importar en qué rincón del mundo estuviera, quería llevar una parte de ella.
No obstante, una fotografía en particular destacaba más que las demás. En un elegante marco blanco, descansaba en su escritorio una imagen nocturna de dos jóvenes con grandes bufandas que cubrían casi todo su rostro. Tras ellos, se alzaba un hermoso árbol de cerezo adornado con luces amarillas que, en el papel, parecían pequeños destellos de estrellas. Sus ojos lucían más pequeños de lo normal, y los cortes de cabello de ambos eran casi idénticos. En una esquina de la fotografía, un breve mensaje escrito con marcador blanco y una hermosa caligrafía decía: "Te quiero mucho, Hyung".
Se había vuelto costumbre para MinSeok, de vez en cuando, desviar la mirada hacia aquella fotografía mientras trabajaba. Verla le traía buenos recuerdos que deseaba revivir en fondo de su corazón, pero muy prontamente el mismo se obligaba a apagar cualquier llama o sentimiento que se empezara a arraigar en su interior, dejando entonces un nudo en su estómago y un vacío en corazón.
De todas las personas y cosas que había dejado en Corea, lo que más extrañaba era a su amigo MinHyung.
La puerta de la habitación del menor se abrió de repente, revelando a una enérgica y hermosa chica de cabello ondulado y largo, que llevaba varias capas de abrigos.
—Himari, por favor, aprende a tocar.
—Veo que no estás de humor —se puso detrás de él, observando detenidamente la pantalla de su computadora— ¿No estás en medio de una partida?
—No —se giró para quedar frente a ella.
—¡Qué oportuno! —la chica se sentó en la cama detrás del escritorio—. ¡Tengo una sorpresa!
ESTÁS LEYENDO
New Road - Keria x Gumayusi
FanfictionLos hermanos Ryu tras la muerte de sus padres, tomaron las riendas de sus vidas, escribiendo un nuevo camino juntos. Huyendo de todo su pasado, dejaron su vida en Corea atrás para empezar en de cero. Sin embargo, años después regresarían a dar la ca...