¿Omega?

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—Siempre se tiene que tener mucho cuidado, más cuando son estás temporadas altas del Celo, el mundo se vuelve muy peligroso ya que no sabes con qué tipo de personas te toparas cuando tu celo se presente sin previo aviso, por eso es recomendable no salir de tu casa cuando sientas estos tipos de mareos en la cabeza o calentura entre otros síntomas extraños —
explicó la doctora a izuku quien tenía el papel del diagnóstico en manos, estaba nervioso no podía creer que era omega, siempre supuso que sería Beta, ya que nunca fue igual a los demás omegas, él se autodenominaba especial.

Al escuchar las palabras de la doctora trago seco y guardo su diagnóstico.
—¿Cómo sé cuándo llegará ese momento? —
Temía que al llegar su celo las cosas se salieran de control, pues cuando tenía que ser la primera vez de cada experiencia está era inesperada.

—Mayormente en los omegas se sabe por un intenso dolor de cabeza o sentir que el estómago se revuelve al inicio, no durará más de 20 minutos —
La mujer sacó un frasco de pastillas marrón oscuro del cajón de su escritorio
—Mira, hay pastillas e inyecciones puedes comprarlas son sumamente económicas siempre y cuando tengas mucha precaución y cuidado —

Izuku estaba sudando a pesar de estar en el aire acondicionado del consultorio de la escuela, sacó un par de monedas y unos pocos billetes de su pantalón
—¿Cuánto será por las pastillas? —

—$100 pesos. —

Al salir del consultorio con las pastillas en la mano y sin dinero se dirigió nuevamente a su aula pues era el último de la fila que recibía instrucciones debido al diagnóstico que se hicieron obligatoriamente por los docentes del colegio, sus compañeros de clase habían salido del salón en cuanto se escuchó la campana, mientras que él se dirigía apenas a su mesa con una mirada perdida, como si se fuera a desmayar ahí mismo, no le gustaba nada esto, estaba consiente del peligro que le esperaba y más donde sabía que la mayoría de sus compañeros de salón eran alfas.

Cubrió su cabeza con su brazo en método de defensa, sus pensamientos inundaron su mente de amontones, pero no fue hasta que su "amigo" Katsuki entro al aula. Lo miró asustado no quería decirle que era omega o se esperaría lo peor, pues Katsuki le había confesado que odiaba a los omegas y más cuando eran hombres, los miraba como alguien débil.

—¿Qué estás haciendo? Apúrate.—
Dijo desde la entrada de la puerta esperando por izuku ya que este le dijo que se irían al salir de clases.

—Claro, claro, perdón.—
Se levantó casi corriendo y agarro su mochila.

Hubo un silencio intenso por más de 7 minutos camino a casa, el menor se detuvo pues comenzó a sentir una rara sensación en su estómago pero no dijo nada.

—Me duele tanto el estómago, no creo que sea mi celo, apenas hoy me lo diagnosticaron es imposible, más porque no estamos en temporada o eso creo, espero que kacchan no sospeche nada—Pensó.
Sentí unas pequeñas gotas de lluvia en mis hombros, para empeorar el día no íbamos ni a mitad del recorrido a mi casa.

Ambos se apresuraron para refugiarse debajo de uno de los cuartos del callejón, entraron fácilmente por la vieja puerta de madera rota, no tenía manija. Estaba empolvado, como si no hubiera nadie ahí por años y con un olor a tierra mojada por la humedad de la lluvia, a medida que se iba nublando y anocheciendo se tornaba más gris.

—Kacchan... no sabía que estaría lloviendo, perdón, no te lo hubiera pedido desde el principio. —

El aroma dulce pastel que desprendía izuku de su piel se iba incrementando en aquel cuarto abandonado y gris, cada minuto se sentía más raro, kacchan sabía que algo andaba mal con izuku desde que habían salido de la escuela. Podía saber por sus instintos que su mejor amigo era un omega en celo, ya que Katsuki era un alfa puro.

Las hormonas del Omega para ese entonces llenaron todo el cuarto, sus mejillas se tornaron color salmón, se abanicaba con su mano aunque el aire fuera bastante fresco, sentía que su piel se quemaba. Tenía una peculiaridad curiosa y esque su celo solía ser muy fuerte eso significa que sus hormonas pegaban muy fuerte al olor de los alfas y betas.

Bakugo se quedó en silencio, con una mirada juzgadora, mantuvo distancia pues empezaba a sentirse raro, no quería tener contacto mínimo con el Omega, le daba asco, pero tampoco quería irse de ahí pues para ser su primera vez viendo a un omega en celo tenía curiosidad, cómo actuaría, qué era capaz de hacer apesar de que Deku le hablara por su nombre "kacchan" el no le dirigía la palabra hasta que el menor se levantó y se dirigió con él.

—Me siento muy mal, kacchan, creo que desayuné algo podrido... Podrías llevarme a casa?— dijo en un tono casi susurrando, su voz se quebraba.

—Ven aquí. — ignorando toda palabra que había dicho lo agarró de la muñeca llevando a ambos hasta un rincón de aquel cuarto empolvado, sus manos presionaban los pequeños antebrazos del menor con fuerza. Lo miro detenidamente, nunca habían estado tan cerca como en ese entonces.

—C-creo que necesito una pastilla en serio me siento muy mal— trató de soltarse pero no pudo, ya era muy tarde como para sospechar que estaba en celo.

¿Qué tan molesto puedo ser? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora