02: Desconocidos

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"Es el primer día como recluta, y siendo sincera, es como estar en un nuevo mundo. Hay niñas con un semblante aterrador pero al mismo tiempo es atractivo de presenciar.
Mikasa Ackerman, sus rasgos son únicos y hermosos, nunca había conocido una joven tan hermosa como ella.
Ymir, es ruda pero linda, sarcástica.
Sasha Blouse, es temeraria y parece que no le importa nada más que la comida. De hecho se comió una papa hervida enfrente del instructor y, ¡actuó como si nada! ¡Qué mujer más loca! Aunque me inspira un poco de confianza. También es mi compañera de litera.
Mina Caroline, me recuerda a una niña de Yarckel, incluso su personalidad dulce es idéntica a la de ella.
Annie Leonhart, al igual que Ymir, ruda y linda, poco sociable, creo que la he visto en otro lugar pero no recuerdo qué día y en dónde.
Son los nombres que más recuerdo por parte del lado femenino y de los varones...
Jean... tiene una meta en mente.
Connie... igual que Sasha, tienen personalidad tenaz y simplemente es único.
Marco Bott se ve un chico muy sociable y feliz, tiene una meta clara. Digno de admirar.
Eren... parece loco, su mirada es seria y si algún día se enoja, lo más probable es que me daría miedo.
Armin Arlert..."

Camille dejó de escribir en su diario, podía plasmar sus palabras tan rápido cuando describía a sus nuevos compañeros, pero el simple hecho de recordar al joven Arlert, no lo podía describir... La palabra "lindo" podría encajar, aunque Camille pensaba que "delicado y suave" sonaría mejor.

—Supongo que eso lo dejo para mañana —hizo un pequeño bostezo. Cerró su diario y lo escondió debajo de su almohada. Acomodó su ropa en los cajones y alistó su uniforme para la mañana siguiente.

La tarde transcurrió mirando a Sasha Blouse corriendo por el campo, fue su castigo por lo hecho en la mañana.

A la llegada de la cena, se formaron en fila con un plato de metal viejo y un vaso, esperando pacientemente por la comida.

La mente de Camille hacía anotaciones de todo lo que había a su alrededor, el cómo se comportan los jóvenes de su edad e imitaba uno que otro gesto, pues quería aparentar y encajar con ellos.

Agradeció cuando sirvieron su comida, revisó las mesas si alguna estaba desocupada, pero en su mayoría había grupos, hablaban entre ellos amenamente. Solo eran jóvenes curiosos tratando de conocerse entre sí.

Camille se sentó en una mesa que se acababa de librar. La inseguridad emerge del cuerpo de la joven, no se sentía a gusto y mucho menos parte de ellos.

«Solo es cuestión de acostumbrarse y hablar un poco con los demás...», pensó Camille mientras daba el primer bocado. El nudo que se forma cuando estás a punto de llorar lo podía sentir la baronesa, se sentía tan pequeña y de poco carácter al estar ahí. Le resultaba difícil tragar.

Aunque bebiera tres litros de agua, ese nudo no se iría tan fácilmente.

Suspiró y volvió a comer, cerraba los ojos imaginando que estaba con su familia. En la casa de Ehrmich, comiendo postres que le habrían regalado a su madre o tal vez su padre quiso cocinar algo. Solo escenarios en los que ella se podría sentir segura.

El gusto le duró poco cuando una sombra gigante disipó la imaginación de Camille.

—¿Está ocupado? —preguntó el joven. Su voz era varonil y fuerte.

Camille levantó su mirada y enfrente de ella se encontraba un joven de cuerpo fornido, cabello rubio y corto, sus brazos parecían dos troncos fuertes de árbol de cedro, y sus ojos miel transmitían seguridad y curiosidad. Camille tragó en seco.

«Impone demasiado», pensó.

—No, para nada —respondió.

Detrás del joven fornido, aparece otro joven, más alto, pero tenía un semblante más temeroso, sus ojos eran color oliva y su cabello negro.

Ich Liebe Dich [Armin Arlert]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora