Capítulo 34

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La oscuridad era iluminada poco a poco por una intensa luz ante mis ojos, faltaba acostumbrarme a ella, y evitar marearme también por lo borroso que veía

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La oscuridad era iluminada poco a poco por una intensa luz ante mis ojos, faltaba acostumbrarme a ella, y evitar marearme también por lo borroso que veía. Rápidamente me senté en la cama al sentir una mano sobre mi pierna.

— Ey, no te levantes así, te marearás— dijo Do Hyun levantándose y acercándose a mí, colocó una mano en mi espalda y con delicadeza me volvió a recostar en la cama.

Yo lo miraba con asombro, no entendía que estaba ocurriendo, tampoco sabía dónde estaba. Rápidamente eché un vistazo de donde me encontraba; habitación blanca, aparatos de una habitación de hospital y estaba acostada sobre una camilla.

— La enfermera dijo que puede que al despertar te sentirías aturdida y desorientada.

Volví a mirarlo, estaba cerca de mí, muy cerca. Tan agradable pero sofocante a la vez; coloqué una mano en su pecho y lo alejé sutilmente.

— ¿Qué ocurrió...?— mi voz era débil.

— Te desmayaste... Ten, bebe de esto...— me ayudó a beber un poco de té.

— Te pregunté algo...— dije para apartar mi cara de la taza — Respóndeme...— mi tono de voz no fue muy amigable que digamos.

— Te desmayaste ya que Young estaba horcajadas sobre ti, asfixiandote...— bajó la taza y agachó la cabeza, parecía un niño siendo regañado, también noté apagada su voz.

Y recordé, Young encima de mí, parecía una loca gritando por mi casa; llamando a mi padre un idiota, un infeliz. No puedo estar más de acuerdo con ella.

Y no solo eso, también soltando la última gota de agua que rebozó el vaso: cómplice de la muerte de mi madre.

Su madre y mi padre en un amorío secreto, una aventura que desgarraba con crueldad una familia, no, dos familias. Llevando así la culpa y el odio hacia ambas.

No tenía porqué pagar por las acciones de mi padre de su pasado, ¿Young, por qué yo?

— Se acabó mi tiempo de visita...— Do Hyun me sacó de mis ensimismamientos — Si algo no anda bien, llámame, estaré afuera — vi como su mano se acercaba a mi rostro pero volteé la cara, mirando hacia la puerta.

Hubo un silencio incómodo, escuché un pesado suspiro y un débil "Te veo luego".

No quería verlo salir, así que mire hacia el techo, escuchando como abrían y cerraban la puerta. Al estar completamente sola, la tristeza y la rabia se apoderó de mi pecho, extendiéndose por todo mi cuerpo. Las lágrimas amenazaban por salir.

Escuché nuevamente la puerta abrirse y rápidamente me sequé las lágrimas que me habían hecho obligar sacar, suspiré y miré de quien se trataba.

Mal, todo mal. Ya no quería verlo, verlo me abría una nueva herida en el pecho, en mis recuerdos.

𝟏𝟏:𝟏𝟏|𝐿𝑒𝑒 𝒟𝑜-𝐻𝓎𝓊𝓃|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora