𝐎𝐧𝐞 𝐒𝐡𝐨𝐭𝐬 𝐒𝐥𝐲𝐭𝐡𝐞𝐫𝐢𝐧 𝐁𝐨𝐲𝐬

Tormenta (Tom's Version).

Hoy era una noche bastante fría y húmeda. Unas grandes y oscura nubes solapaban el cielo de Hogwarts, emitiendo rayos y truenos dignos de una película de terror.

...

— Abre. -Estabas debajo de tus sábanas cuando escuchaste la voz de alguien al otro lado de la puerta.
Te levantaste de la cama y corriste a la puerta, la abriste para poder ver a Tom con su pijama.

El chico te miró de arriba a abajo y luego entró a tu habitación sin decir nada.

— ¿Qué haces aquí? -Dijiste mirando al chico. No pudiste evitar encogerte por unos segundos cuando escuchaste un trueno.

— Con verte tienes la respuesta. -Dijo el chico mientras terminaba de bajar la persiana de mi ventana. — ¿A qué te refieres? -Dijiste.

— Vamos, ¿Acaso crees que olvide tu miedo por las tormentas? -Dijo el pelinegro mientras se acercaba a ti.

Estabas sorprendida, tu pareja no es el símbolo del romanticismo ni del cariño, por eso te sorprendía que estuviera aquí.

— Cambia esa cara, ¿Tanto te sorprende? -Dijo el chico mientras te guiaba hacía la cama, tumbándose junto a ti.

— Dejémoslo en que no estoy acostumbrada. -Dijiste mientras te apoyabas en el, aprovechando que este te había dado permiso.

— Ya se que no soy el ser más cariñoso, pero jamás dejaría que te ocurriera algo T/N. -Dijo el chico mientras te miraba.

— Y así me gustas. -Dijiste mientras sonreías. Ver como Tom se esforzaba por cambiar su frío carácter por ti te hacía muy feliz.

— No podría dormir sabiendo que tienes miedo. -Dijo el chico mientras ponía una mano en tu espalda.

Unos fuertes truenos hicieron retumbar el ambiente de la sala provocando que cerraras fuertemente tus ojos.

Cuando estos cesaron abriste tus ojos pero Tom te ordenó que los cerraras.

— Tienes que dormirte T/N, mañana tenemos clase y no puedes faltar. -Dijo el chico mientras acariciaba su espalda.

Cada vez que intentas hablar el chico te manda a callar.

— Estaré aquí toda la noche despierto vigilando que nada ni nadie interrumpa tu sueño.

Sus manos te pegaban a el cada vez que oías un trueno.

— Sabes que jamás dejaré que te pase algo...

Sus mano izquierda ahora acariciaba tu pelo de forma delicada, como si fueras una pequeña muñeca de porcelana.

— Ahora duérmete para que esto paso más rápido.

— No quiero dejar de escucharte decir estas cosas Tom... -Dijiste sin abrir los ojos.

Aunque no pudieras verlo, en la cara de Tom se formó una gran sonrisa.

— Si te duermes prometo repetírtelo todos los días.
-Dijo el chico mientras te miraba.

Tu sonreíste.

— Te amo Tommy. -Fueron tus últimas palabras antes de caer en un sueño.

— Yo también te amo muñeca. -Dijo Tom mientras mantenía sus caricias.

Aunque fuera raro en el, Tom te miraba con unos ojos dignos de un joven enamorado. A sus ojos ahora mismo eras vista como la muñeca más frágil y bonita de la tierra, eso sí, su muñeca.
Sus frías manos acariciaban tu fino pelo mientras que otra de sus manos tocaba la curva de tu cintura y cadera con máximo cuidado y delicadeza.

Ahora mismo daba igual lo serio y aburrido que fuera Tom, en este precioso instante eras lo único que había en su mente, lo único que existía para el.
Y lo más importante lo único que quería más que a su vida.

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