Me encontraba en mi habitación, sentada en la silla de mi escritorio terminando de tejer un peluche a mano.
Mi familia no era alguien con muchísimo dinero, por lo que no podían darme galeones cada semana para que saliera a Hogsmeade, así que desde hace unos meses comencé a vender peluches a mano para que los enamorados de Hogwarts se los dieran a sus parejitas.
Mi teléfono vibro por lo que lo levanté para ver de quien era el mensaje. No lo tenía registrado.
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Suspiré mientras miraba todo el trabajo que tenía que hacer, realmente estaba muy cansada, pero, asi podía aprovechar y comprarme algo caro para la fiesta de Pansy.
Deje de lado los encargos que eran para otros días y me centré en los de hoy... Así para las 19:47 ya estaba saliendo de mi habitación con el peluche que me había encargado aquel chico.
Caminé a paso rápido hasta que pude llegar a donde habíamos quedado. No veía a nadie, solo a Tom Riddle, sería casualidad. O al menos eso creía hasta que el chico se me acercó.
— Hola. - Dijo con un tono de voz frío. Pude notar su aroma desde la distancia en la que me encontraba. — Hola Tom, ¿Tu eres quien me contactó? - Dije con una ligera sonrisa, pues, a pesar de que me daba miedo era mi cliente.
— Sí, aquí tienes. - El chico me dió una bolsa con los galeones mientras miraba el peluche. — ¿Te gusta? Puedo cambiarle lo que quieras. - Dije mientras guardaba la bolsa de los galeones en mis bolsillos.
— No, esta bien. Gracias. - Dijo mientras comenzaba a caminar, alejándose de mi.
...
Por fin llegue a mi habitación. Después de entregar a todo el mundo sus encargos y de cenat algo rico en el comedor tan solo tenía que terminar los encargos para mañana poder estar todo el día libre con mis amigas.
Me tumbé en la cama para auto-regalarme un pequeño descanso, vi que tenía nuevos mensajes de Tom Riddle, tal vez no le gustó el peluche.
