Los días después de nuestros días - ASPASIA

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Puedo tomar mis pastillas esperando que me ayuden en algo, pero luego la mente ataca de nuevo.
Puedo sentarme en el parque de Lourdes, rodeado de gente, pero en soledad, observando la naturaleza, las palomas, el movimiento de las hojas pero las lágrimas salen de mis ojos, para expresar lo que siente mi éter.
Puedo jugar videojuegos, leer libros viejos, escuchar música feliz y música feliz y música triste, intentar hablar con la gente de mi universidad.
Puedo también tratar de arreglar mis relaciones familiares
Puedo dibujar a trazos, puedo escribir como me siento, puedo tocar el ukelele, recuerdo tuyo, reorganizar mi habitación, cocinar para mi mamá, barrer, trapear, lustrar mis botas.
Molestar a Kazu, salir a ver perros y rascarles la cabeza, meditar en algún prado soleado o solo fumar un luki del verde.
Maldecir al sistema, cantar una canción que acabo de escuchar por primera vez.
Bañarme mientras pruebo un nuevo shampoo.
Puedo leer otra vez a Byung Chul-Han y la poesía de Cortázar, puedo tomarme una cerveza con amigos, mirar ropa por el centro, andar por Chapinero.
Puedo comprar piedras bonitas, tratar de hablar con los que eran mis amigos, puedo mirar gente bonita que se pierde en la multitud.
Puedo comer un helado vegano de frutos rojos, puedo tener sexo casual con alguna chica que recién conozco.
Puedo despreciar mi universidad, robar cosas pequeñas en grandes tiendas.
Puedo ver a los músicos callejeros, puedo hablar con desconocidos en transmi, puedo buscar un trabajo que no me convence.
Puedo mirar los grafitis, ignorar a los estafadores y despeinarme adrede en la calle.
Mirar si alguien me quizá alguien me ha escrito, apreciar como baila el humo de mi cigarro.
Mirar los rostros de el común, ver las portadas de libros malos, quejarme de el ruido de los carros.
Ver la pobreza en cada esquina, visitar lugares que hace mucho no veía, coger un bus rumbo a mi cama, donde la noche me consume en este lecho de muerte.
Pero nada, nada logra sacarte de mi cabeza.

Poemario: La vida y sus dolorosas consecuenciasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora