Salvando a los Condenados || Drarry ||

Capitulo 1

//Punto de vista de Harry//

"¡Capuchas arriba!" El hombre frente a mí habló lo suficientemente alto como para que yo lo escuchara e instantáneamente arrojé el trozo de tela sobre mi cara, proyectando una sombra sobre él, antes de que los dos entráramos al Valle de Knockturn. Incluso después de la guerra, muchos consideraban que este lugar era inseguro.

En realidad, han sucedido muchas cosas después de la guerra. Me consideran una leyenda viviente, mi nombre se menciona incluso hoy y será recordado en los años venideros, pero esta... fama se estaba volviendo demasiado. Ni siquiera podía salir de la Madriguera sin que me invadiera gente que me agradecía una y otra vez.

No era ningún héroe, sólo un tipo que estaba en el momento equivocado y en el lugar equivocado. Las cartas terminaron a mi favor. Soy tan asesino como quienes lo siguieron, pero aún así se me considera el salvador.

"Mathias, ¿qué estamos haciendo aquí?" Suspiré mientras agarraba a la persona frente a mí, mis dedos tomaron un buen trozo de su bata, deteniéndolo por un segundo. "Hadas", susurró extasiado, antes de soltarse de mi alcance y continuar caminando hacia adelante. Por supuesto.

Desde que lo conocí, le gustaban demasiado las pequeñas criaturas mágicas, las coleccionaba en su casa y, en cambio, lo hacía legalmente, haciendo todos los trámites y licencias, simplemente lo hace de manera rápida a través de subastas, donde no hay nombres. no se necesitan papeles mientras tengas el dinero. Esta vez había logrado arrastrarme a este lío después de que perdí una apuesta con él en el trabajo y ahora tengo que ayudarlo, lo que ahora sé que son hadas.

Lo seguí hasta una pequeña tienda, que tenía varios estantes llenos de libros pegados a las paredes, dejando un claro espacio en el medio. Había un anciano sentado detrás de un escritorio, su rostro alargado, la nariz torcida, arrugado haciendo que sus rasgos se inclinaran hacia abajo, su cabello sólo mechones blancos y peludos, rodeando el atrevido cuero cabelludo.

Mathias instantáneamente se acercó a él y susurró algo que no llegó a mis oídos, haciendo que el anciano comenzara a mirar a su alrededor con sospecha, antes de golpear la pared detrás de él en un patrón extraño, abriendo un pasaje en él, que conducía a un conjunto de escaleras. Podía escuchar fuertes voces murmuradas provenientes del oscuro pozo de abajo.

Sin decir nada mi amigo bajó las escaleras. Mis entrañas me decían que todo esto era una mala idea... Sin embargo, aun así lo seguí. Tan pronto como bajé un par de escalones, la pared detrás de mí se cerró, abriéndome camino para salir de aquí. Simplemente genial.

Los gritos se habían vuelto más fuertes, cuando escuché números gritados por muchas personas diferentes, mientras todos pedían el objeto en el centro de atención, esta vez siendo un huevo de dragón, con un patrón intrincado de todos los tonos de azul en él. Sin duda era hermoso, no es de extrañar que tanta gente intentara hacerlo suyo. Qué desperdicio de dinero en mi opinión.

"Toma", Mathias me dio una tarjeta grande con un número. "No acepté participar en esto", le entrecerré los ojos, a pesar de saber que él no vio lo que sucedió. "Bueno, esto es lo que quise decir con ayudar, así que aguanta. Tal vez encuentres algo que quieras tener", su voz se volvió desvergonzada, sabiendo que yo estaba completamente en contra de todo esto, pero aún así me estaba presionando.

Se mostraron tres elementos más, que nosotros dos ignoramos por completo, antes de que apareciera el primer Hada. Toda la subasta demostró lo estúpido e inútil que era todo esto, ya que Mathias gastó 600 galeones por una sola hada, mientras que si lo hubiera hecho legalmente solo habría gastado unos 200. Una pérdida de dinero.

"El siguiente objeto es un regalo poco común. Hombre, 125 libras, 5 pies 9 pulgadas, rubio con ojos plateados", dijo el locutor me llamó la atención, ya que su tono se había vuelto mucho más oscuro que antes. Cuando terminó de hablar, el telón se movió, revelando a un hombre rubio, arrodillado, completamente desnudo, estaba mirando hacia el suelo, por lo que en realidad no pude ver su cara.