Salvando a los Condenados || Drarry ||

Capitulo 10

//Punto de vista de Draco//

Las llamas verdes me escupieron hacia la habitación de aspecto muy familiar. Solo me tomó un paso antes de que mis oídos recibieran un chirrido de sangre borboteante de la jaula de metal en la que estaba sentado Hawkmoth, sus alas seguían golpeando contra ella, tratando de picotearla por la mitad desesperadamente. Ignoré el pequeño montón de regalos que estaban esparcidos frente a la chimenea y presté mi atención al irritado pájaro.

Mientras intentaba abrir la jaula, el pájaro tonto intentaba morderme, mientras me moderaba con el pequeño candado, incluso hubo varias llamadas cercanas, ya que su pico se cerró justo cuando moví mis dedos. Las pequeñas puertas se abrieron, permitiendo que el pájaro saliera volando instantáneamente, atacándome sin dudarlo. El lado izquierdo de mi frente instantáneamente se encendió, cuando su garra se clavó en mi piel, permitiendo que mi sangre fluyera y lentamente bajara por mi cara.

"¡Polilla de halcón!" Escuché a Harry gritar detrás de mí, su fuerte voz fue como un garrote en la parte posterior de mi cabeza, disparando dolor a través de mí. Salió de la habitación, el maldito pájaro sentado en su brazo, todavía protestando por el encarcelamiento no deseado en la jaula durante los últimos 2 días. Afortunadamente el moreno no miró hacia atrás, de lo contrario vería la herida que había recibido.

Esperé a que bajara las escaleras, antes de salir de la habitación, para ir al baño y limpiar todo, antes de causar más desorden. Al mirarme en el espejo, mis ojos se encontraron con mi reflejo, los fantasmales orbes plateados no contenían nada, como si estuviera viviendo como un no-muerto. Mi piel estaba pálida, con un aspecto casi repugnante, mi cabello desordenado, el rubio que solía tener se oscureció, dándole ese aspecto sucio. Mis labios eran de color rosa claro, tan agrietados que había una gran costra en la comisura de mi boca. Luego miré el líquido rojo oscuro que corría por mi rostro, dándole color a mi rostro de aspecto fantasmal. El corte no era tan grande como esperaba, pero aun así necesitaba puntos, de lo contrario dejaría una cicatriz desagradable.

Por mucho que intenté lavar la sangre, ésta seguía reapareciendo. Incluso sujetar la herida fue en vano, solo me provocó una irritante punzada y ardor.

"Te atrapó bien", la voz de Harry de repente sonó en la puerta. Mis ojos instantáneamente miraron en el mismo rincón del espejo, solo para ver su forma desvanecerse en su propia habitación. "Ven aquí, tengo un botiquín", habló una vez más, pero esta vez fue más bien un murmullo.

Respiré profundamente y entré a su habitación. Lo vi levantarse del suelo mientras buscaba debajo de su cama una caja de zapatos blanca, que ahora estaba encima de la cama. "Siéntate", simplemente habló mientras comenzaba a mirar el contenido de este cuadro. No me defendí, sentándome en el borde de la cama, permitiéndole hacer lo que quisiera.

"Esto podría picar un poco", anunció mientras vertía un poco de líquido en un trozo de algodón y lo movía hacia mi frente, presionándolo contra el corte. Me picó, haciéndome estremecerme por este dolor repentino y ardiente, incluso haciéndome jadear cuando perdí el aliento por un segundo. Fue peor cuando recibí el corte.

"Tendré que coser esto, pero siempre podemos ir al hospital y hacerlo profesionalmente", sonaba tan tranquilo sobre toda esta situación, como si ya hubiera hecho esto antes. "Confío en ti", no dudé en responder, incluso dándole una pequeña sonrisa. La forma en que me miró no tuvo precio. Sus ojos se abrieron ligeramente, sus cejas se alzaron, listas para llegar al techo, sus labios ligeramente entreabiertos y... sus mejillas tenían un tinte. ¿Estaba sonrojado? No, ese debe ser el alcohol que bebió hoy.

"Cierto..." Murmuró, mientras volvía a enhebrar la aguja doblada. No le tomó mucho tiempo hacerlo, sus manos sosteniendo el objeto afilado al lado de mi cara. "Toma, puedes morder esto", me dio un pequeño paño que sacó de la caja, pero yo solo lo sostuve en mis manos. Esto no será nada comparado con el dolor que había sentido antes.