Ep.2

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Había terminado el primer día de clases, el pelirrojo se dirigía a la salida, todo el día había estado mirando al castaño que se sentaba al lado de el, ¿por qué lo hacía? Él no lo sabía, pero quería descubrirlo, sus demonios internos no lo dejaban en paz, y así tomó la decisión de tocarle el hombro al castaño.

—Oh... Monty, eres tú—respondió neutral.

Aunque el pelirrojo intentaba pasar desapercibido, Freddy se había dado cuenta que pasó todo el día mirándolo, quería saber el porqué de eso.

—Freddy... ¿A dónde te diriges?—cuestionó.

—A mi casa—respondió obvio.

Monty rio.

—Me refiero que cuál camino tomas—dijo con una sonrisa.

—Pues... Tomo el tren en dirección a la plaza—dijo pensativo.

—GENIAL, yo también voy para allá—añadió.

—«¿Genial?» Okay pues vayamos—dijo alegre.

Ambos caminaron, hablaron del primer día, ambos querían preguntarse cosas más allá que solo decir las típicas cosas del primer día de escuela que probablemente sus progenitores después se las preguntarían, y obviamente Monty comenzó.

—Ten-...

—Tengo un problema—interrumpió el castaño.

Monty quedó atónito.

—Perdón, ¿decías algo?—preguntó avergonzado.

—¿Tienes un problema?—Monty ignoró lo que le dijo, quería escucharlo.

Freddy tomó una bocanada de aire y habló.

—No un problema como tal, tengo una duda...—dijo nervioso.

—¿Y cuál es?—insistió.

—¿Por qué me miraste mucho este día?

Había ido directo al grano, Monty se sorprendió, dejó de caminar, no sabía ni el el por qué de eso.

—Yo... Yo no lo sé...

Freddy lo miró incrédulo.

—También te quería decir lo mismo—rápidamente reiteró—, ¡quiero saber por qué te miraba tanto!

Freddy se quedó callado, no quería arruinar nada.

—No sé porqué me senté junto a ti, lo hice porque me pareciste...—sin darse cuenta comenzó a llorar—¿Por qué?—susurró.

Monty no sabía que hacer, comenzó a correr hasta la estación de tren, Freddy reaccionó seis segundos tarde y fue tras el, Monty era muy rápido, logró entrar en la estación, para la mala suerte de Freddy... el tren llegó justo, Monty se adentró.

¡NO!, no podía dejarlo así, tenía que alcanzarlo, las puertas a punto de cerrarse, y el a punto de llegar, no lo haría, aunque se lanzara no lo conseguiría, más tenía que intentarlo, Freddy saltó, las puertas a un hilo de cerrarse, pero aún así, a punto de tocar el piso, sintió como algo lo agarraba y las puertas se abrían.

—¿E-e-estás bien?—cuestionó el pelirrojo con los ojos cristalizados.

Freddy no aguantó ver al pelirrojo de esa forma y lo abrazó entrando al metro junto a el, para su suerte no había nadie en ese vagón.
Las puertas se cerraron, y Monty sollozó en el hombro del castaño.

—¿Por qué me siento mal?—cuestionó estremecido.

Freddy solo intentaba calmarlo.

—Monty, vamos a sentarnos...—intentó sentarse junto a Monty, ahora tenían dudas importantes que resolver.

No lo entenderían "Monteddy"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora