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KidFic/comedia/romance/madurando juntos/familiar/fluff/humor/hilarante/vida diaria/vida doméstica/cumpleaños de Gai/nadie muere/Sakumo no está deprimido/divergencias en el canon

(Esta historia es una especie de extensión/what-if/ruta de "El desastroso equipo Hatake", por lo que probablemente tiene más de una referencia entre líneas (aun así, no es necesario leer la otra para entender esta historia. Son absolutamente independientes).

(También, habrá escenas enfocadas completamente en GaiKaka/KakaGai, pero habrá otras escenas completamente enfocadas en DaiSaku/SakuDai. La historia es un 50% de ambas distribuido a lo largo de los capítulos.)

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Los suaves toques en la puerta de su casa lo hacen bajar el periódico y mirar el reloj de la cocina. Es demasiado temprano para que un ANBU lo busque para enviar un mensaje, especialmente, considerando que hoy es el día libre de Dai y que los ANBU rara vez son demasiado amables como para tocar su puerta.

Sin embargo, el suave toque se repite de forma insistente y Dai frunce el ceño, preguntándose si es algún vendedor o algún cartero que ha traído un mensaje hasta la puerta de su hogar. Lo que, de hecho, también es demasiado extraño porque nadie nunca viene hasta aquí. Su casa está a mitad del bosque y Dai es el principal mensajero de Konoha. Si hubiera alguna carta con destino a su hogar, Dai hubiera sido el primero en saberlo.

Pero el toque es completamente real y suena más fuerte, sacudiendo un poco su puerta y haciéndolo dejar el periódico a un lado, repentinamente nervioso cuando considera la posibilidad de que sea algún enemigo intentando engañarlo y estén bajo ataque ahora mismo.

Sin embargo, no hay ningún aura hostil alrededor de su casa y además Dai es famoso en todo Konoha por ser "débil". Ningún enemigo intentaría atacarlo de este modo y probablemente ningún enemigo intentaría atacarlo para empezar.

Sin embargo, eso no significa que Dai sepa de quién se trata y cuando la puerta vuelve a sacudirse sus ojos giran para observar a su pequeño hijo, sonriendo cuando ve a Gai lo suficientemente hipnotizado jugando con sus bloques de plástico como para notar que hay alguien parado en la puerta.

— No te muevas de aquí, Gai — Dai dice y se pone de pie, sacudiéndose las migajas de pan y peinando su bigote para quitar cualquier residuo de espuma de chocolate antes de avanzar hacia el corredor.

Ahí, el ruido de golpes es mucho más claro y sus pies se deslizan impacientemente hacia la entrada. ¿Tal vez es el Hokage con una nueva misión súper secreta? ¿O quizá es alguna visita genial que quiere sorprenderlo y acompañarlo en su día libre?

La sonrisa de Dai se llena de ánimos y gira el picaporte en un solo movimiento, abriendo la puerta con la esperanza de ver a algún viejo amigo de la academia o alguno de los amables ancianos que recurrentemente lo contratan para limpiar su jardín.

Sin embargo, cuando la puerta se recorre detrás de su espalda, todo lo que Dai ve es... ¿un diminuto ramo de flores con pies?

— Buenos días — una vocecita aguda e infantil dice detrás de las flores y Dai se inclina al frente, asomándose entre las hojitas para ver a un pequeño niño de cabello blanco, ojos grises y una máscara de tela cubriendo su rostro hasta la nariz.

— ¿Kakashi-Kun? — Dai jadea y endereza los hombros, preguntándose porque el hijo del famoso e increíble Colmillo Blanco está parado delante de su puerta tan temprano, en domingo, ¡y porque tiene un gigantesco ramo de flores con él! — Tú... eh... ¿viniste a buscar a Gai?

Hasta que cumpla los 16 años.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora