OBSIDIAN ALPHA

Cap 17: Leander

¿Qué carajo estaba haciendo? Se suponía que debía venir aquí, tirarla sobre la cama y follarla. Estaba fuera de mi sistema. Pero en el momento en que vi su mirada herida, todo se fue por la ventana.

Aquí estaba yo sujetándola, sonrojándome y no podía soltarla aunque lo intentara. Yo sabía que estaba asustada. Lo sentí. Ella se tensó cuando le di un ligero golpe en el trasero y supe que ella sí recordaba los azotes que le di antes. La duda comenzaba a apoderarse de mí.

No importa lo que le dije durante los últimos días y no importa cuánto tiempo la miré, no podía sentir nada más que pureza e inocencia rezumando de ella. Invadió mi mente que ella no es quien creo que es. Todavía no creo que ella sea mi pareja. Ella no podría serlo, pero mis pensamientos se desvían hacia que ella sea un peón en los juegos de alguien. Ella podría estar hipnotizada tanto como yo.

Pero el atractivo está ahí. La anhelo. Quería estar dentro de ella desde que puse mis ojos en ella en esa fiesta. Y ella siente lo mismo. Su atracción por mí es innegable. A pesar de que ella está tratando de pasarlo por alto. Su cuerpo me anhela tanto como yo anhelo el suyo. Esto podría unir cabos. No, no habrá condiciones. La tendré cerca y la llamaré. Podemos satisfacer nuestras necesidades y luego ella saldrá en el momento en que se equivoque o la verdad detrás de ella sea revelada. Le comprobé los antecedentes y no había nada sospechoso en ella desde que nació. Había llevado una vida típica de hombre lobo.

Este no era el momento de pensar en todo esto. Probablemente debería devolver toda mi atención al pedazo de delicia sentado sobre mí. Sus suaves gemidos ahora se han convertido en suspiros y mi polla rogaba ser liberada. Paso mis manos por sus muslos hasta llegar a su cintura y acercarla aún más si es posible. Sigo recorriendo mis manos sobre su cuerpo exaltado y ella se queda quieta.

"¿No llevas sujetador?" Susurré. No podía sentir uno pero no era un experto en ropa de mujer.

"No lo llevo. No esperaba exactamente ninguna compañía", respondió ella.

"Entonces, si te arranco la camisa, ¿estarás completamente desnuda para mí?"

"¡No te atrevas!" Ella dijo con un pequeño gruñido que me parecía demasiado linda." Esta es una de mis camisas favoritas. Si la arruinas, te mataré." Luego añadió, intentando una vez más escaparse de mi. No estaba dispuesto a permitir nada de eso, la volteé con un movimiento rápido para que ahora estuviera acostada en la cama debajo de mí. Ella dejó escapar un grito ahogado y aproveché la oportunidad para acercar mi boca contra la de ella. Esos dulces labios suyos en los que seguí pensando desde la primera vez que la besé. Ignoré la necesidad de azotarla por amenazarme a mí y a su mala boca hace unos momentos. Sabía que arruinaría cualquier estado de ánimo que tuviéramos en este momento. Ella trató de alejarme pero no estaba ni cerca de mi fuerza. Sus gemidos de protesta pronto se convirtieron en suaves gemidos y no pude soportarlo más tengo que sentir su carne sobre la mía en este momento así que vacilantemente me alejé de ella. Y tomó todo mi poder para no flotar sobre ella cuando se acercó a mí.

"Quítate la camisa", dije alejándome de la cama y mirando su pequeña forma.

"¿Qué?" respondió ella en voz baja poniéndose a la defensiva.

"Si no quieres que te lo arranque, quítatelo, Morena", le dije con paciencia.

"No me lo quitaré a menos que tú también te quites la camisa". Ella respondió después de un poco de pensamiento. Probablemente se dio cuenta de que no tenía otra opción. La pequeña descarada.

"Un placer." Dije quitándome la camisa y tirándola a un lado. "Tu turno." agregué con una sonrisa cuando la encontré mirando mi torso con ojos llenos de lujuria. Bueno, es bueno que ella igualmente me quiere. Honestamente, si ella me presiona demasiado, la dejaría ir. yo nunca forzaría a una mujer. No soy mi padre.

Se levantó y lentamente comenzó a levantar la prenda, revelando cada hermoso y palido centímetro de piel. Hasta que estuvo parada frente a mí con solo sus pantalones cortos de seda, mirándo al suelo como si fuera la cosa más importante del mundo.