Ese día me había arreglado bien, es decir, duchado de arriba a abajo, y perfumada. Este cuidadoso arreglo se debía a que iba a ir por primera vez al ginecólogo, a mis 25 años, me daba un poco de cosa que un desconocido me viera el conejito, cuando yo ni si quiera he tenido relaciones con mi novio todavía. Lo tenía a última hora de la mañana la consulta.
Me vestí con una falda que me tapaba justo los muslos, con una blusa bastante ceñida sin dejar mucho margen de imaginación en mis pechos (soy una chica delgada, pelo castaño corto, pecho de 95 copa c, piernas largas), me fui a trabajar, pero sin poder realmente concentrarme en el trabajo ya que pensaba en la cita con el médico y en parta me estaba imaginando cosas morbosas que él me podía hacer, es decir, gracias a mi lectura de esta página, creía que se podía propasar conmigo y hacerme suya.
Cuando llega la hora me voy a la consulta, y como no, debía esperar por un largo tiempo a que me llegara mi turno, siendo yo la última en entrar.
- Doctor, ella es su última paciente, se llama Anaís Blanco - Le dijo la enfermera
- Muchas gracias, ¿puede quedarse un rato más? No creo que tarde mucho en terminar con la paciente - dijo el médico, que gracias a Dios no era uno de esos médicos típicos verdes y viejos, sino uno de treinta y pocos años, serio, y de buena constitución física (sin ser de los que tiene mucho músculo). Dirigiéndose a mi- Señorita sientese en esa silla y ahora procedemos.
- No hay problema, para lo que necesite llámeme - sale la enfermera.
Tras sentarnos cada uno en nuestro sitio el médico Jiménez me empezó a preguntar.
- ¿Es la primera vez que viene?
- Si señor
- Pues en ese caso le informo que sus datos son confidenciales, debe confiar en mi cuando tenga algún problema y que me debe decir la verdad. En estas consultas por lo general consta de 3 partes que son la de recoger información sobre usted, la de exploración de pechos y por último la explotación de abajo.
- De acuerdo, gracias por la información.
- He de añadir que soy un médico de la vieja escuela, es decir, que no soporto palabrotas, mentiras, ni trampas, en caso de que me acepte como médico no habrá marcha atrás y conforme a la falta que cometa tendrá un castigo.
- ¿Qué tipo de castigo? - me puse un poco tensa
- No es del tipo sexual, salvo que usted me lo pida
- Pues entonces si quiero que sea mi médico.
- dejando esto, dígame por favor la edad, teléfono y trabajo.
- Tengo 25 años, mi número es 612345789 y trabajo de vendedora a dos calles de aquí.
- ¿Desde cuándo no va al médico?
- Pues no estoy segura, no llevo la cuenta de eso
- No le digo que me diga con exactitud
- Pues unos 8 años sin hacer análisis y eso y 3 años sin ir al oculista.
- Me parece que usted se toma muy poco en serio su salud - me dice en tono de como si fuese mi padre.
- Estoy perfectamente, he tenido que hacer muchas cosas y no necesito que nadie me cuide. - Digo a la defensiva
- Bueno, ¿Realiza todas las comidas diarias? Es decir, desayuna, come y cena de manera equilibrada.
- Ehmmm... Sí, por su puesto
- Señorita le recuerdo que si me miente tendrá unas consecuencias y le aseguro que no le va a gustar
- Señor, yo no le miento, sólo lo estaba pensando.
- ¿tiene novio? ¿relaciones sexuales?
- Novio si, pero todavía no tengo relaciones
- ¿Se toca?
- Ehmmm...? - Le miro con cara de tomate.
- ¿eso qué quiere decir? No sé preocupe que no voy a decir nada a nadie, además es para poder hacer un diagnóstico más acertado
- Bueno... un poco
- ¿Cómo son sus menstruaciones?
- Un poco irregular, hay meses que me viene, otros que no, o se me adelanta o se me atrasa, un poco sin importancia.
- Eso de sin importancia lo decido yo - me dice medio enfadado - ¿toma algo de medicamento?
- No mucho, de vez en cuando ibuprofeno, paracetamol, jarabe para tos... creo que ya se puede parar
- ¿Toma alcohol, fuma o algo así?
- El alcohol lo tomo de vez en cuando en fiestas
- ¿A qué se debe esta repentina visita?
- Bueno, es que me escuece un poco allí abajo
- ¿Desde cuándo lo tienes?
- Bueno, desde hace unos cuantos días
- ¿Y por qué no ha venido antes?
- Es que ya me había pasado antes, por eso no le di importancia pero al ver que no pasaba pues he venido.
El doctor Jiménez harto se levanta y se dirige hacia mi cogiendo del brazo mientras se sienta en la silla y me pone encima de la rodilla
- ¿Pero qué hace? - Le pregunto, mientras me intento incorporar
- Como he dicho, por sus faltas la voy a castigar, y tu iresponsabilidad ha sido muy grave - Mientras me lo decía me ponía la mano detrás de la espalda sin que pueda moverme y su pierna encima de las mías - ahora va a empezar tu castigo, que será unos cuantos azotes como niña que eres
- ¡¡¡NO SOY NINGUNA NIÑA!!! ¡¡¡SUÉLTEME!!!
Me empezó a dar con sus manos en el trasero, sin ser muy fuerte al principio, pero iba cada vez con más fuerza, no sabía cómo librarme, me estaba dando sus manos sobre la falda alternando de nalgas.
- ¡AYYY PARE POR FAVOR!
- No me grite, esto usted lo a aceptado y lo tiene bien merecido.
Y así siguió por un buen rato, sus manos eran bien pesados, no me dejaba la menor duda de que tenía experiencia en hacer esto. De repente paró de dar palmadas, sin quitar esa cara de mala leche que tiene.
- Señorita ahora quiero que prosigamos con la consulta, pero luego continuaremos con el castigo.
- Pero señor, ya me ha quedado claro que debo ser un poco más responsable, no me castigue más.
- No sólo es por eso, ¿me debe decir alguna cosa más?
- Ehmmm no señor, ya le he dicho y contado todo lo que me ha preguntado.
- Sigamos y ya verás cómo luego esa lengua tuya se suelta más.
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Mi médico me azota
Short StoryUna jovencita va por primera vez a la consulta de su ginecólogo. En ella se encontrará que va a aprender de una forma dolorosa algunas lecciones. Contiene Spanking. Historia +18