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COMO LA SEDA

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COMO LA SEDA.

La piel de Barbara era como la seda: blanca, suave y brillante, posiblemente era la piel más perfecta que haya visto nunca. La mejor piel del mundo, y era mía.

Barbara tenia un pelo negro largo y cara redonda que yo adoraba. Unas manos que siempre tenia las uñas pintadas de algún color vibrante; ella adoraba pintarse las uñas y luego mostrarmelas.

Los ojos de Barbara eran de color miel algo avellanas, era un color especial y único. Ella era unica y yo podia tenerla.

Yo estaba tan enamorada de ella que nada me importaba; que mi trabajo fuera el peor del mundo pero que mi sueldo fuera exuberante con tal de costearle todo lo que ella quisiera.

Yo todo lo haría por Barbara, sin quejarme.

Aquella tarde, luego de volver de trabajar, le saqué unas fotos donde debia lucir un hermoso bikini para publicitarlo en redes sociales; ella era modelo y tenia muchos seguidores y algunas publicidades.

Luego de la foto, le di un beso en los labios, diciendole que me iria a bañar y luego pediriamos algo para comer, pero me sedujo.

Asi que, después de unos besos en el cuello y toquetear sus carnosos pechos y rosados pezones, me saqué la camisa del trabajo para que ella hiciera lo mismo. Ella amaba mis grandes pechos y yo los de ella.

Le quite el bikini, logrando verla como tanto la amaba; desnuda. Su piel de seda, tan suave y ligera, la amaba. Besaba cada parte de su cuerpo, dejando saliva y escuchandola como su respiración entrecortada. Me levanté y fui a la cocina, pues estábamos en un rincón del departamento; del frezzer saque un hielo y me lo puse en la boca.

Volvi y segui besandola, ella se extremecio al sentir aquel frio de mis labios, por lo que gemio, pero no se quejó. Segui hasta llegar a su zona intima, la cual era tan bonita y tierna. Toda su carne era tierna y sin ninguna mancha. Limpia.

Besé sus labios aun teniendo el hielo en la boca; jugué con su clitoris e introduje un dedo: ella adoraba eso. Amaba mis largos dedos. Podia sentir lo mojada que estaba y deposite el hielo en su interior, por lo que arqueo su espalda.

Segui con su clitoris, haciendo que se viniera, su boca se semi abrió debido a su agitada respiración y yo la besé con desesperación, queriendo más.

El solo hecho que ella estuviera de aquella manera solo para mi me extasiaba, me hacia volar la cabeza y perder toda mi cordura. Ella me volvia loca, desquiciada.

Cerca de su hombro, la mordí levemente, pero igual soltó un quejido. Con mi mano libre, pues la otra estaba en su zona intima, tape su boca y volvi a morderla casi en el mismo lugar.

Fuimos hasta la habitación, donde habia algunas cosas que podiamos utilizar. Le ate las manos con unas esposas mientras ella se reia, pues era algo nuevo para ambas.

Quizá fue el poder que senti al hacerlo, o que no habia tomado mi medicación hace casi una semana porque estaba demasiado ocupada; pero sentí que podia hacer lo que quisiera con ella y su cuerpo. Que me pertenecia, que yo podía poseerla.

Que era mia y solo mia, y yo estaba totalmente loca, loca por ella.

Le daba besos húmedos por aquella piel que tanto amé, esa que era tan suave que parecia la de un recien nacido, que era tan suave que cualquiera la envidiaba.

Volvi a morder su bíceps, el cual era regordete y robusto, haciendo que mi dientes tuvieran muchos lugares donde morder.

Tome un paño y se lo coloqué en la boca cuando empezó a gritar fuerte debido a mis mordidas, las cuales ahora sangraban. Eso no importó y segui.

Ella era sabrosa, como lo esperaba. Su carne era fresca y jugosa y, al no tener ningun tatuaje su piel sabia bien.

Oh, Barbara, lo lamento, pero no pude controlarme más, ambas sabiamos que esto podia pasar.

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