Sonido del despertador*
6.30 A.M.
Me quiero morir.
Normalmente, no me cuesta levantarme, pero últimamente no hago otra cosa que dormir, comer y leer, sí, esta es mi rutina, pero tengo obligaciones que cumplir.
Así que hago con toda mi fuerza de voluntad y me levanto de la cama.
Creo que es la cama más cómoda que he probado nunca.
A lo mejor porque lo que tenías antes no se podía considerar una cama.
Si que se podía, yo dormía bastante bien.
A claro un colchón desgastado y rodeada de caca de vaca... mmm se podía dormir genial.
Ignoré a mi conciencia y fui directamente a la ducha.
Me puse unos jeans azules, si soy fan número uno de ellos, después un bonito jersey color menta que combina muy bien con mi color de ojos, y por último mis converse blancas.
Y bueno, también me dejé el pelo suelto, ya que gracias al cálido sol de verano mi pelo brillaba con intensidad y mi piel estaba bronceada y reluciente.
Ya estaba lista.
***
No voy a mentir, estoy nerviosa, y no sólo porque voy a empezar un curso nuevo sola, sino porque además Axel Miller estará allí, espero que no se burle de mí, ni me haga bromas pesadas como cuando éramos pequeños.
Preferiria ser invisible a eso.
Fui caminando, ya que estoy a 15 minutos de camino, y así aprovecho y miro la deslumbrante e increíble ciudad.
Bueno supongo que es la hora.
University of California.
Vamos a ello.
Bueno podríamos faltar.
No, venga mueve tu trasero, que todos sepan quién eres.
Mi conciencia como siempre tan dramática.
Pero tiene razón, no voy a ser una cobarde, voy a entrar y que todos sepan quien soy.
Es muy fácil decirlo.
Solo al entrar pude ver que parecía un palacio, si me encantan, el campus era gigante y todo parecía sacado de un libro.
Además en medio del pasillo había una estatua de un águila, supongo que será alguna representación de algo.
La gente me miraba raro y al principio pensaba que se estaban riendo de mí, hasta que un chico, bastante rarito dijo:
-Que pasa, nena.
¡¿NENA?!
Lo ignoré y pase de largo hasta el aula 18 en la segunda planta.
Creo que me perdí porque ahora estaba en el aula 32, parecía esto un laberinto sin salida.
Pero justo un chico se me acercó.
-Perdona, ¿te has perdido?
-Eh... ah si, es que necesito ir al aula 18 y esto... no lo parece.- El chico se rió entre dientes y me sonrió.
-Si quieres puedo acompañarte, yo iba a la 19 así que podríamos ir juntos.- Asentí y fuimos hablando y riéndonos por el camino.
Era Ryan Brown, jugador del equipo de fútbol americano, tengo que admitir que es mono y bastante gracioso.
ESTÁS LEYENDO
Dulce y doloroso veneno
Storie d'amoreEl veneno no siempre tiene que ser malo, sobretodo si es alto, con ojos azules, pelo negro como la noche... Sophie nunca esperó que odiara y amara tanto a ese veneno tmbien llamado Axel Miller. ¿Que pasa si el mismo chico que te molestaba diariamen...