Estaba tirado en el sofá con los ojos mirando hacia el vacío, sentía que todo se me venía encima, parecía que el mundo se me desmoronaba. No tenía a nadie, y tampoco quería a nadie, solo quería sentirme bien, completo, feliz pero era imposible. Sentía que necesitaba algo o alguien pero no sé qué o quién.Perdí el apetito, ya no tenía ganas de comer ni de hacer nada. Hasta se me dificultaba levantarme de la cama. Me sentía enfermo aunque no tenía fiebre. Un vacío se expandía dentro de mi, especialmente en mi corazón. Perdido en las vacaciones, con dos meses por delante antes del regreso al colegio. No voy a lograrlo.
— A comer!!!! — me llama mi mamá desde la cocina.
— Voy al tiro Ma — le contesté con un tono cansado aún que ella no lo notó.
Termino de cenar y me voy a acostar a mi cama. No podía respirar, sentía que me estaba muriendo en serio. Cada latido de mi corazón lo sentía, sentía que me iba a desmayar de nuevo. Sentía que ya no podía más con esto.
Hace dos semanas me había desmayado porque no me llegaba suficiente oxígeno al cerebro y ahora estoy sintiendo lo mismo. Mis ojos se empezaron a cerrar y de un momento a otro me desplomo con fuerza en mi cama.
Sin conciencia alguna, minutos más tarde me levanto y noto que mi alrededor está diferente. Ya no era la misma pieza donde dormía siempre, las paredes estaban agrietadas con sangre, el techo estaba roto con pedazos de concreto cayendo encima de mis hombros y la puerta....no había puerta. Parecía que estuviese en otra realidad alterna. Todo estaba distinto.
Me entró el pánico.
— Ma!!!! Ma!!!!! — grité con desesperación esperando que me respondiera.
— Lucky!!!! — grite de nuevo pero ninguno de los dos apareció, ni mi mamá ni mi perro.
Inmerso en una creciente inquietud, me vi sumergido en la incertidumbre de donde estaba. Anhelaba abandonar este confuso escenario, ansiaba regresar a mi propio mundo. Con determinación, abandoné la habitación y me embarqué en una travesía en busca de respuestas, dispuesto a desvelar el misterio que envolvía mi existencia en aquel lugar.
— Hola???, hay alguien aquí??? — pregunté al vacío.
No había absolutamente nadie. Caminé cuidadosamente por el pasillo intentando no pisar ningún escombro que había en el piso para no producir ruido. Al deslizarme por el pasillo, me topé con un espejo roto, y mi reflejo me desconcertó. Había experimentado un cambio notable: mi estatura se había incrementado, mi pelo negro mantenía su despeinado encanto, aunque los lados estaban más cortos. Vestía un abrigo negro que descendía hasta mis talones, y debajo de él, un chaleco de vestir rojo oscuro acompañado de una camisa blanca y corbata negra. Traía también unos pantalones elegantes y algo incómodos combinado con unas botas de cuero. Esta era mi primera vez vistiendo con este estilo, así que supongo que me tendré que acostumbrar a esto, al menos por ahora.
Llegué hasta la puerta donde se suponía que daba salida del departamento pero me di cuenta que los elevadores no funcionaban.
— La puta madre!! — Exclamé.
Al abrir la puerta para irme por las escaleras, noté un rastro de sangre que se extendía en cada escalón. Sin pensar mucho, bajé lo más rápido que pude. Salí del edificio donde estaba y definitivamente no era nada parecido a Santiago, mi ciudad.
Al levantar la mirada, me encontré con un horizonte de edificios que yacían en desolación, como ruinas olvidadas. Navegué entre ellos, sumido en la oscuridad, solo interrumpida por esporádicos faroles que iluminaban mi trayecto. En el silencio sepulcral, solo la llovizna sobre la acera rompía la quietud.
Sentía que ya estuve aquí antes, en uno de mis sueños pero ahora se sentía tan real aunque seguía confundido. El temor se apoderó de mí mientras exploraba cuadras sin fin, anhelando comprender mi extraña situación. En un acto desesperado, corrí hasta divisar luces en la esquina. Al doblar, la sorpresa me golpeó: los edificios, antes en ruinas, se transformaron en modernas maravillas de rascacielos, pobladas por la actividad bulliciosa de desconocidos.
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Antes de despertar
FantasyPara Noah Bafley, un adolescente que comenzaba sus últimas vacaciones de verano antes de entrar a la universidad. Pero esta vez se sentía diferente, con un corazón vacío, como que le faltaba algo o alguien...Y enfrentar estos dos meses se le parecí...