Capítulo 5

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Me encontraba tirado en el suelo de mi habitación, sumido en un mar de pensamientos que orbitaban alrededor de Zoe. La imagen de su sonrisa se repetía una y otra vez en mi mente, junto con la forma en que sus ojos brillaban en cada risa compartida y en cada momento que habíamos pasado juntos. Quería que ella estuviera bien, que todo esto saliera según lo planeado, y que pudiéramos escapar juntos de este lugar. No quería decepcionarla, ese pensamiento me inquietaba.

Sin embargo, también me invadían otras preocupaciones. ¿Y si después de todo esto nos separábamos? ¿Y si ella decidía seguir su propio camino, y nunca volvía a verla? Quería estar con ella, quería compartir más momentos y risas, y la idea de regresar a mi mundo sin ella resultaba abrumadora.

El dilema entre el deseo de libertad y el temor a perderla creaba un conflicto interno. En ese momento, mi mente era un torbellino de emociones, donde la incertidumbre del futuro se entrelazaba con la esperanza de que, de alguna manera, pudiéramos encontrar un destino común.

Zayt me miró con extrañeza mientras sostenía la bolsa en sus manos.

— ¿Qué estás haciendo, Scottie?, ¿Contemplado el hermoso techo que está por caerse? — preguntó con su tono característico.

— Solo pensaba en algunas cosas, ya sabes, la vida, el universo y todo eso. — respondí intentando restarle importancia a mis pensamientos más profundos.

Zayt dejó la bolsa a mi lado y se sentó en el borde de mi cama.

— Bien, la próxima vez que quieras reflexionar sobre la existencia, al menos hazlo en una posición más cómoda. Mira, traje comida. — abrió la bolsa sacando 12 panes de queso con carne.

— Aaaaaaaaaaaaaa, ¿también te gustan estos? — le pregunté emocionado de todo lo que había traído.

— Pues estaba ahí recorriendo el mercado como me dijiste y ví que en un puesto de comida habían como 5 gordos en la fila y me dije a mí mismo, ahí es.

— Los compraste o te los robaste?

— ¿Qué te crees? Que soy un ladrón que le roba a los pobres vendedores de comida? — dijo indignado.

— Lo eres.....

— Bueno, en este caso no. Le robé la plata a un tipo rico que venía de las oficinas. Pero el taladro si lo robé. — Zayt sacó el taladro de la bolsa completando su hazaña.

— Naaaaa. Lo conseguisteeee. ¿ Cómo?

Zayt, con una sonrisa pícara, explicó su hazaña.

— Fui hacia donde lo vendían, y resulta que además de vender ese tipo de cosas también tenía armas. Le pedí un arma que no estaba a la vista. Y mientras el vendedor buscaba debajo de la mesa, tomé este hermoso taladro y me fui corriendo. No saben lo que tienen hasta que lo pierden, ¿verdad?

— ¡Simplemente increíble, Zayt! Aplausos al ladrón del siglo.

— Al parecer, mi lado criminal está siendo de gran utilidad.

— ¿Y cuál es tu otro lado? ¿El del "chico amante de la discusión con Newt"? — pregunté con un tono sarcástico.

— Oh, sí, ese es mi lado secreto. La discusión diaria con Newt es mi terapia. ¿Sabes cuánto estrés libera?

— Imagino que tanto como robar taladros en puestos de mercado. — respondí riendo.

— Bueno, cada quien tiene sus métodos. — Zayt se encogió de hombros con una sonrisa. — ¿Y bien, Scottie, alguna vez has considerado una carrera como comediante? — preguntó con una sonrisa burlona.

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⏰ Última actualización: Mar 01 ⏰

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