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En casa de los Urrutia, el día de nochebuena también había tenido buen transcurso.

A Martin se le hizo eterno el vuelo hasta Bilbao, estaba impaciente de ver a su familia. No había dejado de pensar en ellos desde la primera semana que estuvo en la academia.

Aterrizó y tras atravesar el control de seguridad y recoger su maleta (la cual estaba prácticamente vacía), por fin se reencontró con su familia. 

- ¡Ama! ¡Aita!

Corrió hacia sus padres y les dio un fuerte abrazo. Estaban también sus hermanos y su abuela materna. 

Tras saludar a todos, Martin no puedo contener la emoción y las lágrimas empezaron a brotar de su rostro.

- Os he echado muchísimo de menos

- Ay mi vida, y nosotros, de verdad, no sabes cuanto.

Se subieron en el coche y se dirigieron a su casa en Getxo. Allí le estaban esperando el resto de sus abuelos y tíos.

Llegó a su casa y abrazó a todos, hablaron de las actuaciones, de algunos clips virales de Martin, le preguntaron por sus compañeros, por cómo se había sentido estas semanas.

Necesitaba un momento de tranquilidad, y con la excusa de estar cansado, se dirigió a su habitación pidiendo que le dejen dormir un rato. Aún no había leído la carta de Juanjo. Tenía mucha curiosidad pero inseguridad a la vez, Juanjo nunca le había escrito nada y no sabía que podía esperar. Estuvo a punto de leerla a escondidas en la academia, o en el avión, pero decidió guardársela para cuando estuviera a solas y así poder prestarle toda la atención que merece a un detalle tan especial.

A pesar de los nervios que sentía, la curiosidad era cada vez mayor, así que se sentó en la cama con la carta. Respiró hondo y abrió el sobre, el cual contenía una hoja con una caligrafía bonita, ordenada, redonda. Empezó a leer, despacio y preparado para encontrarse cualquier cosa.

"Querido Martin.

Espero que estés leyendo esta carta fuera de la academia, te conozco y no me sorprendería que no te hubieras aguantado las ganas. Si es ese el caso, haz el favor de esperarte a estar en tu casa, anda.

Sé que son solo 48 horas las que vamos a estar separados, pero a medida que se acercaba este momento de ir a nuestras ciudades, no he podido dejar de pensar en el miedo que tengo de que esto que tenemos entre nosotros cambie. Pase lo que pase, quería dejar por escrito todo lo que necesito decirte, aunque me va a costar encontrar las palabras adecuadas para definir todo lo que siento ahora mismo. Te aviso que no va a ser la carta más bonita, ni la mejor escrita, pero te aseguro que es 100% sincera. 

Sabes que no soy el mejor escribiendo, y que no me resulta fácil abrirme, pero uno de los motivos por los que quería intentar hacer esto era para agradecerte todo lo que has hecho por mí. Soy otra persona desde que te conozco. A lo largo de este tiempo contigo he descubierto partes de mí que ni yo mismo sabía que existían, porque nunca nadie me había hecho sentir el amor de esta manera. No puedo dejar de pensar en lo afortunado que soy de tenerte en mi vida, y cada día doy gracias por ello.

Eres de las personas más especiales que he conocido. Me encanta todo de ti: tu sensibilidad, tu forma de querer, cómo siempre tienes las palabras adecuadas, cuando me abrazas de imprevisto, cuando nos picamos entre nosotros, cómo se te achinan los ojos al sonreír, tu pelo alborotado,  tu voz, nuestras bromas internas, cuando te pones mi ropa, verte ensayar (excepto con los bailarines). Podría seguir enumerando razones por las que me vuelves loco, pero tampoco voy a dejar que se te suba tanto el ego :)

Nuestra semana juntos se sintió como estar en una nube. Se me pasó en un abrir y cerrar de ojos, no sé qué voy a hacer las próximas semanas sin ensayar contigo a todas horas. No puedo explicar la tranquilidad y calma que me transmites, eres todo lo que siempre necesité, y espero estar a la altura para ti.

Querido MartinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora