Capítulo 3

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Después  del  encuentro con la  maldición de grado  especial, también conocida  como  Mahito,  fuiste a dormir agotada,  preguntándote cada vez más y más  que  podría ser aquello que te  conectaba con Sukuna.

Pero  esa sonrisa que te dedicó cuando  te rescató,  por algún motivo te resultó...  familiar. Llamaste a tu madre  solo para  confirmar  lo  que ya sabías: era una bebé nacida en Tokyo, habían fotos de sobra  para  confirmarlo.

Pero había  algo que siempre  te había angustiado  y es que desde que tenías consiencia sabías que eras adoptada.

 Saliste  a  caminar por  la academia,  el frío viento  de la noche te abrazaba y la luz de  la   luna creciente te daba una sensación nostalgica mientras  caminabas.  Y ahí, cerca de la  media noche,  te sorprendió  pero al profesor  Gojo, parado  de  espaldas  frente  a  ti.  Volteó  para  sonreírte.

-Es  una  linda  noche, ¿no,....?

Asentiste levemente mientras  él te invitaba  a pararse  a  su   lado. 

-¿Has oído  hablar  de  la  leyenda de Ryomen Sukuna? -La  respuesta te  sorprendió y no  supiste  qué decir.

-Antes de  enterarme de  todo esto   del  Rey de  las  maldiciones... -empezaste  recordando  las  clases  de historia de la escuela-. Sí,  había oído de él  pero obviamente no esperé que  fuese,  ya sabes,  real  y menos de esa  forma. 

Gojo asintió en entendimiento.  

-Bueno, también pocos saben que Sukuna fue un hechicero. -Volteaste a ver con una ceja arqueada.

-¿Y...?

-Y  eso  significa, por supuesto  que fue humano.

Mirabas  a tu maestro, aún esperando una explicación más  profunda. 

-No se sabe  mucho del pasado de Sukuna como humano, ni siquiera  sabemos cuál fue su nombre de nacimiento.  Nunca se lo contó  a nadie, ni siquiera a su  subordinarío  más  fiel  pudo  saber más de  su pasado que  simples  anécdotas. 

-¿Ni siquiera su esposa? 

Gojo   rió  ante  tal  comentario.

-Sukuna nunca se casó  ni tuvo  hijos. Quizás muchas  pretendientes, concubinas y personas  desafortunadas que le  atraían. Pero nunca  desposó a nadie.  

-Supongo que tiene sentido. -Ahora Gojo  te miraba-. Es el  Rey de  las maldiciones,  si tuviese una reina o algo así tendría que ser alguien que viera como digno  o  igual,  ¿no?

El  albino  asintió satisfecho.  

-Sí,  es una buena  explicación.  

-¿Pero...?

-Pero  no  es  correcta.  

-¿Por  qué no?

-Porque -la sonrisa de  Gojo se  engrandeció-, no  es una  simple  leyenda,  una de las declaraciones de Sukuna en vida fue que no  se casaría hasta encontrar a cierta persona  en especifico.  

-¿Y quién era  esa  persona?

-Eso, mi querida  estudiante,  nadie lo sabe.

Y el mayor  se  retiró, dejándote sola  y confundida. 

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-No quiero casarme con él . -confesó la joven-, pero  no tengo  muchas  opciones,  él es  del  clan Satorou, no es un miembro tan destacado, pero mi  familia es nada a su lado y no  queda otra opción.

Cuando yo te recuerde (Sukuna x Lectora)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora