6

411 41 3
                                    

"¡¡Papá!! Bye bye".

Escuché la voz alegre de mi hija en el teléfono por primera vez en mucho tiempo, y luego mi ex esposa me envió un correo electrónico con una foto de ella vestida para la ceremonia de ingreso a la primaria.

Al día siguiente llegué a trabajar con calambres musculares y dolor en el culo, pero, justo como de costumbre, resultó que el dueño me estaba tratando como si nada hubiera pasado entre nosotros para empezar. Y yo tampoco me atreví a tocar el tema. Es decir, no parece que me quede más remedio que seguir trabajando como siempre, incluso aunque el olor a colonia que flota en el aire cada vez que el dueño pasa junto a mí sea suficiente para ponerme los nervios de punta.

El club de alto nivel en Ginza, donde trabajo, tiene un piso grande en el que atienden las azafatas más bellas de la ciudad. Hay un bar en una esquina, y un mostrador en donde suelo quedarme tarde y noche. Los clientes que desean beber sin ser atendidos por una azafata utilizan este rincón de una manera demasiado familiar así que mi trabajo es manejar los pedidos desde el piso bajo, preparar bebidas para los que se quedan en la barra y servir como interlocutor cada determinado tiempo. A veces incluso también es mi deber cocinar algo bastante sencillo que sirva como aperitivo por lo que fue algo así como una "experiencia de aprendizaje" cada vez. Aprendí a preparar cientos de tipos de cócteles y también a atender a los hombres. En mi trabajo anterior me habían inculcado conocimientos muy extensos sobre ventas así que, en realidad no era tan malo tratando con otras personas incluso aunque en mi vida privada no tenía a nadie lo suficientemente cercano con quien hablar sobre mi vida diaria. Ni siquiera un gato. Supongo que poder interactuar con otras personas es un alivio en si mismo. 

Y cada vez que hablo de clientes y trabajo, pienso en el fundador y presidente que me formó hace mucho tiempo atrás. Era una buena persona. Ponía al cliente en primer lugar y siempre tenía una sonrisa agradable en la cara. Era bueno y bondadoso, pero completamente diferente a mi empleador actual. Quiero decir, el otro era bastante unipersonal, pero el dueño de esta ocasión parecía estar prestando mucha atención a cada uno de nosotros individualmente. Y después de que tuviéramos sexo el otro día, parece que incluso logró que me volviera mucho más consciente de él de lo que quería darme el lujo de confesar. Consciente de lo que hace, de cuando se mueve y de cuando camina también.

Es bastante misterioso que parezca que puedo atraer la atención de todos los hombres más importantes de la sala VIP sin esforzarme demasiado en hacerlo y, la verdad, es que sigo pensando demasiado en eso una y otra vez, mientras intento encontrar ese algo "especial" dentro de mí que parece que no existe.

Cuando terminé de limpiar y me puse el uniforme, me miré al espejo y analicé un poco mejor la forma de mi cara: Tengo una complexión media y un rostro plano sin rasgos particulares. Algunos clientes me han dicho varias veces que me veo bien vestido de negro, pero, supongo que es solo por mi buena postura a la hora de atenderlos en la barra. Mi objetivo siempre fue mimetizarme con el ambiente así que es evidente que los de la sala VIP, esos hombres que siempre tienen sus reuniones privadas e importantes, son mil veces más guapos de lo que podría ser alguna vez.

Mizuki-san es un típico playboy, Reiji-san tiene una impresión aguda como una espada desenvainada, el dueño parece todo un caballero y aunque no estuvo allí el otro día, Imai tiene el encanto de una fiera salvaje en una selva. No puedo evitar sentir que no tengo nada que ofrecer en comparación con ellos y sin embargo, de repente me vino a la mente una palabra que estuvieron repitiendo muy a menudo desde la primera vez y que pareció quedarse prendida en mi cabeza:

Escuché que los hombres heterosexuales son los mejores para los homosexuales.

Un cliente que normalmente ocultaba su identidad gay, revelaría su verdadera naturaleza aquí y se divertiría charlando conmigo de una manera más abierta. Estuve pensando en ello durante mucho tiempo y esa era la única razón por la que pensé que me estaban prestando más atención de la que necesitaba ¿Pero son gays? Siempre hablaban sobre cómo atraer mujeres hermosas y a veces sus conversaciones eran específicamente sobre cómo cortejarlas, cuáles serían sus líneas clave y cómo ganar con una mujer de apariencia extravagante. Entonces, me pregunto si puede ser que sean "ambas cosas". Quizá el propietario no era gay, pero podía hacer cosas como estas cada vez que había una que intentaba pasarse de la raya. También me pregunté si el hecho de que hubiera declarado públicamente que no tocaría a sus empleados se trataba de una forma de mantenerlas a límite.

Sala V.I.PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora