No podía negarlo, sintió placer cuando con sus propias manos destruyó el pendrive y la laptop, lo hizo con la furia y la impotencia nacida de las largas horas que pasó memorizando y recitando la grotesca información, más allá del cansancio, también sintió compasión y melancolía por aquellas almas que fueron sacrificadas. Era un real coctel de emociones negativas. Suspiró con pesar luego de descargar su furia contra aquellos objetos, los roció con un licor caro, luego le dio un trago a la misma botella antes de prenderle fuego a los trozos inútiles de la laptop y el pendrive. Se quedó largo rato mirando el fuego crepitar y echar humo mientras él bebía, deseaba olvidarlo, pero no podía, aún tenía mucho trabajo por hacer, todavía tenía que pensar una forma de explicarle a Shirohige del porque su valiosa información se fue a la mierda, de solo pensarlo le dolía la cabeza, posiblemente también por sus pocas horas de sueño y el excesivo consumo de café.
–Esto es una mierda — se quejó prendiendo un cigarrillo con el fuego que producía las pocas partes plásticas derretidas. Fumó en silencio mientras veía como se derretía lentamente, expulsando un olor tóxico.
Llamó a uno de sus fieles subordinados y les envió las coordenadas de su lugar de encuentro. Tenía que prepararse, no podía seguir retrasándolo. Se había esforzado bastante esos pocos días, toda la información la había memorizado, cada palabra estaba gravada y sabía de sobra que no iba a olvidar ni un solo detalle, incluso si se diera la situación de que lo capturasen y lograran encontrar una manera de hacerlo revelar la receta, estaba más que preparado para morir, porque sí, prefería mil veces morir que pronunciar una sola palabra de todo aquello. Jamás permitiría que alguien recreara aquella receta, era demasiado macabra, y tuvo que grabarla en su cabeza para encontrar una forma de curar a Cassie y hacerle la cirugía a Barba Blanca. Ya tenía una teoría de como curar al emperador de la Mafia, pero para concretar su idea necesitaba viajar de vuelta a la base de Shirohige.
En pocas horas llegaron sus subordinados, bajaron de una furgoneta negra que tenía un logo amarillo. Cuatro de ellos se bajaron y Law le dio diferentes indicaciones a cada uno, cada uno hizo lo que les pidió su jefe, ni siquiera lo dudaron o hicieron preguntas, su confianza en el cirujano era absoluta, pero también era correspondida. Así como ellos obedecían ciegamente, Law confiaba ciegamente en su gente, no había cabida a la duda. Los errores de sus subordinados los tomaba como sus propios errores y cargaba con ese peso sobre sus hombros.
–Jefe, ya nos deshicimos de los restos. ¿A dónde nos dirigimos? — preguntó Penguin, un tímido chico que ocultaba parte de su rostro con una adorable gorra de pingüino. Miró a Law que se estaba cambiando de ropa dentro de la furgoneta, el Jefe de esa pequeña Mafia de mirada aguda y seria pronunció con voz ronca su próxima orden.
–Vamos al hospital, luego a Shirohige. Necesito comprobar algo. También llama a la sección de neurología del hospital, consigue un especialista que sepa cerrar la boca o que puedas mantenerle la boca cerrada — su expresión de seriedad que lo caracterizaba parecía no cambiar mientras hablaba, pero Penguin lo notó casi al instante, a su jefe algo le estaba preocupando.
–Si, haré los arreglos — habló con la sensatez que pocas veces mostraba, en comparación de su líder, el grupo era bastante animado, extrovertido y hasta despreocupado. Trafalgar se quedó en silencio unos instantes.
–Bien, despiértame cuando hayamos llegado — fue lo último que dijo.
Law conocía a su grupo, se conocían demasiado bien, él sabía que Penguin había notado su preocupación. Eran de esas instancias de comunicación no verbal que se daban. Una mirada, un pequeño gesto, un silencio o incluso cuando nada indicaba que algo pasaba, el ambiente, el aire, cualquier cosa, era notado. Law agradeció internamente que sus chicos lo conozcan bien y no hagan preguntas al respecto. En un suspiro se acomodó dentro de la furgoneta con su espalda contra la pared metálica, abrazó su espada y vio la pequeña decoración balancearse sobre él, como un sutil recordatorio de la dueña de sus preocupaciones y desvelos.
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Solo Contigo II | Portgas D Ace
FanfictionEsta es la segunda parte de «Solo contigo» Para los que no han leído la primera parte, el link estará en los comentarios del capítulo 1 ( ◜‿◝ )♡ ¡Que lo disfruten! (≧▽≦)