Capítulo 1: Ecos.

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Venecia, Italia. Abril 1521

Sus manos se entrelazaron entre todos los suspiros y gemidos que llenaban la habitación y la luz de la luna queriendo ser testigo de lo que pasaba, se filtraba por las cortinas del pequeño cuarto en donde había dos cuerpos amándose. El contraste de colores entre los cuerpos y las sábanas lo hacía aún más dulce d 2e alguna manera extraña, el joven de piel bronceada con un cuerpo más pequeño de 20 años y con cabello largo, negro y brillantes ojos verdes, gemía en voz alta mientras se aferraba al colchón como si fuera una línea de vida y el cuerpo del hombre de cabello gris encima de él, se enterraba más profundamente en su interior y lo miraba como si fuera un tesoro que debería esconder de los ojos del mundo entero.

Giulio Tempesta, de 25 años adoraba con cada fibra de su ser al hombre de ojos verdes bajo su cuerpo, pero Giulio era egoísta, tan egoísta por querer mantener a este hombre consigo, escondido del mundo para que nadie lo tocara ni osara posar su pecadora y sucia vista sobre él, porque Ari York era suyo, suyo para amar y proteger, sobre todo en ésta época de guerra que parecía asolar a toda Italia. Se respiraba peligro por todos lados y él tenía miedo de que le pasara algo a su mayor tesoro.

Sobre todo porque estaban en distintos lados de la guerra...

Si los líderes de cada uno, se enteraban de lo que pasaba entre estas cuatro paredes de la casa escondida entre el bosque, ambos morirían.

—Gi... piensas demasiado...

Sus manos pequeñas y delicadas lo tomaron del rostro con suavidad, jalándolo hacia abajo, a los labios del hombre bajo su cuerpo, se besaron mientras sus cuerpos se amaban. Giulio lo tomó por las caderas y presionó más profundamente, sacándole un gemido al otro, sus caderas de movían de forma errática, mientras comenzaba a dejar marcas en las caderas de Ari. La velocidad de sus embestidas aumentó y ambos se perdieron entre el placer y el éxtasis. Ya eran gritos los que inundaban la habitación.

—Gi... Gi.... —Gemía Ari.

—...Ar... i.... —Giulio casi ya no podía formar oraciones completas por el placer que sentía

Giulio volteó al hombre boca abajo mientras lo tomaba fuertemente de la cadera volvía a embestir aún más profundo y rápido, mientras a Ari el placer que sentía lo tenía en el borde de la locura. Necesitaba sostenerse, sentía que su alma salía de su cuerpo. No pudiendo más con todas esas sensaciones, Giulio se inclinó sobre la espalda de Ari mientras salía, entraba y embestía y cuando llegó al clímax, inconscientemente cegado por el placer mordió el hombro de Ari hasta que la sangre se regó a las sábanas. Ari, quizá tenía un lado masoquista, porque el dolor se convirtió en placer, hasta hacerle llegar a la cima mientras Giulio se derramaba en su interior y él entre las sábanas.

-x-

Despertó con un sobresalto mientras respiraba pesadamente. Gokudera Hayato miró al techo con el rostro sumamente sonrojado, desde hacía un mes venía teniendo sueños sobre ese hombre, muchos de esos sueños eran demasiado eróticos, por decirlo de alguna manera, lo peor de todo es que se despertaba con "su amiguito" muy bien despierto y admitía con vergüenza que muchas veces había tenido que lavar las sábanas.

Pero estos sueños, lo llenaban de una calidez que jamás había sentido. Giulio y Ari, se habían amado, con un amor tan profundo que le hacía doler el corazón, porque Hayato había deseado toda su vida ser amado de ésa misma manera. Esos sueños, ése hombre...

—York Ari...—susurró, sin dejar de mirar al techo.

Ese hombre le hizo dudar de su sexualidad. Siempre se había considerado heterosexual, pero desde que lo vio en sus sueños por primera vez...

Ecos del pasado [Harry Potter x KHR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora