Los 151 cartuchos malditos de Pokemon

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En Marzo de 1996, casi dos semanas tras el lanzamiento de Pokémon Rojo y Pokémon Verde 1.0, se registraron 104 muertes entre niños de 10 a 15 años. Todas esas muertes fueron suicidios. La mayoría de los niños saltaron desde áticos de edificios, o se colgaron. No obstante, hubo casos estremecedores de víctimas que empezaron a cortarse sus extremidades, otras que saltaron a las vías del tren en marcha, incluso hubo quienes forzaron su brazo por la garganta, ahogándose así con su propio puño.

Se cuentan con los dedos de una mano los casos de niños que pudieron salvarse. Éstos mostraban comportamientos variopintos. A todos se les tenía que atar de brazos y pies para evitar que comenzasen a arrancarse los ojos de sus cuencas o desgarrarse la carne. Y todos gritaban mensajes en un extraño idioma irreconocible.

Dado que todos los casos de suicidio fueron de niños que recientemente adquirieron sus ediciones de Pokémon, decidieron probar suerte poniéndoles una Game Boy ante sus narices. Al verla, se calmaban. Pero cuando la encendieron, los niños empezaron a chillar histéricamente y a morderse la lengua al escuchar el tema del inicio. No se pudo hacer nada.

Los pocos supervivientes murieron por tragar demasiada sangre...

Las autoridades confirmaron la sospecha de que los cartuchos de Pokémon fueron la causa inicial de tales comportamientos. Pero, ¿y los otros miles de niños que compraron el juego?

Afortunadamente y misteriosamente, tras esas primeras semanas no hubo más casos.

La historia de la leyenda es en esencia como sigue:

El Detective Nagaraki Sataoba, al cargo del caso junto a su grupo, recogió todos los cartuchos de los fallecidos y los guardó como pruebas. Lo primero que hizo fue interrogar al creador de la franquicia, Satoshi Tajiri.

-Os aseguro que yo no me he involucrado en la programación del juego - respondió Tajiri, sorprendido por la información que le proporcionó Sataoba.

-Sí he puesto un elemento secreto, pero no tiene nada que ver. Sígame.

Los detectives conocieron allí a Takenori Oota, un programador principal. Éste les aseguró que era imposible que un juego pudiera ser causante de tantas muertes, y que probablemente se tratase de un caso de histeria colectiva. Lo que sí escuchó era un rumor que hablaba de un caso de unos niños que cayeron enfermos al escuchar la música de Pueblo Lavanda, pero que no era más que un rumor.

Los detectives decidieron probar los juegos. Entonces continuaron la partida que los niños dejaron, en todos los casos con un pokémon en el inventario y unos 15 minutos de partida aproximadamente.

Era imposible que los niños hubiesen escuchado la música de Pueblo Lavanda, pues no habían ni siquiera llegado a Pueblo Plateado. No era pues la música, ni el título, ni el inicio de menú. Tenía que ser algo que sucediese al inicio de partida.

Investigando el organigrama de Game Freak, descubrieron que uno de los programadores del juego se suicidó poco antes de sacar al mercado el juego: Chiro Miura, de 25 años. Al parecer era un hombre cerrado, oscuro, que aportó unos detalles finales al juego.

Investigando el caso, descubrieron unos folios en que Chiro escribió estas frases con Tacker: "ENCUENTRA EL ORÍGEN". "DA LA VUELTA YA". "VEN Y SÍGUEME".

Aquello debía tener relación con el juego, aunque no tuviera sentido.

Había dos pistas:

Un co-programador llamado Nishino, al que fueron a interrogar. Pero Nishino llevaba encerrado un mes entero en su casa y no respondió a ninguna pregunta. Sólo dijo "¡dejadme en paz! Yo no soy el origen de todo esto...", tras lo cual tomó una pistola de su escritorio y se disparó en la sien, salpicando de sangre a los detectives.

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