Sonia no era lo que se dice la chica más popular del instituto, con unas gafas de fondo de botella y ligeramente gordita no sólo no atraía las miradas de los chicos si no que además era repudiada por muchas de sus compañeras simplemente por su aspecto. Por este motivo se sorprendió cuando Ana, una de las chicas más populares e imitadas de su clase la invitó a una fiesta de pijamas en su casa.
Ilusionada y llena de alegría se dirigía al lugar de la reunión sin imaginarse que lo que pretendían era burlarse de ella y hacerla pasar el mayor ridículo de su vida por medio de un susto.
Pocos minutos después de su llegada, los padres de Ana se despidieron de las chicas, habían pedido unas pizzas que estaban deliciosas, pero Sonia no quería parecer una glotona y decidió comer tan sólo un pedazo. Mientras lo hacía las demás la miraban como esperando que alguna de sus compañeras hiciera algún comentario gracioso sobre su forma de comer y lo gorda que estaba, pero Ana las vigilaba con mirada inquisidora. No quería que su diversión acabara demasiado pronto, al menos tenían que reirse a su costa hasta la media noche.
Finalizada la cena y después de hablar en grupo de varios de los chicos de clase, Sonia se sentía feliz e integrada en el grupo, no quería hablar mucho porque además de que no tenía muchas experiencias que compartir, quería caerles lo mejor posible y sabía que escuchando y preguntando sería más posible ganarse su amistad.
Todo parecía ir de maravilla cuando Julia se levantó y dijo:
-Ya es casi media noche así que vale ya de chiquilladas, es hora de jugar a juegos de adultos - dijo mientras sacaba un tablero de ouija de su mochila.
Todas parecían entusiasmadas con la idea, todas menos Sonia, que era la única que no sabía que lo que pretendían era asustarla y dejarla en evidencia con la trampa que la habían tendido. Sabía que no estaba bien jugar con las fuerzas del más allá, pero si quería que las demás la vieran como un miembro mas de su pandilla debería vencer sus miedos.
Las cuatro chicas rodearon el tablero que habían puesto sobre una mesa circular y comenzaron con la sesión. Ana tenía la voz cantante y era la encargada de hacer las preguntas, mientras Julia y Diana seguían sus indicaciones con una sonrisa cómplice sabiendo que dentro de poco Sonia saldría corriendo de allí muerta de miedo.
- ¿Hay alguien ahí? - preguntó Ana en voz alta.
Inmediatamente el vaso de cristal que usaban como puntero en su sesión comenzó a moverse hacia el "Sí" movido de forma voluntaria por las tres chicas que pretendían engañar a Sonia.
- ¿Eres amigo o enemigo?
En ese momento el vaso parecía volverse loco y comenzó a moverse rápidamente por el tablero sin indicar nada en concreto, las chicas querían simular que la entidad no quería contestar a esa pregunta. Ana dijo que probablemente le había molestado la pregunta y que era mejor seguir sin ser tan directos porque podían molestar al espíritu. Por supuesto Sonia había comenzado a temblar, si de por si no le gustaba la idea de molestar a los muertos, mucho menos si estos se enfadaban.
- ¿Cómo te llamas?
El vaso nuevamente se movió hasta formar dos palabras "BABY BLUE". Inmediatamente la mesa comenzó a moverse, como si estuviera saltando. Lo que no sabía Sonia era que las tres chicas, compinchadas, la movían con sus piernas por debajo. Del susto, Sonia levantó las manos del vaso y se cayó al suelo de espaldas. Las tres chicas restantes comenzaron a reirse y a burlarse de ella. Pero su tortura aún estaba por comenzar, querían que saliera corriendo de la casa para tener algo que contar el lunes en el instituto.
-Así que eres una niñita miedosa - dijo Ana mientras sonreía burlonamente a Sonia- Nos has estropeado la diversión y no creo que BABY BLUE quiera volver a comunicarse con nosotras. Así que si quieres ser nuestra amiga y que te invitemos de nuevo, tendrás que invocarle tú solita esta vez.
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Horror Stories
CasualeAquí encontrarás cualquier tipo de leyenda incluyendo arruina infancias...