Leyendas cortas 2

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1. La trampa

En Berlín, después de la Segunda Guerra Mundial, el dinero era escaso, las provisiones se agotaban y eran muchos los que pasaban hambre. En aquel entonces, la gente contaba la historia de una joven que vio a un hombre ciego tratando de cruzar la calle, y se ofreció a ayudarlo. Ambos se pusieron a hablar y el hombre le pidió un favor: «¿Podrías llevar esta carta a la dirección escrita en el sobre?». Como quedaba en su camino, ella accedió.

Entonces la joven partió, volteando antes de doblar en la próxima intersección en caso de que el hombre necesitase algo más; pero lo vio caminando apresurado entre los peatones sin los lentes oscuros y el bastón que antes cargaba. La joven sospechó, naturalmente, y llevó la carta a la policía.

Cuando los oficiales llegaron a la dirección que indicaba el sobre, hicieron un descubrimiento escalofriante: tres carniceros habían estado recolectando carne humana y vendiéndosela a los hambrientos.

¿Y qué había en el sobre que le dio el hombre a la joven? Una nota, que simplemente decía: «Ésta es la última que les mando por hoy».

2. La lista del supermercado

Recibió una llamada de su madre. Debido a que su automóvil había estado en el taller, le pidió que fuera al supermercado a traer algunas cosas por ella. Pan, leche, cereal y pechugas de pollo.

Después de apuntar todo, entró al auto y fue a hacer el recado. La cajera le hizo un comentario extraño:

-No estamos en riesgo de quedarnos sin leche, ¿sabes?

Tras llegar a la casa, llamó a la puerta varias veces. No hubo respuesta, por lo que trató de girar la perilla, pero al comprobar que tenía seguro decidió entrar por la puerta trasera. Dejó la bolsa del supermercado en la mesa de la cocina. Qué raro... parecía que habían seis bolsas más, todas con los mismos productos. En un par de ellas, el pollo y la leche estaban en mal estado. «¡Mamá!», llamó, pero no la oyó responder. Se dirigió a la sala de estar.

Sentada en el sillón, decapitada y con su cabeza colocada perfectamente sobre sus rodillas, estaba su madre.

Como era de esperarse, llamó a la policía, quienes no tardaron en venir a investigar. Los oficiales le informaron que su madre había estado muerta casi por una semana. Además, el psiquiatra de la policía estaba en la escena y le habló después de que tomaron su declaración inicial. Estando sentado en la entrada de la casa, escuchó casualmente la conversación entre el psiquiatra y un oficial.

-No es raro que las personas que padecen de esquizofrenia queden atrapadas en una serie de comportamientos repetitivos.

...Pensó para sí mismo que no podían estar hablando de él. ¿Esquizofrenia? Ni hablar. ¿Comportamiento repetitivo? ¿Acaso pensaban que él había cometido el crimen?

De repente, su celular timbró.

-¿Aló?

-Hola cariño, soy yo. ¿Podrías pasar por el supermercado y traerme unas pechugas de pollo y leche? Ah, y también necesito pan y cereal.

-No hay problema mamá. Iré en un momento.

3. El perro atragantado

Esta leyenda urbana proviene de Sydney, Australia , y cuenta la extraña historia extraña de un perro Doberman que se atraganta. Una noche, una pareja que había estado cenando fuera de casa con unos amigos y que regresa a casa con un par de copas de más encuentran a su perro ahogándose en la sala de estar. El hombre se asustó y se desmayó, pero la mujer decidió llamar a su viejo amigo, un veterinario, y llevó al perro a la clínica veterinaria.

Después de dejar al perro , ella decide volver a casa y cuidar a su marido que está en la cama. Cuando está en casa, comienza a sonar el teléfono. Ella duda si cogerlo, pero decide que debe ser una llamada importante, dado que es tarde. Cuando lo coge, se queda asustada: es su amigo veterinario que le grita histéricamente que salgan ambos de la casa inmediatamente. Así que sin saber qué está pasando, la pareja sale de casa apresuradamente.

A medida que bajan las escaleras, varios policías corren a su encuentro . Cuando la mujer pregunta cuál es el problema , un policía le dice que el perro se estaba atragantando con el dedo de un hombre y que suponen que el ladrón debe estar aún en el hogar. Poco después, la policía encuentra al ladrón bajo la cama del dormitorio.

4. Mira atrás antes de bajar

"...Las señales más obvias suelen ser las más complicadas de entender..."

Una señal está hecha para advertir, pero si hubiera una señal que hiciera lo contrario ¿qué harías?

Supongamos que te subes a un colectivo, es un corto viaje, no más de 15 minutos. Nada fuera de lo común, solo el mismo y monótono paisaje que siempre contemplas día tras día. Cuando estás a punto de quedarte dormido del aburrimiento, te das cuenta que estás a 2 cuadras de la parada en la que tienes que bajar. Te paras y caminas lentamente a la puerta trasera del colectivo... pero hay algo extraño. Encima de la puerta hay una frase "MIRA ATRÁS ANTES DE BAJAR". No es ningún anuncio, es algo que alguien escribió con una fibra. Es bastante vieja, algunas letras se encuentran borrosas, pero se puede entender la frase. Mientras sigues divagando sobre el significado, te encuentras a centímetros del destino de siempre. Atinas a apretar el botón que demuestra tu deseo de bajar y el colectivo aminora su marcha de a poco. Todavía pensando en la llamativa frase, tus pies bajan los escalones hacia la calle. Una vez abajo, sientes un escalofrío que recorre cada parte de tu cuerpo, volteas rápidamente. Mientras el ultimo tramo de la puerta se cierra logras ver una sombra asomándose y mirando hacia ti.

¿Seguirás la señal?

5. Contacto por llamada

Suena mi teléfono.

-¿Aló?

-Aló, ¿Javier?

-Sí, es él. ¿Quién habla?

-Soy yo, ábreme la puerta.

-¿Perdón, quién?

-Soy yo, ábreme la puerta, estoy afuera.

-¿Quién habla?

-Soy yo, ¡ÁBREME LA PUERTA YA! ¡HACE MUCHO FRÍO!

-¿E... Esto es una broma?

-Ábreme la puerta Javier.

-...

-Rápido, hace mucho frío...

Colgué el teléfono. Corrí a la puerta con lágrimas en los ojos. Era realmente increíble, pero en este caso, estaba acostumbrado a ilusionarme con la mayor facilidad.

Abrí la puerta, pero no había nadie allí. Solo sentí una brisa fresca que corrió por todo mi cuerpo.

Estaba realmente triste, más que confundido o asustado, estaba sumamente triste.

Pero también, ¿qué era lo que esperaba? Ella llevaba tres años muerta, ¿realmente esperaba que apareciera en la puerta de mi casa? No lo sé, sólo sé con seguridad que esa era su voz.

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