Eran las ocho y media de la mañana, Luichi se encontraba escondido dentro del arbusto mas grande que había enfrente de la casa del acantilado, tuvo que esperar media hora larga, hasta que el hombre salio de la casa, lo siguió con la mirada hasta perderlo de vista, en ese momento salio de su escondite y corrió hacia el coche abandonado, allá volvió a esconderse, desde allí lo vio meterse en el estanco, cuando salio, el estaba un poco mas cerca, luego en la tienda de comestibles, mas tarde en el kiosco, de allí a la tienda de electrodomésticos, para finalizar en el casino, el chico pensó que era un hombre metodico y monotomo, siempre hacia las mismas cosas, decidió volver a la casa del hombre, para seguir viendo mas cosas e intentar conocerlo mejor, se asomo por el mismo hueco del día anterior, no vio nada nuevo, siguió la valla hasta el final, donde se encontró con el muro de piedra, este daba al acantilado, el muro seguía el acantilado unos cincuenta metros mas el los recorrió, al llegar al final del muro, solo vio un tajo muy profundo y el mar, miro por detrás del muro y vio los cables de la torreta que se perdían dentro del mar, o por lo menos eso parecía ya que un farallón de piedra le cortaba la vista a un par de metros del agua, tampoco podía ver, unos escalones esculpidos en la misma piedra, que llegaba a una pequeña cala, ni la puerta que daba absceso a la casa, eso lo vería mas adelante, le dio la vuelta completa a la casa, por el otro lado, pudo ver que no se había equivocado, las lozas que vio, eran de una piscina, era la piscina mas grande que había visto en toda su vida, era inmensa, no podía calcular ni el largo ni el ancho pero sabia que era una piscina espectacular, se marcho al pueblo y siguió espiando al hombre varios días, sin que modificara ni una sola vez, lo visto el primer dia, el chico se encontraba desilusionado, no sabia como conseguir mas información, solo le quedaba preguntarle a el, pero como lo aria sin que el hombre se diera cuenta que era asediado.
Había estado descargando un barco, que había entrado un poco tarde, miro el reloj y era la una y veinte, pensó que daba igual, pasaría lo mismo que los últimos siete días que había estado vigilando, con todo corrió para ver si llegaba a tiempo, miro dentro del casino y no estaba, fue a la tienda de comestibles y desde la puerta miro dentro, había varias personas dentro y no sabia si el hombre era uno de ellos.
_ Buenas tardes Luichi.
El chico se volvió como si le viera picado una víbora.
_ Ho...hola.
_ ¿Cómo estas? Y la señora Maria ¿Cómo esta con la espalda?
El chico estaba rojo de vergüenza y casi no le salían las palabras.
_ Yo estoy bien y mi madre también gracias.
_ Me alegro de saberlo ya hace tiempo que no la visito, por cierto ¿Podrías echarme una mano?
_ Si claro ¿En que puedo ayudarlo?
_ Veras he comprado un aparato nuevo para la cocina y ahora tengo que recoger la comida y creo que me van a faltar manos ¿Podrías acompañarme hasta casa?
_ Con mucho gusto.
_ Toma esta bolsa, voy a recoger lo demás.
Luichi esta entusiasmado, podría ir con el hasta la casa y con un poco de suerte poder preguntarle algo sobre el. Don José salio de la tienda con dos bolsas mas en la mano en dirección de su casa, el chico se puso a su lado.
_ Los estudios ¿Cómo van?
_ Muy bien he aprobado todo con notable.
_ Me alegro mucho y seguro que tu madre mucho mas, espero que algún día seas alguien y puedas quitarle esa maquina de coser que la esta matando poco a poco.
_ Yo quisiera salir a pescar y ganar dinero para ella, pero no quiere dice que soy pequeño, y no lo soy, mi padre con mi edad ya estaba faenando y ayudando a sus padres.
ESTÁS LEYENDO
la Casa del Acantilado
Teen FictionUn pueblo muy trabajador, un hombre que todo el pueblo adora, quiere... en un pueblo done la mayoría trabaja de la pesca, pero donde hay un secreto bien oculto...un hombre que una vez enamorado estuvo de un ser "especial"....