Capitulo VI

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Don José, salio del casino, sobre las doce y media, y se dirigió a la tienda de electrodomésticos de su amigo Benito, antes, paso por allí y le comento que un vecino muy anciano, se le estaba agotando la vida y quería saber algo mas de el, antes de marcharse para casa.

_ ¿Sabes algo nuevo de Isidoro?

_ Estuvo su nieta aquí esta mañana y dijo, que había tenido una hemorragia, tuvieron que trasladarlo al hospital comarcal, en la ambulancia.

_ Mal asunto ese, una hemorragia con las pocas defensas que tiene ese hombre, es mala señal.

_ Eso mismo le dijeron los médicos esta mañana a su hija.

_ Bueno, mas tarde llamare por teléfono al hospital y preguntare por el.

Marcho de la casa de Benito y recogió los alimentos que la señora Dolores le pidió la noche anterior, marchando para la casa, sabia que el chico ya estaría impaciente, por seguir escuchando la historia de su vida.

Don José llego estando el chico todavía junto a la piscina.

_ Que, ¿Te gusto el vaciado y llenado que tiene la piscina?

_ Es fantástico, la ha llenado en nada de tiempo, trayendo un montón de peces y mariscos, usted no tiene que bajar al mar para pescar, solo con esperar que se llene tiene bastante.

_ La verdad que si, pero jamás me he comido nada de lo que ha venido a parar dentro, me conformo con verlos nadar, es mas reconfortante. Una vez, entro una morena de mas de dos metros, se oculto entre las piedras y en dos días, no dejo nada vivo en toda la piscina, me enfade bastante, pero no pude hacer nada, cuando se vació la piscina, se quedo entre las piedras y volvió a lo mismo, se lo comió todo, tuve que terminar por cazarla, se había habituado a estar quietecita y esperar que la comida pasara por delante, no le apetecía marcharse.

_ ¿Cómo la cazo?

_ Con un anzuelo y una sardina, amarre el sedal a la escalerilla y tire la sardina dentro, por la mañana estaba agotada en el fondo de la piscina, solo tuve que tirar del sedal y devolverla al mar.

_ ¿Por qué no espero con una caña?

_ Como se nota que nunca has pescado una morena, ese animal cuando cae en un anzuelo no puedes estirar de el como si fuera un pez, tienes que esperar que se canse, la morena se mete entre las piedras y mientras mas estires de ella mas fuerte se agarra a las rocas con la cola, solo podrías sacarla partiéndola en dos, y en la mayoría de las veces el anzuelo se parte antes.

_ No sabía eso.

_ Bueno, creo que es hora de pagar la deuda de hoy, guarda las herramientas, te espero en la mesa.

Para cuando volvió el chico, estaban los refrescos preparados encima de la mesa, el hombre saco de nuevo el cronometro y lo puso en su lugar, una vez todo preparado comenzó el relato.

_ Si no recuerdo mal, me quede en el día que vi el extraño pez.

_ Si, aunque no me dijo nada de extraño.

_ Cierto, no dije ayer nada de que fuera extraño, pero si lo era, estuve varias noches intentando no llorar, no se si fue, a la cuarta noche o a la quinta, escuche aquel chapoteo fuera de lugar, mire hacia el sitio de siempre y por fin lo vi , era un pez grandísimo, y solo vi el tamaño de su cola, no pude ver la cabeza del animal, solo la cola y las escamas, eran como las de la dorada, pero de dos centímetros cada una, estuve toda la noche intentando de verlo de nuevo, fue imposible, volví muchas noches, en ninguna tuve suerte, hasta que empecé de nuevo a mi anterior rutina, llorar como un niño chico. Una noche, estaba con la cabeza metida entre las rodillas, cuando escuche que alguien me siseaba, mire hacia el acantilado y no vi nadie, volví ha escucharlo, me aclare las lagrimas y gire la cabeza de nuevo hacia tierra, cuando volvía la mirada hacia el mar fue cuando la vi.

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⏰ Última actualización: Jun 22, 2015 ⏰

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