Algunas veces el amor es negado desde el nacimiento, así que cuando lo tienes al frente puede ser difícil reconocerlo. Jack Hanma cargaba con una promesa de venganza sobre sus hombros, Yumi Hanayama traía consigo el peso de su apellido. Ambos eran d...
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La misma noche que se vieron, Yumi recibió un mensaje a su celular, lo único que decía era: Este es mi número, Jack. Indecisa pasó unos minutos pensando en que responder hasta que se decidió:
"Gracias por la tarde de hoy, Kaoru habló con papá y estoy en mi apartamento de nuevo, mañana abriré el restaurante, aunque no sé si pueda atender gente todavía"
Algunos minutos pasaron y no recibía respuesta, desanimada iba a dejar el celular de lado cuando entró una llamada
— Hola Yumi
— Hola Jack, creí que te habías dormido
— No me gustan estos aparatos, tienen teclas muy pequeñas, incompatibles con mis dedos
Yumi suelta una carcajada de tan solo imaginarlo
— No te burles Hanayama
— Lo siento, no imaginé que las teclas fueran un problema, supongo que de ahora en adelante te llamaré... Suenas cansado, ¿estás bien?
— Sí, no es nada... oye... me gustó verte hoy
— A mí también
— Recuerda que tienes una deuda
— Lo sé, tal vez mañana podamos almorzar juntos, tengo que reabastecer el restaurante, pero en la tarde podría preparar algo
— No quiero ser una molestia
Ella no sabía cómo convencerlo sin sonar atrevida, realmente quería verlo de nuevo
— Pero quiero verte – continuó él – podría llevar unas cuantas pizzas
Yumi sonrió y él sin tenerla de frente tenía la certeza de que estaba sonriendo
— Eso suena bien
— Nos vemos mañana, buenas noches
— Buenas noches
Jack se sentía diferente, esa emoción era nueva, pero para nada desagradable, Kaoru tenía razón con él, a sus veintiséis años no es que hubiera estado con muchas mujeres, no era su prioridad, pero en su momento ni una sola despertaba un interés verdadero, ahora, con esa chica que parecía tan frágil sentía que verla de nuevo era una clase de buena fortuna. Yumi también se sentía feliz, que la visitara de nuevo la emocionaba como nunca antes, tener a alguien en su vida completamente ajeno a su mundo le daba un respiro de la rutina en la que vivía y eso era algo que agradecía.
Al siguiente día Yumi tuvo un día ajetreado, tirar todos los productos echados a perder, limpiar, volver a recibir mercadería, pero entre más se acercaba la tarde, más emocionada se sentía. Al ser las dos, Jack se acerca con cuatro cajas de pizza en sus manos, ve a los hombres postrados al frente del local y les habla