Shape of feelings

Capítulo Uno

Nunca había logrado comprender plenamente la complejidad de la psicología humana. ¿Cómo es posible que existan individuos con personalidades similares a pesar de tener entornos diversos? ¿O aquellos que son criados por las mismas personas pero desarrollan características completamente distintas?

Disfrutaba observar. Disfrutaba estar en su pupitre mirando los delicados movimientos de su maestra de inglés, la inteligencia natural de su maestro de matemática. Algo que siempre le apenaba aceptar era que a veces miraba hasta los pequeños detalles de las personas. El pequeño lunar adornando la mejilla moviéndose cada vez que hablaba su maestra de inglés o los constantes pero muy pequeños ataques de ansiedad de su maestro de matemática. Estaba casi seguro que el profesor creía que nadie lo notaba y no estaba en un error, el de verdad sabia disimular, pero para su ojo era muy visible.

Incluso le extrañaba que nadie más lo notara cuando era obvio. ¿A caso solo él podía notar esas cosas?

Cerró su libro de matemática y lo metió en su mochila. Recargó el codo en el pupitre, poniendo su mentón en la palma de la mano, mirando por el ventanal del salón desinteresadamente. Era temporada otoñal, hacía mucho viento y las hojas caían por todos lados. No le gustaba que, al salir de clases, había que atravesar esa laguna de hojas secas; odiaba que el viento fuera lo suficientemente fuerte para despeinarle el cabello o tener que entrecerrar los ojos porque el polvo iba en todas direcciones.

"Hey, freak, ¿Qué tanto miras a la ventana? ¿A caso te quieres suicidar?"

Ushijima no dejó de mirar al ventanal, entendió con el tiempo que era mejor cuando ignoraba ciertos aspectos que no eran relevantes en su vida.

"¡HEY, MIRAME CUANDO TE HABLO!" el chico golpeó fuertemente su mesa, sorprendiéndolo.

Todo su cuerpo se tensó, pasó saliva pero siguió ignorando al chico.

"Creo que ya te escuchó." Ushijima volteó extrañado por la sorpresiva interrupción. "Claramente no vales ni la mitad de su tiempo, querido, ve a molestar a alguien que esté dispuesto a sacrificar el recurso más valioso del ser humano." Un joven de cabellos rojos puntiagudos, ojos grandes y redondos llamó su atención, más porque no parecía una persona que comúnmente veía. El hombre tenía unas grandes ojeras de bajo de los ojos, era delgado, muy alto, ya que el chico que lo molestaba tenía que mirar para arriba porque fácilmente le sacaba una cabeza. Muy atlético, se podía notar que era deportista, pero las ojeras y su cuerpo era algo que no encajaba. Comúnmente los deportistas tienen ciertas horas de descanso obligatorias y esta persona parecía que no dormía ni un gramo.

"¿Quién mierda te crees que eres? Eres nuevo en la escuela y ya estás buscando problemas, bastardo." Lo retó encarándolo.

"Oh, ya veo." El chico pelirrojo lo miró de arriba abajo. "¿sabes por qué estoy a medio año escolar en una escuela así de prestigiosa? Te prometo que no fue por mis buenas notas, querido."

Ushijima estaba muy confundido, por más que miraba al pelirrojo hablar, no aparecía la claridad de cuando miraba a otras personas. Por ejemplo, Rin, su bulliador, mostraba sus problemas familiares por sus conductas agresivas y sus constantes moretones en el cuello. Podía mirar sus inseguridades por su lenguaje corporal tratando de reflejar que él podía con todo. Su complejo de inferioridad por como trataba a los demás, su autoestima destruida por sus múltiples relaciones fracasadas.

Pero al pelirrojo no lograba leerlo ni un poquito.

"No me digas, eres hijo de sicarios." Se burló.

"Una llamada y tu hermana desaparece." Sentenció.

"¿Cómo mierda sabes que tengo una hermana?" su voz tembló, dio varios pasos para atrás con miedo.

El pelirrojo levantó una ceja. "Déjalo en paz."