Capítulo Dos

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Tendo Satori era una persona muy energética, problemática y hambrienta. En cualquier aspecto.

Todos los días, durante dos semanas estuvo yendo al salón de Ushijima a prácticamente acosarlo.

Ushijima extrañaba su soledad en los primeros días, pero ahora ya no recordaba que se sentía estar tranquilo, lo único que recordaba era el día anterior, donde Tendo lo invitaba a todos los lugares visitables en Miyagi, a lo que Ushijima siempre decía que no. Al inicio era un rechazo cortés con excusa incluida, pero conforme fue pasando el tiempo, ya era un rotundo y cortante no.

"USHIJIMAAAA, vamos al bolicheeeeee."

La puerta de su salón fue abierta fuertemente, con el pelirrojo energético detrás de ella. "Encontré este lugar que creo que te gustaría, aparte, tengo sin jugar boliche desde, ¿hace dos años? No recuerdo." Se sentó en el pupitre vacío en frente del castaño.

"No."

Su cara se convirtió en la de un niño rogando por un dulce. "Tiene que llegar un punto donde me aceptes, soy nuevo en la ciudad y tú eres mi único amigo. Sin dejar de lado que soy estúpidamente millonario." Tendo guiñó el ojo. "Puedo cumplirte cualquier capricho que desees."

"Entrar a la universidad con excelencia académica, un puntaje excelente y beca podríamos negociar ir a la maquina dispensadora por un jugo." Sentenció. "Lo de ir juntos está en debate."

"Lo tienes." Tendo chasqueó los dedos. "Mi papá conoce de años al director de la universidad de Kyoto, a parte, Ron su hijo es como mi hermano." Sacó su celular y marcó a llamar.

"¿A quién llamas?"

"A quien más ¡a Ron! Le pediré el examen así solo tendrás—oh, ¿hola? ¿Ron? ¿¡Cómo estás hombre!? ¡Tengo tiempo sin saber de ti!"

"¡No, Tendo! Mierda." Ushijima se acercó rápidamente al pelirrojo y le quitó el celular colgando al instante.

"Acepta salir conmigo una vez, si no te gusta entonces mantendremos nuestra relación meramente académica." Jaló su antebrazo, acercándolo.

"No tenemos otro tipo de relación." Ushijima se soltó del agarre y se sentó en su banca nuevamente. "A parte, los exámenes para la universidad son dentro de seis meses, no hay tiempo que perder."

Tendo se sentó en el pupitre de adelante. "Creo que a veces se te olvida que eres el mejor de toda la generación y aunque no entres a la universidad de tu sueños, cosa que dudo, cualquier otra universidad estaría agradecida de tenerte con ellos. Decir que tienes al mejor estudiante de Shiratorizawa es algo de presumir, si me permites mencionarlo."

Ushijima miró por la ventana. Su mirada se relajó de a poco.

"¿Eso es un sí, verdad? ¡SIIIII!" Se levantó del pupitre y caminó hasta la puerta. "Paso a tu casa a las cinco, ponte guapo, bueno, más guapo, ADIOOOOS, me voy antes de que te arrepientas." miró como lo único que se asomaba por la puerta era su mano despidiéndose.

"¿Cómo mierda sabe dónde vivo?" soltó en voz baja. "Malditos millonarios."

Soltó un suspiro de cansancio, Tendo de verdad le robaba toda la pila social que tenía y definitivamente su pila era igual a la de un iPhone.

Volvió a su estudio y escuchó a lo lejos.

"Siempre viene ese pelirrojo a visitarlo, ¿serán novios?" las chicas rieron disimuladamente. "Pues claro, no creo que ninguna mujer se fije en un freak como ese."

Freak. Siempre era lo mismo. Siempre se sentía como uno. La primera vez que lo habían llamado así, fue en primaria, era porque no hablaba lo suficiente, no socializaba, no participaba más de lo debido, era reservado, calmado y nada problemático.

A lo mejor algo imprudente.

Su error fue hacer un comentario casual de los traumas que tenía una niña en su salón.

"Hey Betty, ¿tu papá es alcohólico, verdad?"

"¿Cómo sabes?" la niña se asustó y dio muchos pasos para atrás. "Eres un freak, Ushijima, metete en tus propios problemas."

En ese momento el no entendía que había hecho mal, solo había intentado socializar con una niña que le gustaba, pero ella solo lo había tratado como si de verdad fuera un raro.

En ese momento había decidido no volver a hablar a menos que alguien le preguntara algo. Gracias a eso, desarrolló la visión analítica hacia las personas, pensaba miles de escenarios donde él hablaba con gente a la que le podía agradar, pero nunca hizo nada, siempre se quedaba observando y haciendo apuestas con el mismo de las personas que al final iban a terminar siendo amigos o enemigos, la mayoría de veces acertó. 

Shape of feelingsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora