Capítulo 1 : Vínculos escritos

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Joyce no entendía cómo había pasado de estar en completa soledad durante dos años a tener un amigo al cual le importaba de un día para otro. Aunque a una parte de ella le encantaba la idea, a la otra le daba confusión y conflicto, no sabía si podía confiar realmente en él, pues era sobrino de quien la buscaba para hacerle quién sabe qué cosas.

- Él es un niño agradable, pero... ¿Puedo confiar en él? - es interrumpida.

- ¡Hola, Joyce! - dijo el mayor sorpresivamente, haciendo que Joyce se sobreexaltara y se pusiera nerviosa- ¿Hablando sola, eh?

Caleb la miró, le sorprendía y angustiaba ver a Joyce tan alerta.

- ¿Por qué te pones tan nerviosa? No voy a hacerte daño, solo quería verte y platicar o hacer algo de amigos contigo... de hecho, quería hacer algo que he visto que otros niños hacen con sus amigos.

Joyce lo miró de una manera más serena y cuestionó:

- ¿Cosas de amigos? - preguntó la menor- ¿Desde cuándo somos amigos?

- Ayer, ¿recuerdas?, hablamos un rato y nos volvimos amigos - dijo demasiado entusiasmado sacando un cuaderno y una pluma.

- ¿Para qué es eso? - dijo empezando a sentirse incómoda.

- Bueno, ya que preguntas, es un cuaderno donde podemos escribir nuestro día a día como amigos, como un diario compartido.

- Pero... yo no soy tu amiga.

- Claro que sí - dijo extendiendo el cuaderno- Vamos, no me dejes así.

Joyce lo miró incómoda.

- Yo... ahh...

Joyce no sabía qué responder a eso, estaba dudosa, sin embargo, Caleb seguía demasiado entusiasmado por la idea de ser amigo de Joyce, tenía una gran sonrisa en su rostro. La menor suspiró antes de responder.

- Está bien, ¿qué quieres que haga?

- Bueno, solo tienes que escribir lo que piensas, qué cosas te agradan de mí, cosas de tu vida, gustos, cosas básicas de una persona y después yo escribo lo mismo - dijo dándole el cuaderno y el bolígrafo a Joyce.

Joyce tomó el cuaderno y el bolígrafo, abrió el cuaderno y se quedó en duda. Caleb miraba atentamente, esperaba que Joyce anotara algo.

- ¿Puedes dejar de mirarme?, me incomodas demasiado.

- Y-yo lo siento, me iré un rato a sentar en esa roca - dijo alejándose.

Joyce pasó varios minutos con el cuaderno, movía el bolígrafo, al pasar los minutos ella devolvió el cuaderno a Caleb, quien entusiasmado lo tomó e inmediatamente hojeó, sin embargo, su felicidad pasó a desilusión al ver las hojas vacías.

- Pero... No escribiste nada - dijo en un tono triste.

Joyce no respondió, se colocó de espaldas a él. Caleb miró con desilusión a otro lado.

- Si no quieres ser mi amiga, no tengo problema, no puedo obligarte, solo... - Caleb hizo una pausa buscaba la atención de la menor- Solo creí que podías ser mi amiga, ¿sabes? En ti veo una buena persona, una persona que puede ser interesante y amigable a la cual simplemente han dañado. No sé mucho de ti realmente, pero me agradas...

Caleb se dio la vuelta, la desilusión y tristeza en él eran evidentes.

- Cuídate, Joyce - dijo el mayor y se fue, mientras unas cuantas lágrimas escapaban de sus ojos, caminaba rápido intentando olvidar esa situación la cual lo hizo sentir mal.

Joyce, por su parte, ahora se sentía mal por el mayor, pero también le quedó demasiado claro que él solo quería alguien con quien jugar y compartir su vida, o bueno, lo muy poco que él vivía en libertad. Entre conflicto interno y algo de orgullo de su parte, decidió ir tras él, pues si algo le habían enseñado sus padres era pedir disculpas al hacer algo... realmente ella no recordaba para qué eran las disculpas de manera exacta, pero sabía que debía pedir una.

Caleb se había escondido detrás de un grupo de árboles, lloraba en silencio abrazando el cuaderno. ¿Por qué todos le trataban de una manera tan cruel? Él solo quería amor y una amistad, alguien con quien jugar, reír y compartir sus aflicciones. Era solo un niño de 10 años al final de cuentas, independientemente de lo que tenía que hacer.

Joyce, con cautela, se acercó y se puso frente a Caleb.

- Oye... ¿Me disculpas? - dijo en un tono nervioso.

Caleb se secó las lágrimas rápidamente y se levantó, tenía la intención de que nadie notara que estuvo llorando, sin embargo, era demasiado evidente. Caleb miró a Joyce de manera triste y molesta.

- No, no quiero - dijo dando la espalda a la menor.

Joyce suspiró, sintiendo un nudo en la garganta. Decidió ser honesta consigo misma y con Caleb.

- Caleb, lo siento. No quería herirte. No entiendo mucho realmente, pero estoy dispuesta a intentar esta amistad. Déjame escribir algo en el cuaderno.

Caleb, aunque aún se mostraba molesto, asintió con resignación. Joyce tomó el bolígrafo y comenzó a plasmar sus pensamientos en el cuaderno, tratando de expresar sus sentimientos y darle una oportunidad a esa extraña conexión que surgía entre ellos.

Pasó varios minutos escribiendo, mientras Caleb fingía no mirar, aunque sí lo hacía, giraba rápidamente al ver que Joyce le observaba. Al terminar, ella le devolvió el cuaderno a Caleb, quien le miró con ojos lagrimosos. Joyce, sintiendo pena por él, le secó las lágrimas con su playera, haciendo que Caleb se sonrojara.

Caleb hojeó el cuaderno, esta vez sí había cosas escritas. La letra era poco legible, pero Caleb estaba feliz de que Joyce hubiera hecho eso. El mayor le lanzó una sonrisa de oreja a oreja a la menor, quien correspondió de manera nerviosa.

Posterior a eso, Caleb comenzó a escribir en la libreta. Tardó 20 minutos escribiendo todo, todo lo que él veía en la menor, pasándole la libreta para que lo leyera.

La menor leyó las cosas lindas que Caleb había escrito de ella. Aunque le costaba trabajo creerse los halagos de Caleb, también logró entender mejor lo que él veía en ella, lo que ella quería escuchar hace tiempo pero nadie le decía.

Joyce había encontrado amistad sincera en Caleb, una amistad que probablemente sería duradera, que nunca la defraudaría, que nunca la lastimaría. Ese día, Joyce encontró alguien en quien apoyarse, con quien sentir seguridad y disfrutar la vida. Alguien con quien podría ser recíproca y ser quien era realmente sin temor.

Caleb le miró, sus ojos reflejaban la ternura y alegría en él. Al sentir demasiada emoción, Caleb intentó abrazarla.

-¿Puedo abrazarte? -dijo con alegría el mayor.

-No, no puedes -dijo inmediatamente la menor.

-Oh... está bien...

Caleb miró hacia la ciudad que era visible desde el sendero. Suspiró sabiendo las consecuencias que le esperaban en el castillo con su tía.

Joyce le observó.

-¿En qué piensas?

-Nada importante, ¿quieres jugar? -dijo intentando cambiar de tema-.

-¡Si!

Las horas pasaron,los menores jugaban y el sol empezaba a ocultarse,Caleb tenía que irse, realmente el no quería problemas con su tía, aunque seguramente los tendría.

-Tengo que irme ya,pero nos vemos mañana Joyce-Dijo Caleb mientras recogía el cuaderno y el bolígrafo.

-Si,nos vemos mañana amigo-Dijo la menor mientras sonreía dulcemente a Caleb.

Caleb correspondió la sonrisa mientras se iba de manera apresurada...

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⏰ Última actualización: Dec 31, 2023 ⏰

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